RECUERDA QUE UNICAMENTE EN ESTE TEMA SE ESCRIBEN LAS RESPUESTAS A LA SESIÓN 4. SI SE ABREN OTROS TEMAS CON LAS RESPUESTAS, ÈSTAS SERÁN BORRADOS. GRACIAS POR SU COMPRENSIÓN.
El objeto esencial y primordial de la catequesis y la enseñanza religiosa, es “el misterio de Cristo”. Se trata de descubrir en la persona de Cristo el designio eterno de Dios que se realiza en Él. Se trata de procurar comprender el significado de los gestos y de las palabras de Cristo, los signos realizados por Él mismo, pues ellos encierran y manifiestan a la vez su Misterio. En este sentido, el fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo: sólo Él puede conducirnos al amor del Padre en el Espíritu y hacernos partícipes de la vida de la Santísima Trinidad. En la catequesis y enseñanza religiosa, el cristocentrismo significa también que a través de ella se transmite no la propia doctrina o la de otro maestro, sino la enseñanza de Jesucristo, la Verdad que Él comunica o, más exactamente, la Verdad que Él es. 11
El hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la Revelación es el fundamento del «cristocentrismo» de la catequesis: el misterio de Cristo, en el mensaje revelado, no es un elemento más junto a otros, sino el centro a partir del cual los restantes elementos se jerarquizan y se iluminan. 12
La referencia a Jesucristo enseña de hecho a discernir los valores que hacen al hombre, y a los contravalores que lo degradan.
INTRODUCCIÓN Del conocimiento amoroso de Cristo es de donde brota el deseo de anunciarlo, de “evangelizar” y de llevar a otros al “sí” de la fe en Jesucristo y al mismo tiempo se hace sentir la necesidad de conocer siempre mejor esta fe.
Dios ha dispuesto que la Revelación se transmita a todos los pueblos, a todas las generaciones, y permanezca íntegra para siempre. Este mandato lo realiza la Iglesia mediante la Evangelización.
LA REVELACIÓN DEL DESIGNIO AMOROSO DE DIOSLa Constitución Dei Verbum del Concilio Vaticano II ha descrito la Revelación como el acto por el cual Dios se manifiesta personalmente a los hombres. Dios se muestra, en efecto, como quien quiere comunicarse a Sí mismo, haciendo a la persona humana partícipe de su naturaleza divina. Es así como realiza su designio de amor.
Este designio amoroso del Padre, revelado plenamente en Jesucristo, y que se realiza con la fuerza del Espíritu Santo, lleva consigo:
• La Revelación de Dios, de su <>, así como de la verdadera vocación y dignidad de la persona humana, pues en un acto de pura bondad ha creado libremente al hombre para que tenga parte en su vida bienaventurada.
• El ofrecimiento de la salvación a todos los hombres, como don de la gracia y de la misericordia de Dios, que implica la liberación del mal, del pecado y dela muerte.
• La definitiva llamada para reunir a todos los hijos dispersos en la familia de Dios, realizando así entre los hombres la unión fraterna.
Para que esta llamada resuene en toda la tierra, Cristo envió a los apóstoles que había escogido, dándoles el mandato de anunciar el evangelio: “ Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. (MT 28, 19-20). Fortalecidos con esta misión, los apóstoles “salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban” (MC 16, 20).
Este tesoro recibido de los apóstoles ha sido guardado fielmente por sus sucesores, quienes con la ayuda de Dios han acogido el llamamiento de Cristo y han respondido libremente a ella, se sienten por su parte ungidos por el amor de Cristo a anunciar por todas partes ene l mundo la Buena Nueva, pero no solo ellos, pues todos los fieles son llamados a transmitirlo de generación en generación, anunciando la fe, viviéndola en la comunión fraterna y celebrándola en la liturgia en la oración (Cfr. Hch 2, 42).
QUÉ ES LA CATEQUESIS Catequesis es el proceso de educación de la fe. Se diferencia del *kerigma en que éste es un primer anuncio gozoso, en tanto que la catequesis es formación sistemática y completa, según el nivel de las personas.
