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Una Orden mendicante (del latín mendicare, pedir limosna) es un tipo de orden religiosa católica caracterizada por vivir de la limosna de los demás."
Toda orden mendicante está conformada por hermanos (del latín Fray, hermano) y hermanas (del latín Sor, hermana), así como por Terciarios, antiguamente llamados hermanos de penitencia. Los frailes conforman la Primera Orden, las sores, la Segunda Orden, y los terciarios, la Tercera Orden.
Sus miembros, frailes y sores, hacen voto de pobreza por el que renuncian a todo tipo de propiedades o bienes, ya sean personales o comunes, poniéndolos a disposición de la comunidad religiosa a la que pertenecen. Así viven en la pobreza, mantenidos sólo por la caridad; junto con el voto de pobreza que profesan solemnemente, también profesan los votos de castidad y obediencia."
En 1244, al ver el papa Inocencio IV la aprobación y fama de que gozaban los franciscanos y dominicos, decidió convocar a todos los ermitaños de la Toscana y les impuso la Regla de San Agustín que ya vivían muchos canónigos,iniciándose así la Orden de los Ermitaños de San Agustín que en 1256, con el papa Alejandro IV vivirá su unificación definitiva hasta hoy."
La Orden de San Jerónimo prescribe una vida religiosa de soledad y de silencio, en asidua oración y fortaleza en la penitencia, y trata de llevar a sus monjes y monjas a la unión mística con Dios, consideran que cuanto más intensa sea esta unión, por su propia donación en la vida monástica, mucho más espléndida se convierte la vida de la Iglesia y con más fuerza su fecundo apostolado. La vida del religioso jerónimo se rige por el equilibrio entre oración y trabajo."
Llegarse a unir con Dios olvidando todo lo del suelo y cuanto no es eterno. He aquí el fin único, propio y directo de la vida monástica en la Orden de San Jerónimo. Las demás santas religiones -nos advierte el padre Sigüenza- podemos decir que se hicieron para los hombres, ésta -la de San Jerónimo y, en general, todas las órdenes monásticas- parece que sólo se hicieron para Dios; aquellas, para enseñarles la fe y penitencia a los ignorantes, ésta para desvelarse en los loores y servicio divinos."
Por eso, la vocación del monje jerónimo no se puede comprender sino desde el misterio de Dios; sólo tiene sentido para quienes Dios ocupa el lugar preeminente en su vida; no la entenderá sino el que haya penetrado, siquiera un poco, en las altas verdades acerca de la soberanía de Dios en el mundo, de las relaciones de la criatura con su Creador y en la necesidad de una redención que se hace a base de cruz."
El monje jerónimo -diremos para terminar- es un cristiano más lógico, más exigente y radical que, mientras los demás se conforman con ir paso a paso, él se decide por lanzarse a toda marcha hacia un destino idéntico para todos."
¿Cómo realiza el monje jerónimo su fin?
Tiene determinado esta Orden desde sus principios ser pequeña, humilde, escondida y recogida, llevar a sus hijos por una senda estrecha, tratando dentro de sus paredes de la salud de sus almas, ocupándose continuamente en las alabanzas divinas, recompensa de las ofensas que por otra parte se hacen: orando, cantando y llorando, servir a la Iglesia y aplacar la ira de Dios contra los pecados del mundo."
... la CONTEMPLACIÓN es el fin al que está ordenada la Liturgia y al que debe , efectivamente, conducir. La Liturgia halla en la contemplación su mejor coronamiento; es más, la Liturgia no es solamente preparación para la contemplación, sino que es el mejor marco para su ejercicio actual, pues vivir la Liturgia no implica tanto la participación material y visible en sus celebraciones -aunque no se pueda prescindir de ella- como una comunión de lo más profundo de nuestro ser con la oración de la Iglesia. Son los dos puntos eje de la vida jerónima."
"...junto a la Liturgia, la SAGRADA ESCRITURA, alimento consustancial de que se nutre la contemplación, ayuda imprescindible para el monje en su ascensión espiritual. Por eso se insiste de distintas maneras en la necesidad que tiene el monje jerónimo de la lectura y rumia de la Escritura."
