por eduarod » Lun Jun 08, 2015 12:19 am
Estimado en Cristo Juan Catequista:
Generaciones anteriores de sacerdotes cayeron en muchos errores y excesos debido a que, por un mal entendido "espíritu del Concilio", que realmente NO correspondía al VERDADERO sentido y espíritu del Concilio Vaticano II, creyeron (porque así fueron formados en los seminarios) que estaban de algún modo "autorizados" a permitir muchas cosas, y a no respetar normas y preceptos de la Iglesia según sus propios juicios y criterios pastorales. Y es que, si bien es verdad que el Concilio SI representó una flexibilización de muchos preceptos respecto a la rigidez con la que se vivían previamente; esa flexibilidad, hasta donde era buena y permitida estaba YA incluida en la formulación de las nuevas normas y preceptos; por lo que NO era procedente que los sacerdotes le "pusieran más de su cosecha", pues entonces ocurría lo que acabó ocurriendo en muchos lados: que muchas cosas perdieron su verdadero sentido y significado, con lo que se fue entibiando la vida cristiana en muchos lugares.
Esto causó una reacción natural en la Iglesia, notoriamente desde el Papa San Juan Pablo II y en muchos señores Obispos que le siguieron, quienes, al ver tanto desorden, decidieron "apretar las tuercas". Esto de manera generalmente paulatina, pero firme y decidida. Y uno de los primeros lugares donde se dejó sentir este cambio en muchos lugares fue en los seminarios. En efecto, los señores Obispos entendieron que, si querían lavar la casa debían comenzar por su propio clero, y pusieron una mano mucho más dura y firme en la formación de los nuevos sacerdotes. No sé qué te haya tocado a ti mismo en el seminario, pero, por todo el contexto que describes, supongo que ya han pasado algunas lunas desde tus tiempos de seminarista y a ti te tocó una situación un tanto menos firme.
En fin, el caso es que en muchos lugares los sacerdotes más jóvenes, lejos de ser "más flexibles y abiertos", como solía ocurrir hace algunos años, al contrario, ahora están formados con mucho más rigor, y ellos mismos salen a tratar de cumplir esa parte que les toca de enderezar muchas cosas en la Iglesia. Y bueno, es claro que la misma inexperiencia de la juventud hace que no siempre lo hagan de la manera más gradual y/o pastoral que uno podría imaginar.
La cuestión es que, en general, él tiene razón en que es mucho mejor que la catequesis sea impartida en el templo parroquial (o en los salones construidos para ello dentro del recinto parroquial). Esto por diversas razones, pero notoriamente porque ello contribuye a construir de manera más clara, visible y real la Comunidad que constituye la Iglesia; y porque refuerza en los fieles la certeza de que de la Iglesia es que reciben los Dones de Dios, evitando así el peligro de que, en vez de que personas buenas y formadas adecuadamente como ustedes den el catecismo, ahora cualquiera se pueda sentir con autoridad para fundar su propio catecismo en su propia colonia y comience a "catequizar" a los niños con muchas desviaciones y errores... quizá entonces hasta acabando con la fundación de una nueva "iglesia".
Puede parecer muy claro para ustedes que jamás harían algo así y que si el sacerdote teme eso respecto a ustedes está en un error, que ustedes jamás harían algo sin su permiso o autorización. Pero ese no es el punto, porque lo que influye aquí NO ES lo que él o ustedes crean, sino lo que los papás de los niños puedan pensar, y, si no están bien formados -como no lo está la mayoría de los católicos hoy en día- es muy fácil que ellos no puedan distinguir bien entre un catecismo autorizado formalmente por la parroquia, y otro que doña Chuchita abrió en su casa por sabe Dios qué motivo le pasó por la cabeza, pero sin tener aprobación de la Parroquia y sin tener realmente una buena formación.
La cuestión es que las situaciones también cambian y es justamente esa una de las razones por las que la Iglesia cambia a los sacerdotes de lugar. Y, como ya te dijeron los hermanos, la obediencia, sobre todo la obediencia a la legítima Autoridad Eclesiástica, cuenta mucho para lograr seguir el plan que Dios tiene para nosotros y del que muchas veces poco sabemos y entendemos los hombres.
Ahora bien, es entendible la preocupación de que los niños dejen de ir. Y es que si bien un padre que quiere formar realmente a sus hijos buscará los medios, la realidad es que hoy en día la mayor parte de la gente NO está en esa actitud y si van ahora seguramente el factor de que es cómodo y fácil cuenta bastante. De modo que SI me parece esperable que más de un papá deje de mandar a sus niños si el catecismo simplemente se aleja 2 km.
Pero la rebelión, la crítica o la desobediencia ciertamente no son caminos cristianos para resolver este tipo de problemas, más bien la situación lo que demanda es creatividad para conciliar todos los puntos importante que entran en juego. Por ejemplo, no sé si sea una opción realista en el lugar, pero creo que al menos puede valer la pena explorarla, el buscar un transportista católico de la localidad (o al menos al dueño de una camioneta de buen tamaño) que esté dispuesto a donar una serie de viajes regulares para llevar al templo parroquial y traer de regreso a niños cuyos padres puedan justificar el no disponer de medios propios para llevar a los niños. Tal vez funcione esta idea o tal vez no, pero el punto es no quedarse en la aparente contradicción y dejar el asunto en posiciones polarizadas, sino usar esa creatividad para explorar soluciones que atiendan a todas las preocupaciones legítimas que pudieran tener tanto ustedes como el párroco.
Creo además que, si ustedes demuestran que entienden el punto del párroco y su importancia, y lo demuestran buscando este tipo de soluciones que pudieran ayudar a lograr lo que él quiere, entonces él mismo podría no solo contribuir con sus propias ideas, sino tomar una posición más abierta a aceptar situaciones intermedias que, poco a poco en vez de súbitamente, puedan conducir a la comunidad parroquial a donde él siente que es su responsabilidad llevarla.
Que Dios te bendiga.