He aquí una definición descriptiva de la catequesis: “Es una etapa (o periodo intensivo) del proceso evangelizador, en la que se capacita básicamente a los cristianos para entender, celebrar y vivir el evangelio del reino, al que han dado su adhesión, y para participar activamente en la realización de la comunidad eclesial y en el anuncio y difusión del evangelio. Esta formación cristiana, integral y fundamental, tiene como meta la confesión de fe”.
En un sentido más específico, globalmente, se puede considerar aquí que la catequesis es una educación en la fe que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana y la madurez en la fe (CT 18).
En esta tarea, la Iglesia, aun conteniendo en sí permanentemente la plenitud de los medios de salvación, actúa según un proceso gradual estructurado en etapas progresivas (Cfr. EN 52).
a. Primera evangelización:La primera evangelización fue la gran tarea de los primeros Apóstoles. Y al núcleo del mensaje salvador que ellos predicaban lo llamamos “kerigma”.
Es la primera presentación del mensaje evangélico y tiene por objetivo provocar la conversión a Cristo. Es obvio que esta tarea se realiza sobre todo en las tierras de misión. Pero no es excluyente porque también hay muchos bautizados en ambientes tradicionalmente cristianos que nunca se han planteado personal y seriamente seguir a Cristo o no. Por eso, también se puede hablar de una primera evangelización para los bautizados que necesitan hacer una opción consciente y, por lo tanto por primera vez, por Cristo.
Así pues el primer anuncio se dirige a los no creyentes y a los bautizados que de hecho viven en la indiferencia religiosa, asumiendo la función de anunciar el evangelio y llamar a la conversión.
b. Catequesis: los que optan por el evangelio necesitan completar o restructurar su iniciación en la fe y en la vida cristiana en otro ministerio de la palabra. Y esta actividad es precisamente la catequesis, cuyo objetivo es la profundización en el mensaje evangélico integral, hasta llegar a la madurez en la fe.
La catequesis distinta del primer anuncio del Evangelio promueve y hace madurar esta conversión inicial educando en la fe al convertido e incorporándolo a la comunidad cristiana. De hecho es la que pone los cimientos de la fe (DGC 61), pero va más allá “es una formación orgánica y sistemática de la fe; más que una enseñanza es un aprendizaje de toda la vida cristiana, una iniciación cristiana integral que propicia el auténtico seguimiento de Jesucristo centrado en su persona.
La catequesis como formación básica esencial, es una forma de evangelizar que se centra en el núcleo de la experiencia cristiana, en las certezas más básicas de la fe y en los valores evangélicos fundamentales (DGC 67). Ciertamente tiene su estilo propio, sus tiempos y lugares, su pedagogía y sus métodos, pero siempre para servir a la transmisión de la fe de la Iglesia.
c. Predicación: Es la acción pastoral que tiene por objetivo la educación permanente en la fe de los fieles cristianos ya maduros e integrados en el seno de la comunidad (cfr. DGC 47-49).
Su objetivo es ayudar a vivir con intensidad la celebración litúrgica o el proceso de conversión que se está experimentando en el presente. Por eso, si bien es verdad que la predicación en la liturgia y en los momentos de oración sirven para profundizar en la fe, no se deben convertir en catequesis, aunque tengan su dimensión educadora de la fe.
Estas diferentes actividades que realiza la Iglesia para enseñar, nos hace ver cómo la catequesis no es igual a la evangelización, sino que es una parte de ella. La catequesis ayuda mucho. Pero no se puede quedar la evangelización en la sola profundización del mensaje evangélico.
La catequesis es una acción esencialmente eclesial. El verdadero sujeto de la catequesis es la Iglesia que, como continuadora de la misión de Jesucristo Maestro y animada por el Espíritu, ha sido enviada para ser maestra de la fe. Realizada en unión con la comunidad eclesial, el anuncio no es asunto personal, sino unido a la actividad misional de toda la Iglesia (RM 45) es el resultado del unánime esfuerzo misionero de todo el pueblo de Dios.
Por ello, la Iglesia, imitando a la Madre del Señor, conserva fielmente el evangelio en su corazón, lo anuncia, lo celebra, lo vive y lo transmite en la catequesis a todos aquellos que han decidido seguir a Jesucristo.