El monje jerónimo se retira a la SOLEDAD, para darse a la búsqueda exclusiva de Dios.
El SILENCIO, cosa tan propia de la Orden de San Jerónimo, consuma la obra de la soledad, pues se puede vivir en el desierto como en medio del mundo."
El monje jerónimo se retira a la SOLEDAD, para darse a la búsqueda exclusiva de Dios.
El SILENCIO, cosa tan propia de la Orden de San Jerónimo, consuma la obra de la soledad, pues se puede vivir en el desierto como en medio del mundo.
"...se pone particular cuidado en que el monje guarde la CLAUSURA DE LA CELDA para poderse ocupar en los tiempos vacativos del coro y demás actos de comunidad, en lección y contemplación, como puntos esencialísimos de la obligación religiosa y monástica, o en otros ejercicios y trabajos. Por eso, con vivir en esta religión en los claustros y tener por el contorno las celdas, se ve, por misericordia del Señor, gran quietud y una calma del cielo... De esta doctrina se ha visto salir de esta religión un tesoro grande aun en las cosas de fuera, que el fruto de dentro es inestimable. San Jerónimo recomendaba a Rústico monje: Ten tu celda por un paraíso; recoge los variados frutos de las Escrituras. Sean esas tus delicias, goza del abrazo de ellas."
"Quedaría incompleta la imagen del jerónimo si no hiciéramos mención de lo que con el santo hábito se profesa: mucha HUMILDAD y menosprecio de sí mismo. Lo que busca la Orden de San Jerónimo no es que el monje sea muy docto, ni haga ostentación de habilidad, memoria, ingenio, sino como muy santo se precie de callado, humilde obediente y, aun a veces, ignorante, porque la obediencia, en siendo resabida, pierde mucho, o lo pierde todo."
"Juntamente con la humildad -y como su mejor expresión- la gran virtud de la OBEDIENCIA, en que consiste toda la perfección y el ser de la vida religiosa, y la imitación de aquel Señor que se hizo, por enseñarnos esto, obediente hasta la muerte..."
"El monje, pues, ocupa los días en la oración y el trabajo. Con alegría y lleno de fe vive su vida monástica y contemplativa AGRADECIDO A LA IGLESIA que da cauce a sus anhelos alentándole con estímulos esperanzadores ante una sociedad que no sabe apreciar -cuando no desprecia- los altos valores de orden sobrenatural."
Patrona de las Viudas
En Belén, de Judea, dormición de santa Paula, viuda, la cual pertenecía a una noble familia senatorial y, renunciando a todo, distribuyó sus bienes entre los pobres, retirándose con su hija, la beata virgen Eustoquia, junto al pesebre del Señor (404).
Santa Paula nació el 5 de mayo de 347. Por parte de su madre, tenía parentesco con los Escipiones, con los Gracos y Paulo Emilio. Su padre pretendía ser descendiente de Agamenón. Paula tuvo un hijo, y cuatro hijas: Blesila, Paulina, Eustoquia y Rufina."
Paula era muy virtuosa como mujer casada y con su marido edificaron a Roma con su ejemplo. Sin embargo ella tenía sus defectos, particularmente el de cierto amor a la vida mundana, lo cual era difícil de evitar por su alta posición social. Cambió luego de morir su esposo. Su amiga Santa Marcela, una viuda romana que asombraba con sus penitencias, la persuadió de que se entregara totalmente a Dios. A partir de entonces, Paula vivió en la mayor austeridad.
Su comida era muy sencilla, y no bebía vino; dormía en el suelo, sobre un saco; renunció por completo a las diversiones y a la vida social; y repartió entre los pobres todo aquello que le pertenecía y evitó lo que pudiera distraerla de sus buenas obras."
En una ocasión ofreció hospitalidad a San Epifanio de Salamis y a San Paulino de Antioquía, cuando fueron a roma. Ellos le presentaron a San Jerónimo, con quien la santa estuvo estrechamente asociada en el servicio de Dios mientras vivió en Roma, bajo el Papa San Dámaso.
