*Abraham, nuestro Padre en la Fe. Este título, tomado de una expresión que aparece en la liturgia (cf. Plegaria Eucarística I *y de todos los aquí reunidos, cuya fe y entrega bien conoces;… indica la importancia de la figura de Abraham no sólo para el pueblo de Israel, sino también para nosotros cristianos.
En el libro del Génesis nos muestra cómo Dios toma la iniciativa de la salvación irrumpiendo en la historia de los hombres, y lo hace eligiendo a un hombre, Abraham, en el cual
«serán bendecidas por ti todas las familias de la tierra» Gen 12, 3.
Dios hace un pacto con Abram:
“Tu ya no te llamaras Abram = padre excelso, sino Abraham = padre de excelsa muchedumbre, porque te he hecho padre de muchas naciones”. El cambio de nombre significa que iba a tener una misión.
El santo patriarca Abraham es el padre del pueblo escogido por Dios; en él comienza la historia de la intervención amorosa de Dios para la salvación de la humanidad entera de las tremendas consecuencias del pecado original cometido por nuestros primeros padres Adán y Eva.
Abraham obedece y se fía. Es el padre de la fe, obedeció y creyó, al Dios que llama, Abraham responde obedeciendo, al Dios que promete responde con un acto de fe.
Llama profundamente la atención cómo reacciona ante la llamada de Dios…Génesis. 12,4
*La fe de Israel. Moisés le decía a Dios:
“Óyeme Señor nunca he sido de fácil palabra”.-YO estaré en tu boca y te enseñaré lo que has de hablar”.
El pueblo de Israel tuvo fe en Dios a través de Moisés que acepta la misión. Varias veces caen en la idolatría y regresan a escuchar la palabra.
Así nosotros en muchas ocasiones flaqueamos y nos volvemos a levantar. Debemos mantenernos firmes en nuestra fe.
*La plenitud de la fe cristiana. Quien cree en Cristo según la fe de los Apóstoles, es un cristiano y recibimos la fe en el bautismo como semilla. El bautismo borra el pecado original, nos da la fe y la vida divina, y nos hace hijos de Dios. Nacemos a la vida de Dios, a la vida espiritual, al recibir el Bautismo.
El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue instituido por Cristo. Él le dio el mandato a los apóstoles de
“ir y bautizar” a todas las creaturas.
Toma posesión del alma y comienza a santificarnos. Jesús da la gracia y nos pide una respuesta libre.
El cristiano católico acepta la plenitud de la fe revelada por Cristo y contenida en el magisterio de la Iglesia Católica, participa de los sacramentos y reconoce la autoridad de los obispos unidos al Santo Padre.
*La salvación mediante la fe. Por esta bondad inmerecida, en verdad, ustedes han sido salvados mediante fe; y esto no debido a ustedes: es dádiva de Dios. No, no es debido a obras, a fin de que nadie tenga base para jactarse. Efesios 2:8, 9.
Somos salvos mediante fe, que es un “regalo” de Dios, no mediante obras para que nadie pueda gloriarse. ¿Significa eso que para ser salvo no necesitamos las obras?
Nos dice la Biblia:
Nos salvó, (Dios) no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo. Tito 3:5
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras..? ¿Podrá la fe salvarle..? (....)..? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta. Santiago 2:14,26
Pero al que obra no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Romanos 4:4-5
Sin fe no hay salvación.
*La forma eclesial de la fe. La fe cristiana nos ofrece la verdad como camino, y sólo por ese camino se convierte en verdad de los hombres. La verdad como puro conocimiento, como pura idea, es inoperante. Será la verdad de los hombres en cuanto camino que ellos mismos reclaman, pueden y deben recorrer. Por eso son esenciales en la fe la profesión, la palabra, la unidad que opera, la participación en el culto divino de la asamblea y, por fin, la comunidad llamada Iglesia. La fe cristiana no es una idea, sino vida; no es espíritu para sí, sino encarnación, espíritu en el cuerpo de la historia y en el nuestro. No es mística de la auto identificación del espíritu con Dios, sino obediencia y servicio: superación del todo mediante lo que yo no puedo ni hacer ni pensar.
La Iglesia la formamos todos los bautizados y tenemos que dar testimonio de fe, con nuestras obras.
Hagamos nuestra Profesión de Fe, todos los días, en un
“sí”. ¡¡¡Si Creo!!!“Enseñar a alguien para traerlo a la fe es tarea de todo predicador e incluso de todo creyente”. Santo Tomás de Aquino