LA CATEQUESIS TRANSMITE LA REVELACIÓN CON HECHOS Y PALABRAS Dios, en su inmensidad, para revelarse a la persona humana, utiliza una pedagogía, se sirve de acontecimientos y palabras humanas para comunicar su designio.
De igual manera, también la evangelización, que transmite al mundo la Revelación, se realiza con obras y palabras, pues es, a un tiempo, testimonio y anuncio, palabra y sacramento, enseñanza y compromiso.
La catequesis, poro su parte, transmite los hechos y las palabras de la Revelación: debe proclamarlos y narrarlos y, al mismo tiempo, esclarecer los profundos misterios que contienen. Aún más, por ser la Revelación fuente de luz para la persona humana, la catequesis no sólo recuerda las maravillas de Dios hechas en el pasado sino que, a la luz de la misma Revelación, interpreta los signos de los tiempos y la vida de los hombres y mujeres, ya que en ellos se realiza el designio de Dios para la salvación del mundo.
Por eso, cuando la catequesis hace suyo el proyecto Dios y lo propone a los creyentes para que lo asuman como criterio fundamental de su vida, actualiza en cada época y en cada circunstancia la única y definitiva Revelación de Dios.
Situación de la catequesis: vitalidad y problemas La fuente de donde la catequesis toma su mensaje es la misma palabra de Dios:
La catequesis extraerá siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios, transmitida mediante la Tradición y la Escritura, dado que la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el único depósito sagrado de la Palabra de Dios confiado a la Iglesia.
Este depósito de la fe es como el arca del padre de la casa, que ha sido confiado a la Iglesia, la familia de Dios, y de donde ella saca continuamente lo viejo y lo nuevo. Todos los hijos del Padre animados por su Espíritu, se nutren de este tesoro de la Palabra. Ellos saben que la Palabra de Dios es Jesucristo, el Verbo hecho hombre y que su voz sigue resonando por medio del Espíritu Santo en la Iglesia y en el mundo.
La Palabra de Dios, por admirable condescendencia divina, se dirige y llega a nosotros a través de obras y palabras humanas, a la manera como un día el Verbo del Padre eterno, al tomar la carne de la flaqueza humana, se hizo semejante a los hombres. Sin dejar de ser Palabra de Dios, se expresa en palabra humana. Cercana, permanece sin embargo velada. Por eso la Iglesia guiada por el Espíritu, necesita interpretarla continuamente y, al tiempo que la contempla con profundo espíritu de fe, la escucha piadosamente, la custodia santamente y la anuncia fielmente (DV 10).
La palabra de Dios fuente de la catequesis contenida en la Sagrada Tradición y en la Sagrada Escritura:
• Es meditada y comprendida cada vez más profundamente por el sentido de la fe de todo el Pueblo de Dios, bajo la guía del Magisterio, que la enseña con autoridad.
• Se celebra en la liturgia, donde constantemente es proclamada, escuchada, interiorizada y comentada.
• Resplandece en la vida de la Iglesia, en su historia bimilenaria, sobre todo en el testimonio de los cristianos, particularmente de los santos.
• Es profundizada en la investigación teológica, que ayuda a los creyentes a avanzar en la inteligencia vital de los misterios de la fe.
• Se manifiesta en los genuinos valores religiosos y morales de los pueblos y culturas que, como semillas de la Palabra, constituyen ya una preparación para el Evangelio.
Las fuentes de la catequesis tienen cada una su propio lenguaje, que queda plasmado en una rica variedad de documentos de la fe.
La catequesis es tradición viva de esos documentos: perícopas bíblicas, textos litúrgicos, escritos de los Padres de la Iglesia, formulaciones del Magisterio, símbolos de la fe, testimonios de santos, reflexiones teológicas.
La fuente viva de la Palabra de Dios y las fuentes que de ella derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios para transmitir su mensaje a todos aquellos que han tomado la decisión de seguir a Jesucristo. (Cfr. DGC 94-96).
Cristo centro de la catequesisJesucristo no sólo transmite la Palabra de Dios, Él es la Palabra de Dios. Por eso la catequesis –toda ella—está referida a Él.
En la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca.