Santa Blesila, la hija mayor de Santa Paula, murió súbitamente, cosa que hizo sufrir mucho a la piadosa viuda. San Jerónimo, que acababa de volver de Belén, le escribió una carta de consuelo, en la que no dejaba de reprenderla por la pena excesiva que manifestaba sin pensar que su hija había ido a recibir el premio celestial. Paulina, su segunda hija, estaba casada con San Pamaquio, y murió siete años antes que su madre. Santa Eustoquia, su tercera hija, fue su inseparable compañera. Rufina murió siendo todavía joven."
Cuanto mas progresaba Santa Paula en el gusto de las cosas divinas, mas insoportable se le hacía la tumultuosa vida de la ciudad. La santa suspiraba por el desierto, y deseaba vivir en una ermita, sin tener otra cosa en que ocuparse más que en pensar en Dios. Determinó, pues, dejar su casa, su familia y sus amigos y partir de Roma. Aunque era la más amante de las madres, las lágrimas de Toxocio y Rufina no lograron desviarla de su propósito. Santa Paula se embarcó con su hija Eustoquia, el año 385; visitó a San Epifanio en Chipre, y se reunió con San Jerónimo y otros peregrinos en Antioquía. Los peregrinos visitaron los Santos Lugares de Palestina y fueron a Egipto a ver a los monjes y anacoretas del desierto. Un año más tarde llegaron a Belén, donde Santa Paula y Santa Eustoquia se quedaron bajo la dirección de San Jerónimo.
Las dos santas vivieron en una choza, hasta que se acabó de construir el monasterio para hombres y los tres monasterios para mujeres. Estos últimos constituían propiamente una sola casa, ya que las tres comunidades se reunían noche y día en la capilla para el oficio divino, y los domingos en la Iglesia próxima. La alimentación era escasa y mala, los ayunos frecuentes y severos."
Todas las religiosas ejercían algún oficio y tejían vestidos para sí y para los demás. Todos vestían un hábito idéntico. Ningún hombre podía entrar en el recinto de los monasterios. Paula gobernaba con gran caridad y discreción. Era la primera en cumplir las reglas, y participaba, como Eustoquio, en los trabajos de la casa. Si alguna religiosa se mostraba locuaz o airada, su penitencia consistía en aislarse de la comunidad, colocarse la última en las filas, orar fuera de las puertas y comer aparte, durante algún tiempo. Paula quería que el amor a la pobreza se manifestase también en los edificios e iglesias, que eran construcciones bajas y sin ningún adorno costoso. Según la santa, era preferible repartir el dinero entre los pobres, miembros vivos de Cristo."
Paladio afirma que Santa Paula se ocupaba de atender a San Jerónimo, y le fue a éste de gran utilidad en sus trabajos bíblicos, pues su padre le había enseñado el griego y en Palestina había aprendido suficiente hebreo para cantar los salmos en la lengua original. Además, San jerónimo la había iniciado en las cuestiones exegéticas lo bastante para que Paula pudiese seguir con interés su desagradable discusión con el obispo Juan de Jerusalén sobre el origenismo. Los últimos años de la santa se vieron ensombrecidos por esta disputa y por las preocupaciones económicas que su generosidad había producido. Toxocio, el hijo de Santa Paula, se casó con Leta, la hija de un sacerdote pagano, que era cristiana. Ambos fueron fieles imitadores de la vida de su madre y enviaron a su hija Paula a educarse en Jerusalén al cuidado de su abuela. Paula, la joven, sucedió a Santa Paula en el gobierno de los monasterios. San Jerónimo envió a Leta algunos consejos para la educación de su hija, que todos los padres deberían leer. Dios llamó a sí a Santa Paula a los 56 años de edad. Durante su última enfermedad, la santa repetía incansablemente los versos de los salmos que expresaban el deseo del alma de ver la Jerusalén celestial y de unirse con Dios."
"Cuando perdió el habla, Santa Paula hacía la señal de la cruz sobre sus labios. Murió en la paz del señor, el 26 de enero del año 404."
Este santo era bastante representado entre los artistas de la Contrarreforma. Entre otros extremos, porque propagó el culto a la Virgen María, algo que desdeñaban los protestantes y que era un signo de catolicismo. Aquí no se le representa con el león, que es uno de sus atributos y provenía en realidad de una leyenda medieval, sino en un entorno mucho más austero, con sus libros, estudiando, como erudito. Hay que recordar que san Jerónimo tradujo al latín la Biblia, versión conocida como la Vulgata. Como es propio de la pintura religiosa caravagista, la representación del santo se ha reducido a lo esencial: el escritorio, los libros, y un cráneo como memento mori, recuerdo de la fugacidad de la vida y del inexorable fin de todo lo terrenal."
