Sesión 6.2: Tareas Fundamentales de la Catequesis 2: Vivir y contemplar
LA FORMACIÓN MORAL: FE VIVIDALa moral cristiana, - en términos de sencillez evangélica – consiste fundamentalmente en el seguimiento de Jesucristo, en el abandono a Él, en dejarse transformar por su gracia y ser renovados por su misericordia, que se enlazan en la vida de comunión de su Iglesia.
• Cuando se comprende a fondo la realidad casi misteriosa de la moral, se entiende que se trata, ni más ni menos, que del núcleo mismo de la realización de la persona humana en cuanto tal, en cuanto ser racional y libre, autor de sus propios actos, responsables de sus propios comportamientos, a través de los cuales se hace a sí mismo en cuanto persona; una buena o mala persona.
• La moral es una respuesta de amor, la vida moral tiene su origen en la llamada que Dios hace al hombre para que sea lo que es, viviendo como debe vivir
• “La vida moral se presenta como la respuesta debida a las iniciativas gratuitas que el amor de Dios multiplica a favor del hombre. Es una respuesta de amor”24
El Catecismo de la Iglesia Católica nos presenta criterios claros para la formación moral, destacando con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo (CT 29) que «lleva a la vida» (Mt 7, 13). La catequesis de la «vida nueva» en Él (Rom 6, 4) será:25
–una catequesis del Espíritu Santo, Maestro interior de la vida según Cristo, dulce huésped del alma que inspira, conduce, rectifica y fortalece esta vida;
–una catequesis de la gracia, pues por la gracia somos salvados, y por la gracia también nuestras obras pueden dar fruto para la vida eterna;
–una catequesis de las bienaventuranzas, porque el camino de Cristo está resumido en las bienaventuranzas, único camino hacia la dicha eterna a la que aspira el corazón del hombre;
–una catequesis del pecado y del perdón, porque sin reconocerse pecador, el hombre no puede conocer la verdad sobre sí mismo, condición del obrar justo, y sin la oferta del perdón no podría soportar esta verdad;
–una catequesis de las virtudes humanas que haga captar la belleza y el atractivo de las rectas disposiciones para el bien;
–una catequesis de las virtudes cristianas de fe, esperanza y caridad que se inspire ampliamente en el ejemplo de los santos;
–una catequesis del doble mandamiento de la caridad desarrollado en el Decálogo;
–una catequesis eclesial, pues es en los múltiples intercambios de los “bienes espirituales” en la “comunión de los santos” donde la vida cristiana puede crecer, desplegarse y comunicarse.
La referencia primera y última de esta catequesis será siempre Jesucristo que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Contemplándole en la fe, los fieles de Cristo pueden esperar que Él realice en ellos sus promesas, y que amándolo con el amor con que Él nos ha amado hagan las obras que corresponden a su dignidad.
CONTEMPLAR EL MISTERIO DE CRISTO: FE ORADA “La comunión con Jesucristo lleva a los discípulos a asumir el carácter orante y contemplativo que tuvo el Maestro. Aprender a orar con Jesús es orar con los mismos sentimientos con que se dirigía al Padre: adoración, alabanza, acción de gracias, confianza filial, súplica, admiración por su gloria. Estos sentimientos quedan reflejados en el Padre Nuestro, la oración que Jesús enseñó a sus discípulos y que es modelo de toda oración cristiana. La «entrega del Padre Nuestro” (RICA 25) y 188-191), resumen de todo el Evangelio, es por ello, verdadera expresión de la realización de esta tarea.