En consecuencia, lo que caracteriza al mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el cristocentrismo, que debe entenderse en varios sentidos:
• Cristocéntrico: Significa que en el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. En realidad la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo: todo lo demás en referencia a Él. Lo que busca es propiciar el seguimiento de Jesucristo, la comunión con Él: cada elemento del mensaje tiende a ello.
• Histórico: Significa que Cristo está en el centro de la historia de la salvación, que la catequesis presenta. Él es, en efecto, el acontecimiento último hacia el que converge toda la historia salvífica. Él, venido en la plenitud de los tiempos (Ga 4, 4), es la clave, el centro y el fin de toda la historia humana. El mensaje catequético ayuda al cristiano a situarse en la historia, y a insertarse activamente en ella, al mostrar cómo Cristo es el sentido último de esta historia.
• Sobrenatural: Significa, que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino de la Palabra de Dios. La Iglesia, y en su nombre todo catequista, puede decir con verdad: Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado (Jn 7, 16). Por eso, lo que transmite la catequesis es la enseñanza de Jesucristo, la verdad que Él comunica o, más exactamente, la verdad que él es. El cristocentrismo obliga a la catequesis a transmitir lo que Jesús enseña acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la vida moral, de la muerte… sin permitirse cambiar en nada su pensamiento.
Los evangelios, que narran la vida de Jesús, están en el centro del mensaje catequético. Dotados ellos mismos de una estructura catequética, manifiestan la enseñanza que se proponía a las primitivas comunidades cristianas y que transmitía la vida de Jesús, su mensaje, y sus acciones salvadoras; por eso en la catequesis, los cuatro evangelios ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús.
Así pues, el cristocentrismo de la catequesis, en virtud de su propia dinámica interna, conduce a la confesión de fe en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un cristocentrismo esencialmente trinitario. Los cristianos en el Bautismo, quedan configurados con Cristo, Uno de la Trinidad y esta configuración sitúa a los bautizados, hijos en el Hijo, en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo. Por eso su fe es radicalmente trinitaria. El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana.
El cristocentrismo trinitario del mensaje evangélico impulsa a la catequesis a cuidar, entre otros, los siguientes aspectos:
• La estructura interna de la catequesis, en cualquier modalidad de presentación, será siempre cristocéntrico-trinitaria: Por Cristo al Padre en el Espíritu. Una catequesis que omitiese una de estas dimensiones o desconociese su orgánica unión, correría el riesgo de traicionar la originalidad del mensaje cristiano.
• Siguiendo la misma pedagogía de Jesús, en su revelación del Padre, de sí mismo como Hijo y del Espíritu Santo, la catequesis ha de mostrar la vida íntima de Dios, a partir de sus obras salvíficas en favor de la humanidad. Las obras de Dios revelan quién es Él en sí mismo y, a la vez, el misterio de su ser íntimo ilumina la inteligencia de todas sus obras. Sucede así, analógicamente, en las relaciones humanas: las personas se revelan en su obrar y, a medida que las conocemos mejor, comprendemos mejor su conducta.
• La presentación del ser íntimo de Dios revelado por Jesús, uno en esencia y trino en personas, mostrará las implicaciones vitales para la vida de los seres humanos. Confesar a un Dios único significa que el hombre no debe someter su libertad personal, de modo absoluto, a ningún poder terrenal. Significa también que, la humanidad, creada a imagen de un Dios que es comunión de personas está llamada a ser una sociedad fraterna, compuesta por hijos de un mismo Padre, iguales en dignidad personal. Las implicaciones humanas y sociales de la concepción cristiana de Dios son in mensas. La Iglesia, al profesar su fe en la Trinidad y anunciarla al mundo, se comprende a sí misma como una muchedumbre reunida por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Cfr. CEC 425-429).
Catequesis inculturación de la Revelación La Palabra de Dios se hizo hombre, hombre concreto, situado en el tiempo y en el espacio, enraizado en una cultura determinada: Cristo, por su encarnación, se unió a las concretas condiciones sociales y culturales de los hombres con quienes convivió. Esta es la originaria “inculturación” de la Palabra de Dios y el modelo referencial para toda la evangelización de la Iglesia, "llamada a llevar la fuerza del Evangelio al corazón de la cultura y de las culturas”.
