por semijuandedios » Vie Jun 01, 2012 4:52 pm
Pío XI, nacido como Achille Damiano Ambrogio Ratti (Desio, Lombardía, 31 de mayo de 1857 - Ciudad del Vaticano, 10 de febrero de 1939), fue el 259º papa de la Iglesia Católica, entre 1922 y 1939, coincidiendo su papado con el período de entreguerras.
Primeros años y estudios
Nació el 31 de mayo de 1857, en Desio, en la casa que actualmente alberga el Museo Casa Natal Pío XI y el Centro Internacional de Estudios y Documentación de Pío XI. Era el cuarto de cinco hijos, y fue bautizado el día después de su nacimiento como Ambrogio Damiano Achille Ratti (el nombre de Ambrosio, en honor de su abuelo, quién era su padrino de bautismo). Su padre Francesco Ratti, con poco éxito, había sido director de varias fábricas de seda, lo que obligó a su familia a ser constantemente transferida por el trabajo, mientras que su madre Teresa Galli, originaria de Saronno, era la hija de un hotelero.En las biografías de Achille Ratti, se mencionan sus hermanos pero jamás se habla de Cipriano Ratti, su hermano que emigró a Chile (Valparaíso)con su esposa María Maga, con la que tuvo tres hijos: Gioconda, Fernando y Juan.- En 1904 se estaba formando una colonia italiana en la comuna de Lumaco y los empresarios lo llevan con su familia para que forme una banda de músicos (en Italia era director de una filarmónica).La historia de este hermano del Papa es muy particular, ya que desapareció sin dejar rastros dejando a su familia, de los cuales aún hay descendientes en Capitán Pastene, pueblo cabecera de la colonia.- Se cree que fué mandado buscar por su hermano ya Papa.-
Comenzó su carrera eclesiástica siguiendo el ejemplo de su tío Damiano Ratti, estudiando primero en el seminario de Seveso (1867), y luego en Monza. Desde 1874 formó parte de la Tercera Orden Franciscana. En 1875 comenzó sus estudios de teología, los tres primeros años en el Seminario Mayor de Milán y el último seminario en Seveso. En 1879 estuvo en Roma en el Colegio Lombardo. Fue ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1879 en Roma.
Ratti era un hombre de vasta erudición, obteniendo tres grados durante sus años de estudios en Roma: filosofía en la Academia de Santo Tomás de Aquino en Roma, derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana y teología en La Sapienza. También tuvo una fuerte pasión tanto por los estudios literarios (dónde Dante y Alessandro Manzoni eran sus preferidos), como para los estudios científicos, de modo que estaba en duda la conveniencia de emprender el estudio de las matemáticas. En este sentido fue gran amigo y, por cierto tiempo, colaborador de Giuseppe Mercalli, notable geólogo e inventor de la escala de magnitud de terremotos del mismo nombre, que era conocido como un maestro en el seminario de Milán.
Funciones durante el sacerdocio
Desde 1882 hasta 1907 fue profesor de teología en el Seminario de San Pedro Mártir, y de sagrada elocuencia y lengua hebrea en Seminario Teológico de Milán. Entre 1907 y 1911 fue prefecto de la Biblioteca Ambrosiana de Milán. Llamado por san Pío X a la curia romana, se convierte en viceprefecto de la Biblioteca Vaticana (1912), prefecto de la misma, canónigo de la Patriarcal Basílica Vaticana y protonotario apostólico (1914). En 1918 es nombrado visitador apostólico en Polonia y Lituania.
Episcopado y cardenalato
En 1919 el Papa Benedicto XV lo nombró arzobispo titular de Naupactus al ser designado nuncio en Polonia. Fue consagrado por el Primado y Regente de Polonia Aleksander Kakowski.1 En 1921 su sede titular fue cambiada por la de Adana. Este mismo año fue nombrado arzobispo de Milán y el mismo día cardenal presbítero del título de SS. Silvestro e Martino ai Monti.
Elección Papal
El 6 de febrero de 1922, en el cónclave que siguió a la muerte de Benedicto XV, resultó elegido papa. Era un hombre de estudio, de una cultura excepcional y además estaba muy bragado en los asuntos de la curia romana, pero su experiencia pastoral y cardenalicia se limitaba a unos pocos meses.