Cuando la catequesis está penetrada por un clima de oración, el apren- dizaje de la vida cristiana cobra toda su profundidad. Este clima se hace particularmente necesario cuando los catecúmenos y los catequizados se enfrentan a los aspectos más exigentes del Evangelio y se sienten débiles, o cuando descubren – maravillados – la acción de Dios en sus vidas.26
A lo largo del desarrollo de los diferentes cursos, los niños y jóvenes co- nocen y profesa el misterio de la fe, lo celebran y lo viven, pero es vital llegar a lograr una relación viva y personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración.27
En todos los grados se presentan competencias y temas relacionados con la oración, sin embargo, no debemos perder de vista la importancia y tras- cendencia que tiene la vida de oración como un eje transversal, de forma que a lo largo de las diferentes etapas de formación el joven descubra y guste de la oración cristiana, como ese «impulso del corazón, esa sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto en medio de la prueba como en la alegría».28
Entretejido con el desarrollo de los diferentes temas, la oración no pue- de faltar en toda planeación y ejecución de una clase, guiando a nuestros alumnos por los caminos de la oración, comenzando con la oración vocal que acerca nuestros sentidos al misterio, hasta llegar a la meditación, en la cual nuestra inteligencia comprende y descubre la voluntad de Dios y nuestra voluntad quiere adherirse a ella, hasta la contemplación, encuen- tro vital, personal y directo, ese «estar a solas con quien sabemos que nos ama 29 Es de vital importancia que los niños y jóvenes aprecien la oración como un diálogo amoroso, de corazón a corazón, con Dios que sale a su encuentro, la perciba como un momento privilegiado de relación personal con Él. Así, experimentarán, poco a poco, cómo el contacto con Dios a través de la oración es fuente de certezas y convicciones, de actitudes y comporta mientos concretos, y percibirán la necesidad de conformar su mente, su corazón, su voluntad y su acción con el querer santísimo de Dios, que le ha salido al encuentro.
La vida de oración debe estar centrada en la Persona y los misterios de la vida de Cristo, y por lo tanto, tener el Evangelio como fuente principal. Comenzando por la composición del lugar, pasando por su palabra, obras y actitu- des, hasta lograr penetrar en su Corazón para descubrir el Amor de Cristo a cada uno y conocer su Voluntad. Es por ello que la reflexión del Evangelio cobra una importancia vital a lo largo de todo el programa.
No debemos por ningún motivo presentar y trabajar un tema sin tener una referencia a Jesucristo en el EvangelioFE ORADA A lo largo de las diferentes sesiones, hemos visto lo que significa la vida en Cristo: qué implica, a qué nos compromete, qué significa nuestra vocación de hijos de Dios.
Hemos dedicado una buena parte de los temas a conocer y comprender lo que debemos hacer como cristianos. Ahora es tiempo de profundizar más en cómo podemos alcanzar lo que estamos llamados a ser por vocación: testigos del amor de Cristo.
Una pareja sólo puede enamorarse si tiene antes la oportunidad de conocerse. Del mismo modo, las amistades más profundas nacen de la intensa convivencia entre dos personas (especialmente cuando han compartido momentos difíciles o singulares); de seguir los mismos ideales, de la confianza que estas dos cosas generan.
¿Cómo podremos pues, enamorarnos de Cristo y permanecer en su amor, si no es mediante la oración? ¿Cómo cumpliremos nuestro objetivo de conocerlo, amarlo e imitarlo, si no lo contemplamos desde el interior de nuestro corazón? ¿Cómo podremos decir a los demás: “Dios es amor”, si nosotros no hemos experimentado ese amor en carne propia?
Los amigos íntimos se comprenden con tan sólo una mirada, una sonrisa, una broma, una expresión. Pero a esa intimidad no llega sino mediante la convivencia.
Lo mismo sucede con Cristo. Si queremos identificarnos con Él, nunca traicionarlo, amar lo que el ama, ver su mano providente detrás de los acontecimientos, es necesario que tengamos continuas charlas con él, largos ratos de convivencia, momentos íntimos de diálogo. Eso es lo que sucede en la oración.
I. ¿Qué es la oración?
1) Algunas definicionesUna de las definiciones más comunes de la oración, que podría darnos una persona más o menos comprometida con Cristo, es hablar con Dios. Los santos y grandes maestros espirituales, desde su propia experiencia, pueden darnos algunos detalles más. Veamos lo que nos dicen algunos de ellos:
• Santa Teresita del Niño Jesús: “Un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto en medio de la prueba como en la alegría”.