La “inculturación” de la fe, por la que se "asumen en admirable intercambio todas las riquezas de las naciones dadas a Cristo en herencia", es un proceso profundo y global y un camino lento. No es una mera adaptación externa que, para hacer más atrayente el mensaje cristiano, se limitase a cubrirlo de manera decorativa con un barniz superficial. Se trata, por el contrario, de la penetración del Evangelio en los niveles más profundos de las personas y de los pueblos, afectándolos <> de sus culturas.
En este trabajo de inculturación, sin embargo, las comunidades cristianas deberán hacer un discernimiento; se trata de “asumir”, por una parte, aquellas riquezas culturales que sean compatibles con la fe; pero se trata también, por otra parte, de ayudar a “sanar” y “transformar” aquellos criterios, líneas de pensamiento o estilos de vida que estén en contraste con el Reino de Dios. Este discernimiento se rige por dos principios básicos: “la compatibilidad con el Evangelio de las varias culturas a asumir y la comunión con la Iglesia universal”. Todo el pueblo de Dios debe implicarse en este proceso, que “necesita una gradualidad para que sea verdaderamente expresión de la experiencia cristiana de la comunidad”.
En esta inculturación de la fe, a la catequesis, se le presentan en concreto diversas tareas. Entre ellas cabe destacar:
• Considerar a la comunidad eclesial como principal factor de inculturación. Una expresión, y al mismo tiempo un instrumento eficaz de esta terea, es el catequista que, junto a un sentido religioso profundo, debe poseer una viva sensibilidad social y estar bien enraizado en su ambiente cultural.
• Elaborar unos Catecismos locales que respondan “a las exigencias que dimanan de las diferentes culturas”, presentando el Evangelio en relación a las aspiraciones, interrogantes y problemas que en esas culturas aparecen.
• Realizar una oportuna inculturación en el Catecumenado y en las instituciones catequéticas, incorporando con discernimiento el lenguaje, los símbolos y los valores de la cultura en que están enraizados los catecúmenos y catequizados.
• Presentar el mensaje cristiano de modo que capacite para "dar razón de la esperanza" (1 P 3, 15) a los que han de anunciar el Evangelio en medio de unas culturas a menudo ajenas a lo religioso, y a veces postcristianas. Una apologética acertada, que ayude al diálogo <>, se hace imprescindible. (Cfr. DGC 109-110).
QUÉ NOS DICE EL DIRECTORIO GENERAL DE LA CATEQUESIS SOBRE ESTE TEMA:El cristocentrismo del mensaje evangélico
98. Jesucristo no sólo transmite la Palabra de Dios: El es la Palabra de Dios. Por eso, la catequesis —toda ella— está referida a El.
En este sentido, lo que caracteriza al mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el « cristocentrismo », (310) que debe entenderse en varios sentidos:
– En primer lugar, significa que « en el centro de la catequesis encontramos esencialmente una Persona, la de Jesús de Nazaret, Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad ». (311) En realidad, la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo: todo lo demás, en referencia a El. Lo que, en definitiva, busca es propiciar el seguimiento de Jesucristo, la comunión con El: cada elemento del mensaje tiende a ello.
– El cristocentrismo, en segundo lugar, significa que Cristo está « en el centro de la historia de la salvación », (312) que la catequesis presenta. El es, en efecto, el acontecimiento último hacia el que converge toda la historia salvífica. El, venido en « la plenitud de los tiempos » (Ga 4,4), es « la clave, el centro y el fin de toda la historia humana ». (313) El mensaje catequético ayuda al cristiano a situarse en la historia, y a insertarse activamente en ella, al mostrar cómo Cristo es el sentido último de esta historia.
