por Servilio Maza Lopez » Jue Jun 19, 2014 9:49 pm
La moral cristiana, - en términos de sencillez evangélica – consiste fundamentalmente en el seguimiento de Jesucristo, en el abandono a Él, en dejarse transformar por su gracia y ser renovados por su misericordia, que se enlazan en la vida de comunión de su Iglesia.
• Cuando se comprende a fondo la realidad casi misteriosa de la moral, se entiende que se trata, ni más ni menos, que del núcleo mismo de la realización de la persona humana en cuanto tal, en cuanto ser racional y libre, autor de sus propios actos, responsables de sus propios comportamientos, a través de los cuales se hace a sí mismo en cuanto persona; una buena o mala persona.
• La moral es una respuesta de amor, la vida moral tiene su origen en la llamada que Dios hace al hombre para que sea lo que es, viviendo como debe vivir
• “La vida moral se presenta como la respuesta debida a las iniciativas gratuitas que el amor de Dios multiplica a favor del hombre. Es una respuesta de amor”24
El Catecismo de la Iglesia Católica nos presenta criterios claros para la formación moral, destacando con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo (CT 29) que «lleva a la vida» (Mt 7, 13). La catequesis de la «vida nueva» en Él (Rom 6, 4) será:25
–una catequesis del Espíritu Santo, Maestro interior de la vida según Cristo, dulce huésped del alma que inspira, conduce, rectifica y fortalece esta vida;
–una catequesis de la gracia, pues por la gracia somos salvados, y por la gracia también nuestras obras pueden dar fruto para la vida eterna;
–una catequesis de las bienaventuranzas, porque el camino de Cristo está resumido en las bienaventuranzas, único camino hacia la dicha eterna a la que aspira el corazón del hombre;
–una catequesis del pecado y del perdón, porque sin reconocerse pecador, el hombre no puede conocer la verdad sobre sí mismo, condición del obrar justo, y sin la oferta del perdón no podría soportar esta verdad;
–una catequesis de las virtudes humanas que haga captar la belleza y el atractivo de las rectas disposiciones para el bien;
–una catequesis de las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad que se inspire ampliamente en el ejemplo de los santos;
–una catequesis del doble mandamiento de la caridad desarrollado en el Decálogo;
–una catequesis eclesial, pues es en los múltiples intercambios de los “bienes espirituales” en la “comunión de los santos” donde la vida cristiana puede crecer, desplegarse y comunicarse.
La referencia primera y última de esta catequesis será siempre Jesucristo que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Contemplándole en la fe, los fieles de Cristo pueden esperar que Él realice en ellos sus promesas, y que amándolo con el amor con que Él nos ha amado hagan las obras que corresponden a su dignidad.