por monicawl » Lun Sep 24, 2012 4:20 am
Este tema de la humildad me parece fundamental para el desarrollo, no sólo de nuestros hijos, sino de cualquier persona. Coincido totalmente en la definición que se da de esta cualidad y, de manera particular, en el hecho de que es la capacidad para reconocerme con un ser imperfecto y que, por lo tanto, necesito de la ayuda de Dios en mi vida para mejorar, trabajar en tales defectos y cualidad y, de esta manera, poder dar lo mejor de mi a los demás, de manera totalmente desinteresada y sin buscar el reconocimiento.
Creo además muy importante el logar vivir con humildad para que mis hijos, al observarme, puedan contagiarse también de esta forma de ser; es decir, que mis acciones y mi forma humilde de vivir, sea lo que eduque a mis hijos en esta cualidad. Aunque también creo que los tres puntos que maneja el P. Juan Antonio: 1. el darles responsabilidades, 2. el hacer que aprendan a compartir y 3. el ayudar a los demás, y en especial a los necesitados, son acciones que sin duda servirán para logarlo.
Estos puntos, y en especial el de ayuda a los demás, me han hecho revivir un recuerdo muy significativo de la infancia, el hecho de que mi padre, siempre que veía a una persona pidiendo ayuda, le daba una moneda; y cuando yo estaba pequeña, me daba a mi la moneda y me pedía que se la llevara. Por ese ejemplo, ahora yo hago lo mismo y hace dos semanas fue la primera vez que le pedí a mi hijo de 3 años que fuera él quien lo hiciera, me sentí contenta de poder hacerlo tal como mi padre me lo inculcó a mi.
Finalmente, en relación al comercial; creo que muchas veces los adultas caemos en situaciones en las que, por no saber reconocer nuestros errores, y no tener la humidad para dar el primer paso y pedir perdón, perdemos la oportunidad de disfrutar de nuestras relaciones, siendo las más importantes las que tenemos más cercanas, como la relación conyugal, con nuestros familiares, amigos, vecinos. Quizás aveces los hijos nos puedan dar una gran lección en este sentido, aunque lo ideal sería que fuésemes nosotros, los padres, quienes les transmitamos, con nuestro ejemplo de vida, este importante valor.