[/quote]Este cuadro pintado en 1608 y conservado en Malta. Incluye un escudo de Malta en el lado inferior izquierdo. El pintor representa a San Jerónimo como un hombre profundamente concentrado en sus escritos, que se ha deshecho de sus vestiduras de cardenal y prefiere elementos típicos del ermitaño. Todos estos atributos permiten descifrar que Caravaggio identifica al santo con su amigo y protector Alof de Wignacourt."
Estuve celebrando Misa esta semana en la capilla de San Jerónimo. Está en unas grutas que hay debajo del lugar de la estrella, donde se venera el nacimiento del Señor. Fue una experiencia muy bonita dada la cercanía de la Navidad. Allí estuvo viviendo años san Jerónimo. Escogió ese lugar para retirarse en oración. Recojo aquí una breve biografía de san Jerónimo contada por el papa Benedicto XVI.
"Jerónimo nació en Estridon en torno al año 347 de una familia cristiana, que le dio una fina formación, enviándole a Roma para que perfeccionara sus estudios. Siendo joven sintió el atractivo de la vida mundana, pero prevaleció en él el deseo y el interés por la religión cristiana. Tras recibir el bautismo, hacia el año 366, se orientó hacia la vida ascética y, al ir a vivir a Aquileya, se integró en un grupo de cristianos fervorosos, definido por el como una especie de “coro de bienaventurados” reunido alrededor del obispo Valeriano. Se fue después a Oriente y vivió como eremita en el desierto de Calcide, en el sur deAlepo, dedicándose seriamente al estudio. Perfeccionó el griego, comenzó a estudiar hebreo, trascribió códigos y obras patrísticas. La meditación, la soledad, el contacto con la Palabra de Dios maduraron su sensibilidad cristiana. En el año 382 se fue a vivir a Roma: aquí, el Papa Dámaso, conociendo su fama de asceta y su competencia como estudioso, le tomó como secretario y consejero; le alentó a emprender una nueva traducción latina de los textos bíblicos por motivos pastorales y culturales. Después de la muerte del Papa Dámaso, Jerónimo dejó Roma en el año 385 y emprendió una peregrinación, ante todo a Tierra Santa, silenciosa testigo de la vida terrena de Cristo, y después a Egipto, tierra elegida por muchos monjes. En el año 386 se detuvo en Belén, donde gracias a la donde gracias a la generosidad de una mujer noble, Paula, se construyeron un monasterio masculino, uno femenino, y un hospicio para los peregrinos que viajaban a Tierra Santa, «pensando en que María y José no habían encontrado albergue». Se quedó en Belén hasta la muerte, continuando una intensa actividad: comentó la Palabra de Dios; defendió la fe, oponiéndose con vigor a las herejías; exhortó a los monjes a la perfección; enseñó cultura clásica y cristiana a jóvenes; acogió con espíritu pastoral a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. Falleció en su celda, junto a la gruta de la Natividad, el 30 de septiembre de 419/420.
La formación literaria y su amplia erudición permitieron a Jerónimo revisar y traducir muchos textos bíblicos: un precioso trabajo para la Iglesia latina y para la cultura occidental. Basándose en los textos originales en griego y en hebreo, comparándolos con las versiones precedentes, revisó los cuatro evangelios en latín, luego los Salmos y buena parte del Antiguo Testamento. Teniendo en cuenta el original hebreo y el griego de los Setenta, la clásica versión griega del Antiguo Testamento que se remonta a tiempos precedentes al cristianismo, y de las precedentes versiones latinas, Jerónimo, ayudado después por otros colaboradores, pudo ofrecer una traducción mejor: constituye la así llamada «Vulgata», el texto «oficial» de la Iglesia latina, que fue reconocido como tal en el Concilio de Trento y que, después de la reciente revisión, sigue siendo el texto «oficial» de la Iglesia en latín."
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