– El cristocentrismo significa, igualmente, que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de Dios. La Iglesia, y en su nombre todo catequista, puede decir con verdad: « Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado » (Jn 7,16). Por eso, lo que transmite la catequesis es « la enseñanza de Jesucristo, la verdad que El comunica o, más exactamente, la Verdad que El es ». (314) El cristocentrismo obliga a la catequesis a transmitir lo que Jesús enseña acerca de Dios, del hombre, de la felicidad, de la vida moral, de la muerte... sin permitirse cambiar en nada su pensamiento. (315)
Los evangelios, que narran la vida de Jesús, están en el centro del mensaje catequético. Dotados ellos mismos de una « estructura catequética », (316) manifiestan la enseñanza que se proponía a las primitivas comunidades cristianas y que transmitía la vida de Jesús, su mensaje y sus acciones salvadoras. En la catequesis, « los cuatro evangelios ocupan un lugar central, pues su centro es Cristo Jesús ». (317)
El cristocentrismo trinitario del mensaje evangélico
99. La Palabra de Dios, encarnada en Jesús de Nazaret, Hijo de María Virgen, es la Palabra del Padre, que habla al mundo por medio de su Espíritu. Jesús remite constantemente al Padre, del que se sabe Hijo Único, y al Espíritu Santo, por el que se sabe Ungido. El es el" camino "que introduce en el misterio íntimo de Dios. (318)
El cristocentrismo de la catequesis, en virtud de su propia dinámica interna, conduce a la confesión de la fe en Dios:
Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un cristocentrismo esencialmente trinitario. Los cristianos, en el Bautismo, quedan configurados con Cristo," Uno de la Trinidad", (319) y esta configuración sitúa a los bautizados," hijos en el Hijo", en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo. Por eso su fe es radicalmente trinitaria." El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana". (320)
100. El cristocentrismo trinitario del mensaje evangélico impulsa a la catequesis a cuidar, entre otros, los siguientes aspectos:
– La estructura interna de la catequesis, en cualquier modalidad de presentación, será siempre cristocéntrico-trinitaria: « Por Cristo al Padre en el Espíritu ». (321) Una catequesis que omitiese una de estas dimensiones o desconociese su orgánica unión, correría el riesgo de traicionar la originalidad del mensaje cristiano. (322)
– Siguiendo la misma pedagogía de Jesús, en su revelación del Padre, de sí mismo como Hijo y del Espíritu Santo, la catequesis mostrará la vida íntima de Dios, a partir de sus obras salvíficas en favor de la humanidad. (323) Las obras de Dios revelan quién es Él en sí mismo y, a la vez, el misterio de su ser íntimo ilumina la inteligencia de todas sus obras. Sucede así, analógicamente, en las relaciones humanas: las personas se revelan en su obrar y, a medida que las conocemos mejor, comprendemos mejor su conducta. (324)
– La presentación del ser íntimo de Dios revelado por Jesús, uno en esencia y trino en personas, mostrará las implicaciones vitales para la vida de los seres humanos. Confesar a un Dios único significa que « el hombre no debe someter su libertad personal, de modo absoluto, a ningún poder terrenal ». (325) Significa, también, que la humanidad, creada a imagen de un Dios que es « comunión de personas », está llamada a ser una sociedad fraterna, compuesta por hijos de un mismo Padre, iguales en dignidad personal. Las implicaciones humanas y sociales de la concepción cristiana de Dios son inmensas. (326) La Iglesia, al profesar su fe en la Trinidad y anunciarla al mundo, se comprende a sí misma como « una muchedumbre reunida por la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo ». (327)
Un mensaje que anuncia la salvación
101. El mensaje de Jesús sobre Dios es una buena noticia para la humanidad. Jesús, en efecto, anunció el Reino de Dios: (328) una nueva y definitiva intervención divina, con un poder transformador tan grande, y aún mayor, que el que utilizó en la creación del mundo. (329) En este sentido, « como núcleo y centro de la Buena Nueva, Cristo anuncia la salvación: ese gran don de Dios que es liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es sobre todo liberación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido por El, de verlo, de entregarse a El ». (330)
La catequesis transmite este mensaje del Reino, central en la predicación de Jesús. Y al hacerlo, este mensaje « se profundiza poco a poco y se desarrolla en sus corolarios implícitos », (331) mostrando las grandes repercusiones que tiene para las personas y para el mundo.
102. En esta explicitación del kerigma evangélico de Jesús, la catequesis subraya los siguientes aspectos fundamentales:
– Jesús, con la llegada del Reino, anuncia y revela que Dios no es un ser distante e inaccesible, « no es un poder anónimo y lejano », (332) sino que es el Padre, que está en medio de sus criaturas actuando con su amor y poder. Este testimonio acerca de Dios como Padre, ofrecido de una manera sencilla y directa, es fundamental en la catequesis.