Fue coronado tres días después de su elección por el cardenal Gaetano Bisleti, protodiácono de S. Agata in Suburra. La ceremonia tuvo lugar en la explanada de la Basílica de San Pedro. Desde la autoproclamación de la "cautividad" de la Iglesia Católica por el beato Pío IX en 1870, era ésta la primera coronación pública de un papa. Sus predecesores habían sido coronados en ceremonias restringidas, ya sea en la Basílica de San Pedro o en la más exclusiva Capilla Sixtina (caso éste último de León XIII, san Pío X y Benedicto XV).
Papado
Bendición Urbi et Orbi, luego de su elección.
Por su extensa actividad, Pío XI habría de merecer el título de «el Papa de las encíclicas», por haber escrito una treintena de éstas; «el Papa de los concordatos», al buscar mejorar las condiciones de la Iglesia en diversos países mediante la firma de 23 convenios; «el Papa de la Acción Católica», pues uno de los principales objetivos de su pontificado fue organizar a los laicos a través de la Acción Católica, con el fin de cristianizar todos los sectores de la sociedad; «el Papa de las misiones», por su impulso a la actividad misionera y, «el Papa de las canonizaciones», por haber elevado a los altares a 33 santos y haber dado cauce en su pontificado a 500 beatificaciones. Entre los santos canonizados por este Papa se encuentran Santo Tomás Moro, San Juan María Vianney, San Roberto Bellarmino y San Alberto Magno, por citar a algunos. Más aún, varios santos cuyos cuerpos se encuentran incorruptos fueron tanto beatificados como canonizados por Pío XI, entre ellos, Santa Teresita del Niño Jesús, San Juan Bosco, y Santa Bernadette Soubirous, la vidente de Lourdes, ésta última proclamada santa durante el Jubileo de la Redención (1933).
El 18 de noviembre de 1926, Pío XI daba al mundo su novena encíclica, la Iniquis afflictisque, primera de tres encíclicas en que el Pontífice elevaría su voz para protestar y dar a conocer al mundo civilizado, comenzando por el católico, los sufrimientos y vejaciones que en ese momento padecía la Iglesia en México. El Pontífice se veía ahora en la necesidad de levantar su voz ante el mundo para denunciar la persecución que sufrían sus hijos mexicanos: «Movidos por la conciencia de Nuestro deber apostólico, seremos Nosotros quienes gritaremos para que, desde este Padre común, todo el mundo católico escuche, por una parte, cómo ha sido la desenfrenada tiranía de los enemigos de la Iglesia y, por otra, la heroica virtud y perseverancia de los Obispos, de los sacerdotes, de las familias religiosas y de los laicos». De esta manera, la encíclica Iniquis afflictisque abriría al mundo una pequeña persiana para desvelar una persecución tal que, en palabras del Papa, «ni en los primeros tiempos de la Iglesia ni en los tiempos sucesivos los cristianos fueron tratados en un modo más cruel, ni sucedió nunca en lugar alguno que, conculcando y violando los derechos de Dios y de la Iglesia, un restringido número de hombres, sin ningún respeto por su propio honor, sin ningún sentimiento de piedad hacia sus propios conciudadanos, sofocara de manera absoluta la libertad de la mayoría con argucias tan premeditadas, añadiéndole una apariencia de legislación para disfrazar la arbitrariedad».
Como se dice anteriormente, su papado se caracterizó por el reconocimiento del estado italiano por parte de la Iglesia, que venía desde la ocupación de los Estados Pontificios por el reino de Italia en 1870. Pío XI firmó con el gobierno italiano de Benito Mussolini y el rey Víctor Manuel III el Tratado de Letrán (febrero de 1929), que dio nacimiento al estado independiente y soberano de la Ciudad del Vaticano.
Este acuerdo, que ponía fin al estado de cosas vigente desde 1870, había sido buscado por ambas partes, y a ambas convenía. Para Mussolini, que buscaba un acercamiento a los católicos, cuya posición ante el Fascismo había sido bastante fría. Para la Iglesia, el obtener el reconocimiento de derecho de su estado, que aunque reducido a una mínima expresión territorial, colocaba a éste dentro del concierto de las naciones del mundo, con capacidad de establecer relaciones diplomáticas.
En Italia, el partido católico del dirigente político Luigi Sturzo, llamado Partido Popular, y opositor al fascismo, había sido disuelto poco antes. Pío XI animó a los católicos italianos en las elecciones de marzo de 1929 a que votaran a los fascistas, y calificó a Benito Mussolini como un hombre enviado a nosotros por la Providencia. También Pío XI bendijo personalmente las tropas italianas que partían para la conquista de Abisinia.
