por eduarod » Dom Ago 24, 2014 11:01 pm
Estimado en Cristo Jonathan:
Este caso no es nada infrecuente (que las secretarias u otros empleados de la parroquia se comporten de manera indebida). Obviamente no es que todos sean así, hay gente muy amable, pero la verdad es que si hay muchos casos así.
Como un servidor se ha explicado esto a lo largo del tiempo (en parte por haberlo platicado con algunos párrocos), porque si es algo notorio, es que generalmente el salario que una parroquia puede pagar no es muy bueno, por lo que la gente con mejores cualidades fácilmente obtiene un trabajo mejor remunerado fuera de la parroquia; y, así mismo, la parroquia difícilmente puede "atraer" a empleados más capaces precisamente porque en su búsqueda de empleo, es fácil que estos obtengan al mismo tiempo mejores ofertas en otros lados.
Por consecuencia, resulta más probable que a la parroquia vaya a parar gente que no solo no es tan capaz, sino que sus malas actitudes con frecuencia van asociadas a situaciones y experiencias personales difíciles que los sacerdotes de la parroquia llegan a conocer, pero que no pueden divulgar. Por consecuencia -al menos así le ha parecido a un servidor en muchos de estos casos- el párroco cree necesario hacer algún tipo de obra de caridad empleando a esa persona que él mismo percibe que difícilmente podrá encontrar empelo en otro sitio y que, a la vez, finalmente es la que cobra lo que la parroquia le puede pagar.
Ahora bien, si toda la gente de la parroquia o que pudiera requerir cualquier servicio de ella, supiera que se trata de una persona en dificultad y fuese una especie de "apoyo de la comunidad" a la persona, quizá no habría tanto problema; pero el problema es que actualmente las comunidades parroquiales en realidad no se encuentran muy integradas, y, por consiguiente, para la gente en general simplemente acaba siendo esa especie de "servidor púbilico" más, como lo señaló el sacerdote con el que hablaste, y del cual esperan, como se ha venido fomentando en muchos países respecto a los servidores públicos, un trato amable y eficiente.
Peor aún, en la práctica este es el primer punto de contacto con la Iglesia de algunas personas que llevan mucho tiempo alejadas (a veces simplemente para preguntar en dónde pueden encontrar un sacerdote para platicar con él, o para que vaya a asistir a un moribundo), las cuales, después de semejante maltrato, simplemente se vuelven a alejar.
De ahí que este es uno de esos tantos dilemas difíciles a los que con frecuencia se tiene que enfrentar hoy en día la Iglesia:
- por un lado no puede abandonar a esa persona en dificultad y que en verdad difícilmente encontrará otro empleo,
- pero, por otro lado, definitivamente el daño que se puede producir por mantener a esa persona en ese puesto puede ser también muy grave (sobre todo en esos casos en los que una oveja arrepentida puede volver a alejarse, pues las ovejas del redil suelen ser más comprensivas y caritativas, aunque hay algunas que no tanto).
Y bueno, desde luego que todo se complica por el asunto del salario, porque aunque el sacerdote se de cuenta de que esa persona está causando algún daño, igual simplemente no ha podido conseguir a otra que, por un lado mantenga bien ordenados los asuntos de la parroquia que tiene que atender, por otro sea amable y, finalmente, esté dispuesta a trabajar por ese salario.
Respecto al problema personal, quizá lo más conveniente fuese que el párroco ayudara a la persona en su situación dificil y le ayudara al menos a alcanzar un nivel mínimo indispensable, si no de franca amabilidad, al menos de evitar ser grosera; o, en su defecto, que junto con la comunidad parroquial ayudara a esa persona a conseguir algún empleo en donde no fuese tan importante el trato con la gente, sino más bien otras cualidades que esta persona pudiera tener como la de mantener un archivo ordenado de manera eficiente.
Pero cuando llegamos al tema de conseguir otro empleado mejor con ese mismo salario, es donde la única solución estaría del lado de los feligreses, quienes debieran realizar sus quejas aportando a la vez un poco más a la parroquia de modo que esta tenga más recursos para pagar un mejor salario. Porque es muy fácil quejarse de lo que recibimos de la Iglesia sin darnos cuenta de que el sostenimiento está en nuestras manos, y que hoy en día, salvo algunas excepciones, las obras de la Iglesia distan muchísimo de ser es minita de oro que piensan los enemigos de la Iglesia que son.
En cualquier caso, proceder con acciones legales me parece el peor camino para proceder en contra de alguien que, nos guste o no, forma parte de nuestra comunidad parroquial. Eso solo viene a subrayar ese desentendimiento de la comunidad parroquial que tienen los fieles hoy en día. Si bien, insisto, tampoco se trata de someter indiscriminadamente a los fieles de la parroquia a esos malos tratos, pues eso igualmente no es acorde a una buena convivencia de la comunidad parroquial, y, como ya vimos, puede llegar a producir daños muchísimo más graves.
Que Dios te bendiga.