– Jesús indica, al mismo tiempo, que Dios con su reinado ofrece el don de la salvación integral: libera del pecado, introduce en la comunión con el Padre, otorga la filiación divina y promete la vida eterna, venciendo a la muerte. (333) Esta salvación integral es, a un tiempo, inmanente y escatológica, ya que « comienza ciertamente en esta vida, pero tiene su cumplimiento en la eternidad ». (334)
– Jesús, al anunciar el Reino, anuncia la justicia de Dios: proclama el juicio divino y nuestra responsabilidad. El anuncio del juicio de Dios, con su poder de formación de las conciencias, es contenido central del Evangelio y buena noticia para el mundo. Lo es para el que sufre la falta de justicia y para todo el que lucha por implantarla; lo es, también, para el que no ha sabido amar y ser solidario, porque es posible la penitencia y el perdón, ya que en la cruz de Cristo se nos gana la redención del pecado. La llamada a la conversión y a creer en el Evangelio del Reino, que es reino de justicia, amor y paz, y a cuya luz seremos juzgados, es fundamental para la catequesis.
– Jesús declara que el Reino de Dios se inaugura con él, en su propia persona. (335) Revela, en efecto, que él mismo, constituido Señor, asume la realización de ese Reino hasta que lo entregue, consumado plenamente, al Padre, cuando venga de nuevo en su gloria. (336) « El Reino está ya misteriosamente presente en nuestra tierra; cuando venga el Señor se consumará su perfección ». (337) Jesús indica, así mismo, que la comunidad de sus discípulos, su Iglesia, "constituye el germen y el comienzo de este Reino en la tierra » (338) y que, como fermento en la masa, lo que ella desea es que el Reino de Dios crezca en el mundo como un árbol frondoso, incorporando a todos los pueblos y a todas las culturas. « La Iglesia está efectiva y concretamente al servicio del Reino ». (339)
– Jesús manifiesta, finalmente, que la historia de la humanidad no camina hacia la nada sino que, con sus aspectos de gracia y pecado, es —en El— asumida por Dios para ser transformada. Ella, en su actual peregrinar hacia la casa del Padre, ofrece ya un bosquejo del mundo futuro donde, asumida y purificada, quedará consumada. « La evangelización no puede menos de incluir el anuncio profético de un más allá, vocación profunda y definitiva del hombre, en continuidad y discontinuidad a la vez con la situación presente ». (340)
Un mensaje de liberación
103. La Buena Nueva del Reino de Dios, que anuncia la salvación, incluye un mensaje de liberación. (341) Al anunciar este Reino, Jesús se dirigía de una manera muy particular a los pobres: « Dichosos los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. Dichosos los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Dichosos los que lloráis ahora, porque reiréis » (Lc 6,20-21). Estas bienaventuranzas de Jesús, dirigidas a los que sufren, son un anuncio escatológico de la salvación que el Reino trae consigo. Ellas apuntan a esa experiencia tan lacerante a la que el Evangelio es tan sensible: la pobreza, el hambre y el sufrimiento de la humanidad.
La comunidad de los discípulos de Jesús, la Iglesia, participa hoy de la misma sensibilidad que tuvo su Maestro. Con profundo dolor se fija en esos « pueblos empeñados con todas sus energías en el esfuerzo y en la lucha por superar todo aquello que les condena a quedar al margen de la vida: hambres, enfermedades crónicas, analfabetismo, depauperación, injusticia en las relaciones internacionales, ... situaciones de neocolonialismo económico y cultural ». (342) Todas las formas de pobreza, " no sólo económica sino también cultural y religiosa », (343) preocupan a la Iglesia.