• San Juan Damasceno: “Es la elevación del alma a Dios o la petición a Dios de bienes convenientes”.
• Santa Teresa de Jesús: “Tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama”.
• San Agustín: Encuentro de la sed de Dios y la sed del hombre.
La oración, por tanto, no es otra cosa que un encuentro afectuoso del hijo con el propio Padre obrado en la intimidad del espíritu, allí donde la santísima Trinidad habita como en su morada. En aquel encuentro el hijo se encuentra solo con el Padre y se sabe y se siente, en la fe, amado. Ve al Padre, contempla su rostro resplandeciente de luz, siente la necesidad de volverlo a amar; le abre el corazón y le dice todo cuanto le quiere expresar con confianza, porque sabe “que, si el alma busca a Dios, mucho más la busca su Amado a ella”.
De lo anterior vemos algunos elementos comunes como diálogo, intimidad, amor, escucha, silencio, sencillez…
El CEC destaca además que “la humildad es la base de la oración”.
2) Iniciativa de Dios y respuesta del hombre
Contrariamente a lo que podría pensarse, Dios es quien nos busca: “Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber. Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea”.
No podemos menos que conmovernos profundamente al conocer esta realidad. ¡Somos nosotros los que necesitamos de Él, pero es Él quien toma la iniciativa! ¡Él que es todo y se basta a Sí mismo, nos busca a nosotros que somos absolutamente dependientes de Él!
Por ello San Agustín, como ya hemos visto, nos dice: “La oración, sepámoslo o no, es el encuentro de la se de Dios y la sed del hombre”. Y más aún, “Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de Él”.
Saber esto, ¡cuánto puede servirnos para transformar una oración monótona, aburrida y rutinaria en un auténtico encuentro con Dios que es Amor!
Al mismo tiempo, saber esto nos debe de animar a rezar constantemente, aún y cuando no sea fácil.
3) Acción de Dios y del hombre
Profundizando sobre el aspecto anterior, el Catecismo nos enseña: “La oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre; brota del Espíritu Santo y de nosotros, dirigida por completo al Padre, en unión con la voluntad humana del Hijo de Dios hecho hombre”.
Es el Espíritu Santo que ora en nosotros y con nosotros; Él lleva nuestra oración al Padre en un diálogo de amor elevándonos al nivel de hijos y obrando en nuestro espíritu una comunión de amor con la Santísima Trinidad. En la oración del Espíritu Santo nuestra oración ya no es de una criatura humana sino de hijo en el Hijo.
II. ¿Por qué es esencial la oración?
1) Para conocer a DiosComo hemos visto, la vida cristiana se centra en conocer, amar e imitar a Jesucristo; su compendio es el amor a Dios y el amor a los demás.
Sólo se puede amar a quien se conoce. La oración, junto a los sacramentos y la Palabra, es el lugar privilegiado para encontrarse con Dios vivo, como con un amigo.
2) Para aceptar y cumplir su voluntadLos corredores olímpicos pasan años en preparación. Se someten a un riguroso estilo de vida, comen sólo ciertas cosas, dedican horas y horas al entrenamiento. Cuando llega el momento de competir en las olimpiadas, todo eso habrá valido la pena si logran ocupar alguno de los tres puestos en el pódium.
La vida cristiana, para ser auténtica, comporta siempre sacrificio, abnegación, navegar contra corriente incluso a veces dentro de la propia familia. ¿De dónde obtener las fuerzas para cargar esa cruz, para seguir el ejemplo de Cristo que dijo “No se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22, 42)?
Así como el atleta sueña con la medalla mientras se somete a duros entrenamientos, así el cristiano debe contemplar constantemente el ideal: Dios mismo. Esto sucede en la oración, donde percibe al Espíritu Santo como el Gran Amigo de su alma; se configura con Cristo y siente las manos amorosas del Padre celestial. Además recibe gracias sobrenaturales para seguir adelante, alegre y confiado, aún en medio de la prueba.
3) Cuestión de vida o muerteJuan Pablo II, en la Novo Millennio Ineunte nos advertía: “Se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida (…), no solo serían cristianos mediocres sino “cristianos con riesgo”.