De tono similar fue el acuerdo o concordato celebrado con la Alemania Nazi el 20 de julio de 1933, cuando el cardenal alemán Faulhaber lo llamo el mejor amigo de los nazis, y que implicó, como el Tratado de Letrán para Italia, la imposición del Código de Derecho Canónico en Alemania y la desarticulación de la intervención en política de los católicos. En el caso de Alemania, el Partido del Centro del ex canciller Heinrich Brüning y de clara raíz democristiana fue disuelto, con lo que los nazis quedaron sin oposición legal alguna en su país, en 1934 para no entorpecer sus relaciones con los fascistas prohibió a la conferencia mundial judía que mencionará su nombre a propósito de una supuesta defensa de los judíos.
A pesar de su intransigente anticomunismo, que compartía con quien era uno de sus colaboradores más cercanos, Eugenio Pacelli, el futuro Pío XII, hacia el final de su pontificado, en marzo de 1937, Pío XI publicó la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), sobre la situación de la Iglesia Católica en el Reich Alemán. Dirigida "a los venerables hermanos, arzobispos, obispos y otros ordinarios de Alemania en paz y comunión con la Sede Apostólica", fue dada el 14 de marzo de 1937. En ese contexto, la referencia a espíritus superficiales que caen "en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios", no deja dudas de su reprobación al régimen nazi.
Algunas frases del documento son las siguientes:
"Solamente espíritus superficiales pueden caer en el error de hablar de un Dios nacional, de una religión nacional, y emprender la loca tarea de aprisionar en los límites de un pueblo solo, en la estrechez étnica de una sola raza, a Dios, creador del mundo, rey y legislador de los pueblos, ante cuya grandeza las naciones son como gotas de agua en el caldero (Is 40, 5)."
Pío XI, Mit brennender Sorge N° 15
"(...) Con presiones ocultas y manifiestas, con intimidaciones, con perspectivas de ventajas económicas, profesionales, cívicas o de otro género, la adhesión de los católicos a su fe —y singularmente la de algunas clases de funcionarios católicos— se halla sometida a una violencia tan ilegal como inhumana. Nos, con paterna emoción, sentimos y sufrimos profundamente con los que han pagado a tan caro precio su adhesión a Cristo y a la Iglesia; pero se ha llegado ya a tal punto, que está en juego el último fin y el más alto, la salvación, o la condenación; y en este caso, como único camino de salvación para el creyente, queda la senda de un generoso heroísmo. Cuando el tentador o el opresor se le acerque con las traidoras insinuaciones de que salga de la Iglesia, entonces no habrá más remedio que oponerle, aun a precio de los más graves sacrificios terrenos, la palabra del Salvador: Apártate de mí, Satanás, porque está escrito: al Señor tu Dios adorarás y a El sólo darás culto (Mt 4,10; Lc 4,8)(...)"
Pío XI, Mit brennender Sorge N° 24
"(...)Si personas, que ni siquiera están unidas por la fe de Cristo, os atraen y lisonjean con la seductora imagen de una iglesia nacional alemana , sabed que esto no es otra cosa que renegar de la única Iglesia de Cristo (...)"
Pío XI, Mit Brennender Sorge N° 25
Adolf Hitler ordenó a Reinhard Heydrich, jefe de la Gestapo, que incautara y destruyera todas las copias del mismo y las relaciones entre la Alemania Nazi y el Vaticano se enturbiaron.
El 19 de marzo de 1937, otra Carta Encíclica, la Divini Redemptoris, condenaba, en términos explícitos, el comunismo ateo.
Hacia fines de 1938 Pío XI preparaba un documento similar en el que se aprestaba a denunciar el antisemitismo del régimen nazi y los racismos en general, pero esta encíclica (que llevaba el título provisional de Societatis Unio), nunca fue publicada debido a su enfermedad y muerte. Su borrador fue descubierto el año 2001, después de que el papa Juan Pablo II desclasificara los documentos secretos relativos al pontificado de Pío XI.
Otra encíclica muy importante de su papado es la denominada Quadragesimo anno6 que conmemoró los cuarenta años de la publicación de la Rerum Novarum de León XIII de 1891 y en la que la Iglesia Católica tomaba posición por vez primera con relación al movimiento obrero.
Durante su pontificado, la Iglesia Católica se fortaleció como institución y comenzó a ser un referente importante a nivel mundial no solamente en los aspectos religiosos sino también políticos. De hecho, hoy en día su servicio diplomático tiene unas dimensiones sólo superadas por los Estados Unidos.