Como dimensión importante de su misión, la Iglesia « tiene el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos entre los cuales hay muchos hijos suyos; el deber de ayudar a que nazca esta liberación, de dar testimonio de la misma, de hacer que sea total". (344)
104. Para preparar a los cristianos a esta tarea, la catequesis cuidará, entre otros, los siguientes aspectos:
– Situará el mensaje de liberación en la perspectiva de « la finalidad específicamente religiosa de la evangelización », (345) ya que ésta perdería su razón de ser « si se desviara del eje religioso que la dirige: ante todo el Reino de Dios, en su sentido plenamente teológico ». (346) Por eso, el mensaje de la liberación « no puede reducirse a la simple y estrecha dimensión económica, política, social o cultural, sino que debe abarcar al hombre entero, en todas sus dimensiones, incluida su apertura al Absoluto, que es Dios ». (347)
– La catequesis, en la tarea de la educación moral, presentará la moral social cristiana como una exigencia y una consecuencia de « la liberación radical obrada por Cristo ». (348) Esta es, en efecto, la Buena Nueva que los cristianos profesan, con el corazón lleno de esperanza: Cristo ha liberado al mundo y continúa liberándolo. Aquí se genera la praxis cristiana, que es el cumplimiento del gran mandamiento del amor.
– Igualmente, en la tarea de la iniciación a la misión, la catequesis suscitará en los catecúmenos y en los catequizandos « la opción preferencial por los pobres » (349) que, « lejos de ser un signo de particularismo o de sectarismo, manifiesta la universalidad del ser y de la misión de la Iglesia. Dicha opción no es exclusiva », (350) sino que lleva consigo « el compromiso por la justicia según la función, vocación y circunstancias de cada uno ». (351)
TAREAS La dinámica de las tareas será la participación en los foros de discusión y en el grupo de Facebook, a continuación la tarea de cada uno:
- Participación en el Foro
1- ¿Cuál es la finalidad última de la catequesis?
En la catequesis y en la enseñanza religiosa ¿ qué significa el cristocentrismo?
2- ¿A quién se dirige el primer anuncio?
3-¿De dónde toma sus contenidos la catequesis?
4-¿Qué es la inculturación?
Ejercicio personal de apoyo y formación formación
(no se responde ni en facebook ni en los foros) - Cuestionario 4
http://www.es.catholic.net/archivos/encuesta4.pdfPara ver las respuestas correctas del cuestionario pasado haz click aquí: - Respuestas 3
http://www.es.catholic.net/archivos/respuestas3.pdf-Participación en Facebook
http://www.facebook.com/groups/437930022941707/1. Si Jesús te preguntara a tí, como a los apóstoles, (Mc. 8, 27: Mt. 16. 13-20; Lc. 9, 18) quien dices que Soy Yo? ¿que le responderías tú?
Si tienes cualquier duda de cómo entrar en el foro, dudas de cómo participar, etc. puedes dar CLICK AQUÍ :
http://www.es.catholic.net/catequistasy ... p?id=56414
FUENTES Y DOCUMENTOS COMPLEMENTARIOS - Carta de Benedicto XVI sobre la Urgencia de la Educación:
http://www.es.catholic.net/catequistasy ... p?id=35420
- Actualización del Directorio Catequestico General:
http://www.vatican.va/roman_curia/congr ... ct_sp.html
- Directorio Catequestico General Números: 29, 33, 59 y 120
http://www.vatican.va/roman_curia/congr ... is_sp.html
- Introducción a la Pedagogía de la Fe. 1ª Edición. España 2001. Pag 67
Recuerda que puedes consultar a los Tutores del Curso y escribirles a su correo. :Ma. Elena Miranda Especialidad: Veintitrés años como catequista y profesora de religión. En Roma, México, Barcelona, Tenerife y Madrid.
memiranda@regnumchristi.netDaniel CálizEspecialidad: Catequesis dentro de la parroquia
consultas@catequesisdeadultos.comLupina del Valle Especialidad: Más de 10 años de experiencia en la docencia religiosa escolar
lupina73@me.comMaría Luisa Martínez Robles Especialidad: Experiencia de 25 años en la Catequesis para la preparación de la Primera Comunión, Educación Infantil durante 20 años María Luisa Martínez Robles
Margarita González de Guzmán Especialidad: Coordinación de Catequesis de su parroquia San Jerónimo por más de 20 años. Asesora de grupos para el estudio de Biblia, y participación en conferencias sobre Fe y Religión, dentro de nuestra ciudad y aledañas Margarita González de Guzmán