“Pensamos que la oración es algo intimista. Ya no creemos tanto, según me parece, en el efecto real, histórico de la oración”.
“En cambio debemos convencernos y aprender que este compromiso espiritual, que une el cielo y la tierra, tiene una fuerza interior. Y un medio para llegar a la afirmación de la justicia es comprometerse a orar, porque de esta manera se transforma en una educación mía y del otro para la justicia. Debemos, en resumen, reaprender el sentido social de la oración”.
En un matrimonio donde los cónyuges no se dedican tiempo, el amor tarde o temprano se enfría e incluso puede morir. Lo mismo sucede en el alma que no dedica a su Señor ratos frecuentes de diálogo, personal o comunitario.
No debemos perder de vista que el cristianismo, más allá de un código moral, más que un conjunto de costumbres buenas, es ante todo una relación personal con Dios vivo que, además de la felicidad en este mundo, nos ofrece la vida eterna.
En ese contexto enseñaba Benedicto XVI: “La oración no es algo accesorio u opcional, sino una cuestión de vida o muerte. Sólo quien reza, es decir, quien se encomienda a Dios con amor filial, puede entrar en la vida eterna, que es Dios mismo”.
4) “Se vive como se ora, porque se ora como se vive”
Con esta frase, el Catecismo nos recuerda que la oración y vida no se pueden separar. Nadie puede pretender se una persona “devota” si esa devoción no la lleva a dar testimonio cristiano en el ambiente donde se encuentra: familia, trabajo, diversiones, etc. Por otro lado, quien en su vida se deja llevar por el pecado, ofendiendo a Dios, tampoco podrá comunicarse fácilmente con Él en la oración.
[b]TAREAS La dinámica de las tareas será la participación en los foros de discusión y en el grupo de Facebook, a continuación la tarea de cada uno:
- Participación en el Foro
1. ¿Qué papel juega Dios en la Oración?
2. ¿Qué papel juega el hombre en la oración?
3. Menciona y explica 2 definiciones que los santos nos dan sobre la oración
-Participación en Facebook
http://www.facebook.com/groups/437930022941707/1. Adopta a un Sacerdote comprometiéndote a rezar diario por él durante todo el curso, y si puedes, comparte su foto y su nombre
Si tienes cualquier duda de cómo entrar en el foro, dudas de cómo participar, etc. puedes dar CLICK AQUÍ :
http://www.es.catholic.net/catequistasy ... p?id=56414
FUENTES Y DOCUMENTOS COMPLEMENTARIOS - Carta de Benedicto XVI sobre la Urgencia de la Educación:
http://www.es.catholic.net/catequistasy ... p?id=35420
- Actualización del Directorio Catequestico General:
http://www.vatican.va/roman_curia/congr ... ct_sp.html
- Directorio Catequestico General Números: 29, 33, 59 y 120
http://www.vatican.va/roman_curia/congr ... is_sp.html
- Introducción a la Pedagogía de la Fe. 1ª Edición. España 2001. Pag 67
Recuerda que puedes consultar a los Tutores del Curso y escribirles a su correo. :Ma. Elena Miranda Especialidad: Veintitrés años como catequista y profesora de religión. En Roma, México, Barcelona, Tenerife y Madrid.
memiranda@regnumchristi.netDaniel CálizEspecialidad: Catequesis dentro de la parroquia
consultas@catequesisdeadultos.comLupina del Valle Especialidad: Más de 10 años de experiencia en la docencia religiosa escolar
lupina73@me.comMaría Luisa Martínez Robles Especialidad: Experiencia de 25 años en la Catequesis para la preparación de la Primera Comunión, Educación Infantil durante 20 años María Luisa Martínez Robles
Margarita González de Guzmán Especialidad: Coordinación de Catequesis de su parroquia San Jerónimo por más de 20 años. Asesora de grupos para el estudio de Biblia, y participación en conferencias sobre Fe y Religión, dentro de nuestra ciudad y aledañas Margarita González de Guzmán[/b]