por Mariango » Vie Mar 29, 2013 12:45 pm
Buen día
La tarea propia de la catequesis, tema que ya hemos revisado en la entrega anterior, es dar a conocer a Jesucristo; como fue su vida y el misterio que ella encierra. Además presenta a la fe cristiana como seguimiento de su persona.
Los textos que acompañan a la catequesis son los evangelios como documentos que recogen el testimonio principal de su vida y doctrina.
La vida de Jesús es el centro del mensaje catequético, recogido en el Evangelio, considerado como la buena noticia del cumplimiento de la promesa hecha por Dios. En él se presenta toda la vida de Jesús; cada evangelista se centra en momentos importantes de la vida de Jesús, como fue su paso por las ciudades en donde estuvo, como transmitió su doctrina, quienes le acompañaban, cuáles fueron sus actos de salvación. Es por ello que al hablar de catequesis se debe centrar la atención, el estudio y la formación en la difusión del contenido del evangelio.
En la escuela, la educación religiosa es de suma importancia. Se debe garantizar que los niños y jóvenes conozcan el Evangelio para así lograr transmitirles, de fuente viva y real, la vida de Jesús y sus obras. Por supuesto que contar con personas en la familia que apoyen y refuercen este conocimiento los fortalece y da la posibilidad de desarrollar en la persona conductas y actitudes apegadas al mensaje catequético.
El evangelio es la mejor y más veraz manera de conocer la vida de Cristo; saber cuáles fueron sus experiencias como ser humano y también como ser divino, como hijo único de Dios, cómo fue su relación con el Padre, cómo enseñó a sus discípulos el mensaje del Padre, cómo con su infinita misericordia, entendía al hombre desde sus más comunes acciones hasta su actitud ante la exigencia de comprender el mensaje cristiano.
El evangelio representa para niños, jóvenes y adultos la guía más clara para orientar la vida personal y espiritual; es seguir a Cristo.
El evangelio anunciado es aquel evangelio que Jesús dio a conocer a través de su vida, a través de sus palabras. No fue escrito por Él, fue anunciado. Mientras iba por los pueblos de Palestina predicaba el evangelio, ofrecía la Buena noticia de salvación a todos a través de sus acciones, a través de sus palabras.
El evangelio trasmitido y vivido es aquel que los Apóstoles dan a conocer. Ellos luego de haber tenido la experiencia de vida con Jesús, no pueden callar lo vivido y lo anuncian a los pobladores. Es un mensaje de amor y de paz; predican el mundo que Jesús dio a conocer, un reino de justicia, de amor y de paz. Predican la Resurrección de Jesús, comienzan a vivir como Él lo hizo y forman la comunidad de los creyentes de Jesús: la iglesia cristiana.
Este evangelio no solo se predica en Palestina sino que transciende sus fronteras y, a través de pequeños escritos lo dan a conocer a otros lados. Enseñan a rezar, a vivir como Cristo y a dar razón de la fe en Jesús. Poco a poco se van reuniendo para conocer lo escrito, que está lleno de recuerdos de sus prédicas, sus milagros, sus parábolas y todo ello, para garantizar su mayor comprensión, lo adaptan a los oyentes. Todo lo que sabían era parte de la predicación, era necesario darlo a conocer.
El evangelio escrito se refiere a la información que escritores cristianos, luego de la muerte de los Apóstoles, recopilaron para preservar el mensaje de Jesús, para garantizar su difusión. Estos escritores (Mateo, Marcos y Lucas) concuerdan en gran parte con lo que dicen y sus evangelios son llamados Sinópticos. Sus relatos van desde la época de Jesús hasta su Resurrección.
Hay un cuarto evangelio que corresponde a Juan y que es totalmente diferente a los otros tres, en cuanto a su estructura, fecha de redacción, a quien va dirigido y donde se compuso.
Creo que la lectura de los cuatro evangelios representa la guía perfecta para saber cuál es el camino que debemos transitar en este mundo.
Desde mi experiencia personal, los resultados sobre mi participación en grupos y en personas, de manera individual, ha sido sumamente interesante, debido a que mientras doy a conocer la Buena Noticia, la noticia del amor, de la Misericordia de Dios hacia todos los hombres y criaturas vivientes voy reconociendo en mí misma la aceptación de esa noticia, la fe con la que la asumo y la necesidad de dar a conocer cada vez más y a mayor número de personas su mensaje.
Es muy interesante este proceso.
Saludos cordiales.
Mariango.
Caracas – Venezuela.