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eduarod escribió:Estimado en Cristo jjansen:
Evidentemente son escuelas teológicas equivocadas las que piensan así.
Además, como dice el hermano tito, estas erradas doctrinas no tienen nada de novedoso, pues, en efecto, el pelagianismo ya desde el siglo V profesaba ideas semejantes. Realmente el gnosticismo no tanto, porque para el gnosticismo auténtico es fundamental la idea de que el ser humano nace en un estado de alienación (la conocida "parábola" del águila que se creía gallina es un buen ejemplo para comprender en qué consiste esa alienación gnóstica, si no conoces ese cuento, lo puedes encontrar fácilmente en Internet). Esa alienación, aunque de una forma muy distinta a la ortodoxia católica, si implicaba una especie de "estado caido" que el gnóstico "cristiano" trata de identificar con el pecado original, en vez de negarlo; estado del cual vendría a ser posible "salir" precisamente a través de la iluminación gnóstica, para comenzar la cual el Bautismo se acomoda como un buen símbolo. Por consiguiente, el gnóstico, al corromper el pesnamiento cristiano tratando de acomodarlo a sus ideas, no tiene necesidad de eliminar el pecado original, sino simplemente lo re-interpreta.
Por otra parte, las ideas de los teólogos que mencionas no dejan tampoco de recordar el pensamiento de Rosseau en su obra "Emilio", donde Rosseau postula que el ser humano "natural" no tiene inclinaciones perversas, sino tan solo instintos similares a los animales, donde el instinto de supervivencia y preservación le llevarían a rehuir conflictos significativos con sus semejantes, siendo entonces más bien las necesidades creadas por la vida social y la mala educación que de ahí derivaría lo que lo iría corrompiendo. Y en realidad es muy probable que estas "novedosas" o "avanzadas" escuelas teológicas" tengan un antecedente inmediato en ese pensamiento pseudo-científico del iluminismo ilustrado del siglo XVII.
Que Dios te bendiga.
1261 En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo bautismo.
NO PODEMOS ASEGURAR al 100% la Salvación de estos pequeños.
jjansen escribió:Esta es la parte que se me hace difícil:NO PODEMOS ASEGURAR al 100% la Salvación de estos pequeños.
Es que no veo razón lógica para no asegurarlo. Decía en otro tema que quizás este faltando que algún teólogo plantee alguna fórmula que pueda ser aceptada por la Iglesia para asegurarlo 100%. Algo así como lo sucedido con Escoto con el tema de la inmaculada concepción.
Bendiciones
antonio cristiano escribió:...La suerte de los infantes o disminuidos sin el agua regeneradora del bautismo no ha sido revelada ni está en el depósito de la Fe, precisamente porque nada le podría aprovechar a ellos que no tienen entendimiento ni nada saben.
Por eso, desde ese punto de vista, no nos tendría que importar este punto, creo que es perder un poco el tiempo en divagaciones.
Yo por mi parte pienso que todos van a cielo, ...
...y Benedicto XVI desechó el limbo porque era más una construcción doctrinal que otra cosa, así que no hay por qué preocuparse por ellos.
El bautismo les libra del pecado original; la muerte les priva del bautismo pero sus almas no han sido manchadas por pecados personales, así que Dios hace lo que es bueno en estos casos.
antonio cristiano escribió:Eduarod si quieres sacar punta a mis palabras cada vez que escriba algún comentario, creo vas a dedicar mucho tiempo a ello y no va a ser constructivo.
Cuando digo "yo por mi parte creo", se entiende que es una opinión personal (que surge del conocimiento de las escrituras, tradición, cristianismo primitivo etc) pero opinión personal. Importante que lo resañe: opinión personal.
El limbo es una construcción doctrinal que estaba en el catesimo de san pio X, y Juan Pablo II lo desecha para su catecismo de 1992. Lo vuelvo a repetir para que quede claro; lo desecha del catecismo. Es decir, que algo que estaba en el catecismo ya deja de estar; lo desecha.}
El limbo por lo tanto es una corriente doctrinal que se puede asumir como opinión personal, ya que mientras que antes estaba en el catecismo, ya no está.
117.- ¿Qué se entiende aquí por Infierno? - Por infierno se entiende aquí el Limbo de los Santos Padres, es decir, el lugar donde las almas de los justos eran recogidas y esperaban la redención de Jesucristo.
Catecismo Mayor de San Pío X
CRISTO DESCENDIÓ A LOS INFIERNOS
632 Las frecuentes afirmaciones del Nuevo Testamento según las cuales Jesús "resucitó de entre los muertos" (Hch 3, 15; Rm 8, 11; 1 Co 15, 20) presuponen que, antes de la resurrección, permaneció en la morada de los muertos (cf. Hb 13, 20). Es el primer sentido que dio la predicación apostólica al descenso de Jesús a los infiernos; Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se reunió con ellos en la morada de los muertos. Pero ha descendido como Salvador proclamando la buena nueva a los espíritus que estaban allí detenidos (cf. 1 P 3,18-19).
