Hola Salvax, te comparto un texto de Lauro Estrada Inda, extraído de Catholic.net:
Se pueden dar tres tipos de relación de poder:
1. La relación simétrica: Es una relación en que ambos cónyuges esperan dar y recibir órdenes y ambos dan y reciben órdenes. Los cónyuges tienen esencialmente iguales derechos y obligaciones. Este tipo de relación nos puede parecer ideal, la mejor y la más saludable, pero en la vida real ocasiona problemas de competencia y luchas encubiertas en las que ambos deseen ganar el poder.
2. La relación complementaria: Es una relación en la que un miembro predomina y manda y el otro se somete y obedece. Este tipo de relación aumenta al máximo las diferencias, y aunque tiene la ventaja de desarrollar menos competencia, también existe una gran desventaja que con frecuencia el miembro que se somete acumula enojo y resentimientos, sintiéndose que no es tomado en cuenta y que es poco valorado, y como sabemos estas emociones van a aflorar en algún aspecto de la relación.
3. La relación paralela: Aquí los esposos alternan entre relaciones simétricas y complementarias de acuerdo a contextos diferentes y situaciones cambiantes. Pueden darse mutuo apoyo y pueden competir sanamente. Este tipo de relación es la más deseable, cada uno tiene el poder en ciertas áreas como la administración de la casa y el dinero, las actividades diarias o los eventos cotidianos, cualquiera de los dos puede tomar el poder y decidir. Y en aquellos aspectos que son muy importantes o decisivos en la vida familiar, ambos cónyuges tienen igualdad en opinión y de poder; no existe uno que manda y otro que tiene que obedecer.
*Mujer* ¿Estás de acuerdo en dialogar con tu esposo pero en caso de no llegar a un acuerdo, aceptar de buena gana y apoyar lo que él decida, para el bien del santo matrimonio?"
Esta muy bien lo que dices, la frase en mi opinión esta errada.
En ella misma existe una gran contradicción, ya que si se pretende que el matrimonio sea espacio de dialogo y tomar decisiones conjuntas como debería ser, no debería expresar que en caso de no llegar a un acuerdo la mujer deba aceptar "de buena gana" lo que el esposo en primer instancia pensaba y ella discrepaba.
Parece que lo que se pretende afirmar es que el dialogo se realizaba mas para convencer a la mujer y no para poder llegar a un punto en común. Pareciera que esa "buena gana" es mas un acto de hipocresía que un sentimiento de confianza verdadero.
Quizás esta viciada de esa mentalidad que profesa que si en el matrimonio se debate este podría destruirse, cuando es todo lo contrario!!.
Te expongo un ejemplo practico: si en un matrimonio un hijo quiere salir a bailar y la madre no esta de acuerdo y el padre si, lo mas sensato seria dialogar hasta llegar a un acuerdo. Si no llegaran a un acuerdo lo mas sensato seria que el hijo por esa noche no saliera a bailar, no porque la madre tenga la ultima palabra, sino porque para que un hijo pueda realizar una actividad, debe contar con el consentimiento de los dos padres, caso contrario se estaría sometiendo a un riesgo.
Esta es mi opinión: las decisiones conyugales ( especialmente las importantes y decisivas) deben ser tomadas en conjunto y requieren de un consentimiento mutuo verdadero.
Saludos.