Algunos años antes, en 1931, y con la colaboración de uno de los inventores de la radio, el marqués italiano Guglielmo Marconi, se inauguraron las transmisiones de Radio Vaticano, a través de las cuales la Iglesia manifestó desde entonces sus opiniones a nivel mundial, ya que la emisora muy pronto desarrolló transmisiones en diversos idiomas, cosa que hasta el presente continúa haciendo.
Muerte
Pío XI murió el 10 de febrero de 1939, cuando apenas faltaban unos meses para que estallase la Segunda Guerra Mundial. Está sepultado en las Grutas Vaticanas. Versiones recientes, sin confirmación histórica, han afirmado que la muerte del Papa estuvo causada por un complot preparado por Benito Mussolini quien a través de un servidor del Papa le inyectaría una dosis de veneno. Muchas personas creen que puede ser verdad por el hecho de que el mismo Mussolini, al enterarse de la muerte del Papa, afirmó: "Por fin se ha muerto ese viejo testarudo" aunque nada está confirmado. Se dice entonces que al Duce le interesaba que el Papa desapareciera ya que el Pontífice trató de interferir en su política. En 2001 se determinó que Pío XI redactaba una encíclica en la que rechazaba la ideología nazi, como se comentó anteriormente.
Encíclicas
Pío XI escribió 31 encíclicas en su pontificado.
+Ubi arcano Dei consilio, sobre la paz en el mundo (23 de diciembre de 1922)
+Rerum omnium perturbationem, sobre san Francisco de Sales (26 de enero de 1923)
+Studiorum ducem, conmemoración del VI centenario de santo Tomás de Aquino (29 de junio de 1923)
+Ecclesiam Dei (12 de noviembre de 1923)
+Maximam gravissimamque, sobre las asociaciones católicas en Francia (18 de enero de 1924)
+Quas primas, sobre la realeza de Cristo (11 de diciembre de 1925)
+Rerum ecclesiae, sobre las misiones católicas (28 de febrero de 1926)
+Rite expiatis, sobre san Francisco de Asís (30 de abril de 1926)
+Iniquis afflictisque, sobre la persecución de la Iglesia en México (18 de noviembre de 1926)
+Mortalium animos, sobre la unidad de la Iglesia (6 de enero de 1928)
+Miserentissimus Redemptor, sobre la expiación debida al Sagrado Corazón de Jesús (8 de mayo de 1928)
+Rerum orientalium (8 de septiembre de 1928)
+Mens nostra, sobre la práctica de los ejercicios espirituales (20 de diciembre de 1929)
+Quinquagesimo ante anno (23 de diciembre de 1929)
+Divini illius Magistri, sobre la educación cristiana de la juventud (31 de diciembre de 1929)
+Ad salutem humani (20 de abril de 1930)
+Casti connubii, sobre el matrimonio cristiano (31 de diciembre de 1930)
+Quadragesimo anno, conmemoración de los 40 años de la encíclica Rerum novarum de León XIII (15 de mayo de 1931)
+Non abbiamo bisogno, sobre la Acción Católica en Italia (29 de junio de 1931)
+Nova impendet, sobre la crisis económica en el mundo (2 de octubre de 1931)
+Lux veritatis, en el XV centenario del Concilio de Éfeso, que proclamó la Maternidad Divina de María (25 de diciembre de 1931)
+Caritate Christi compulsi, sobre la devoción al Sagrado Corazón de Jesús (3 de mayo de 1932)
+Acerba animi, sobre la persecución de los católicos en México (29 de septiembre de 1932)
+Dilectissima nobis, sobre la persecución a la Iglesia en España (3 de junio de 1933)
+Ad catholici sacerdotii, sobre el sacerdocio católico (20 de diciembre de 1935)
+Vigilanti cura, sobre la cinematografía (29 de junio de 1936)
+Mit brennender Sorge, sobre las presiones a los católicos alemanes por parte del régimen nazi (14 de marzo de 1937)
+Divini Redemptoris, contra el comunismo ateo (19 de marzo de 1937)
+Firmissimam constantiam, sobre la situación de la Iglesia Católica en México (28 de marzo de 1937)
+Ingravescentibus malis, sobre el rezo del Santo Rosario (29 de septiembre de 1937)
"La caridad no entra al cielo, hasta que la humildad le abra las puertas"
AFECTISIMO EN CRISTO Y MARIA
Sem Juan de Dios Castillo Encinas