633 La Escritura llama infiernos, sheol, o hades (cf. Flp 2, 10; Hch 2, 24; Ap 1, 18; Ef 4, 9) a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios (cf. Sal 6, 6; 88, 11-13). Tal era, en efecto, a la espera del Redentor, el estado de todos los muertos, malos o justos (cf. Sal 89, 49;1 S 28, 19; Ez 32, 17-32), lo que no quiere decir que su suerte sea idéntica como lo enseña Jesús en la parábola del pobre Lázaro recibido en el "seno de Abraham" (cf. Lc 16, 22-26). "Son precisamente estas almas santas, que esperaban a su Libertador en el seno de Abraham, a las que Jesucristo liberó cuando descendió a los infiernos" (Catecismo Romano, 1, 6, 3). Jesús no bajó a los infiernos para liberar a los condenados (cf. Concilio de Roma, año 745: DS, 587) ni para destruir el infierno de la condenación (cf. Benedicto XII, Libelo Cum dudum: DS, 1011; Clemente VI, c. Super quibusdam: ibíd., 1077) sino para liberar a los justos que le habían precedido (cf. Concilio de Toledo IV, año 625: DS, 485; cf. también Mt 27, 52-53).
Catecismo de la Iglesia Católica
Es sabido que la enseñanza tradicional recurría a la teoría del limbo, entendido como un estado en el que las almas de los niños que mueren sin bautismo no merecen el premio de la visión beatífica, a causa del pecado original, pero no sufren ningún castigo, ya que no han cometido pecados personales. Esta teoría, elaborada por los teólogos a partir de la Edad Media, nunca ha entrado en las definiciones dogmáticas del Magisterio, aunque el mismo Magisterio la ha mencionado en su enseñanza hasta el concilio Vaticano II. Sigue siendo por tanto una hipótesis teológica posible. No obstante, en el Catecismo de la Iglesia Católica (1992) la teoría del limbo no se menciona; se enseña por el contrario que, en cuanto a los niños muertos sin el bautismo, la Iglesia no puede más que confiarlos a la misericordia de Dios, como se hace precisamente en el ritual de las exequias previsto específicamente para ellos.
Es decir, tú puedes decir a los padres angustiados que su hijo no goza de la visión beatífica, pero como opinión personal, y yo les podré decir que su hijo goza de la visión beatífica, como opinión personal, pero por razones de oportunidad y de sentido común, a unos padres en luto por la muerte de su hijo no les puedes andar con especulaciones filosóficas, para ellos sus hijos son angelitos en el cielo y si quieres discutirlo, adelante, yo ya dije todo lo que tenía que decir.
No queremos, hermanos, que vivan en la ignorancia acerca de los que ya han muerto, para que no estén tristes como los otros, que no tienen esperanza.
Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él.
I Tesalonicenses 4, 13-14
La conclusión del estudio es que hay razones teológicas y litúrgicas para motivar la esperanza de que los niños muertos sin Bautismo puedan ser salvados e introducidos en la felicidad eterna, aunque no haya una enseñanza explícita de la Revelación sobre este problema. Ninguna de las consideraciones que el texto propone para motivar una nueva aproximación a la cuestión puede ser utilizada para negar la necesidad del bautismo ni para retrasar su administración.
cita seguidamente un texto de un documento de la comision teologica internacional que hasta donde un servidor sabe no es un documento del magisterio de la iglesia católica sino un estudio teologico. ¿No es mas apropiado citar el texto que nos regala el catecismo de la iglesia catolica en su numero 1261?Y en efecto, entonces ESTO es lo importante, lo que LA IGLESIA DICE, y por ello cito textualmente el documento para que sea lo Iglesia y no la interpretación de cualquiera de nosotros la que hable:
En cuanto a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede confiarlos a la misericordia divina, como hace en el rito de las exequias por ellos. En efecto, la gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres se salven (cf 1 Tm 2,4) y la ternura de Jesús con los niños, que le hizo decir: "Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis" (Mc 10,14), nos permiten confiar en que haya un camino de salvación para los niños que mueren sin Bautismo. Por esto es más apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los niños pequeños vengan a Cristo por el don del santo Bautismo.
1. Compete a la Comisión Teológica Internacional estudiar las cuestiones doctrinales de especial importancia, principalmente aquellas que se presentan como nuevas, para ayudar al Magisterio de la Iglesia, y en especial a la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, en cuyo ámbito ha sido instituida.
El texto presente fue aprobado en forma específica por la Comisión y fue sometido a su presidente, el Cardenal William J. Levada, el cual, una vez recibido el consenso del Santo Padre en la audiencia concedida el 19 de enero de 2007, ha autorizado su publicación.
40. Cuando el Magisterio llega a la interpretación «auténtica» de la fe, desempeña un papel que la teología simplemente no puede tomar para sí. La teología no puede sustituir una sentencia proveniente de los obispos por otra proveniente de la comunidad teológica científica. La aceptación de esta función del Magisterio en relación con la autenticidad de la fe requiere el reconocimiento de los distintos niveles de las afirmaciones magisteriales. Estos distintos niveles dan lugar correspondientemente a una respuesta diferenciada por parte de los fieles y de los teólogos. No toda la enseñanza magisterial tiene el mismo peso. Esto es importante para el trabajo de la teología, y, de hecho, los distintos niveles se describen por medio de lo que se denominan «cualificaciones o notas teológicas».
Puesto que la proclamación del magisterio es un todo vivo, la adhesión de los fieles no puede limitarse a las verdades formalmente definidas. También otras declaraciones magisteriales, que no son una definición definitiva y que proceden del Papa, de su Congregación para la Doctrina de la De o de los Obispos, han de ser aceptadas, cada una en diverso grado, con obediencia religiosamente fundada (religiosum obsequium), cuando en ellas se manifiesta la intención de enseñar, que se puede colegir principalmente «de la índole de los documentos, de la frecuencia de la proposición de la misma doctrina y del modo de hablar»
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