Estimado en Cristo Bystander:
Bystander84 escribió:...
de acuerdo a este tema quiero tocar un aspecto no muy alejado: resulta que mi señora tiene unos tíos (matrimonio) que:
1. hicieron su primera comunión al casarse
2. dan charlas pre matrimoniales y no se han confirmado (no sé si esto último viene con el sacramento del matrimonio)
Normalmente se pide hoy en día completar la iniciación cristiana (Bautismo, Confirmación y Primera Comunión), de hecho el Código de Derecho Canónico señala:
1065 § 1. Los católicos aún no confirmados deben recibir el sacramento de la confirmación antes de ser admitidos al matrimonio, si ello es posible sin dificultad grave.
§ 2. Para que reciban fructuosamente el sacramento del matrimonio, se recomienda encarecidamente que los contrayentes acudan a los sacramentos de la penitencia y de la santísima Eucaristía.
Así, en el fondo ambas cosas no son requisitos absolutos, si bien la recepción de la Eucaristía y de la Reconciliación es una simple recomendación, mientras que la exigencia respecto a la Confirmación es mucho más estricta pudiendo omitirse tan solo en caso de dificultad grave.
Pero el punto es que, no siendo exigencias absolutas, la "dificultad grave" se puede volver muuuuy relativa en algunos lugares (o sea que si se tiene bien, y si no, no importa), y prácticamente inexistente en otros (o sea que en realidad se exige la confirmación sin excusa ni pretexto). De modo que, en la práctica, la exigencia real de ambas cosas cambia mucho en las distintas diócesis y parroquias.
Además, claro, de la conveniencia para TODO cristiano de completar su iniciación como tal, en general es muy pertinente la Confiramción para los esposos precisamente porque han de ser testigos de Cristo ante sus hijos. Estas cosas en sí mismas harían necesario que esta pareja buscara recibir el Sacramento aunque no se le haya exigido al momento de casarse.
Pero si, encima de ello, se han convertido en guias de otras parejas que se aproximan al Sacramento del Matrimonio, pues eso lo hace muchísimo más necesario aún.
Obviamente no se puede establecer una correlación directa de un trabajo deficiente como guías con la falta de este Sacramento. Pero es igualmente evidente que alguna relación SI existe entre las dos cosas. Es decir, podría ocurrir que alguien que no hubiese recibido el Sacramento de la Confirmación, por un muy buen aprovechamiento de su Gracia Bautismal, fuese mejor guía que otro que si hubiese recibido la Confirmación. Pero aún ese primero será todavía mejor guía de lo que ya es si tiene la Gracia de la Confirmación. Y entonces con más razón quien hace un trabajo deficiente podría no hacerlo tan mal con esa Gracia adicional, aunque por supuesto el Sacramento NO garantiza la docilidad a la Gracia y, por consiguiente, un buen trabajo. Pero, en resumen, es más probable que quien cuente con más Auxilios de Dios lo haga mejor.
3. dicen que el sacerdote les ha entregado documentos 'oficiales' de la Iglesia donde dicen que se nos está permitido usar condones y pastillas anticonceptivas
Habría que ver qué son esos documentos "oficiales" ¿el programa parroquial de lo que deben decir? ¿el recorte periodístico de las interpretaciones erroneas que se hicieron de lo dicho recientemente por el Santo Padre Benedicto XVI? ¿textos recortados de auténticos Documentos Magisteriales? En verdad alguna vez un servidor escuchó directamente de boca de un sacerdote una cita casi textual de un fragmento de la Constitución Pastoral Gaudium et Spes del Concilio Vaticano II, poco más o menos esta parte:
En el deber de transmitir la vida humana y de educarla, lo cual hay que considerar como su propia misión, los cónyuges saben que son cooperadores del amor de Dios Creador y como sus intérpretes. Por eso, con responsabilidad humana y cristiana cumplirán su misión y con dócil reverencia hacia Dios se esforzarán ambos, de común acuerdo y común esfuerzo, por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuanta el bien de la comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia. Este juicio, en último término, deben formarlo ante Dios los esposos personalmente.
CONSTITUCIÓN PASTORAL
GAUDIUM ET SPES
SOBRE LA IGLESIA EN EL MUNDO ACTUAL
Decía entonces este sacerdote que los obispos ahora se asustaban de aplicar lo que ellos mismos habían en su momento aprobado (bueno, eso lo escuché hace como 20 años, de modo que todavía había en funciones muchos obispos que participaron directamente en el Concilio, he, he). Puesto que, sostenía el sacerdote, si ellos mismos inspirados por el Espíritu Santo dijeron que la decisión era responsabilidad de los esposos, entonces la Iglesia no tenía porqué dar otras disposiciones para forzar a los esposos a algo distinto de lo que ellos mismos decidieran. Pretendiendo justificar así que el criterio último del uso de los anticonceptivos se lo había dado la misma Iglesia a los esposos y que a ellos y a nadie más correspondía la decisión de usarlos o no.
Claro, en la buena memoria con la que citó tan bien ese párrafo, a este buen sacerdote se le olvidaba lo que el Documento dice literalmente a renglón seguido:
En su modo de obrar, los esposos cristianos sean conscientes de que no pueden proceder a su antojo, sino que siempre deben regirse por la conciencia, lo cual ha de ajustarse a la ley divina misma, dóciles al Magisterio de la Iglesia, que interpreta auténticamente esta ley a la luz del Evangelio. Dicha ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo protege e impulsa a la perfección genuinamente humana del mismo. Así, los esposos cristianos, confiados en la divina Providencia cultivando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y tienden a la perfección en Cristo cuando con generosa, humana y cristiana responsabilidad cumplen su misión procreadora. Entre los cónyuges que cumplen de este modo la misión que Dios les ha confiado, son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente.
No era sino comprensible que se le olvidaba esto que echaba por tierra estrepitosamente todo su argumento.
Pero bueno, volviendo a tu mensaje, puedes imaginar si este sacerdote, u otro de pensamiento similar, elaborara una guía u hoja parroquial para la "instrucción" de los matrimonios que habían de dar las charlas. Citando parcialmente la primera parte del documento justo como la citó aquel sacerdote y procediendo a dar, ya fuese en la hoja, ya verbalmente una "explicación" similar. Por cierto, muchos de los que sostienen esta falsa visión argumentan que los documentos de la Iglesia que presentan prohibiciones claras lo hacen como "norma general", para "evitar el caos" de que tales medios se usasen "sin verdadera justificación", pero que, acercándose al sacerdote de su parroquia, cualquier católico en "verdadera necesidad" de usar medios anticonceptivos podría obtener la autorización de usarlos.
No extrañaría que, quienes leyeran tal documento, quedaran sinceramente engañados de que han recibido "la auténtica doctrina" propia de "fieles conocedores y avanzados". Pues creerían que: a) es lo que aprobó el Concilio sobre visiones previas "exageradamente moralistas"; b) es el "criterio fino" que "solo los sacerdotes y 'fieles avanzados' conocen" que permitiría "ir más allá" de la "norma general" y "juzgar convenientemente" sobre los "casos particulares".
De ahí que, en ánimo de hacerle sentir a las parejas que están recibiendo el "conocimiento especial" que "justificaría" su asistencia a las charlas prematrimoniales, pues no es sino lógico que hagan esto:
4. por ende, enseñan esto a las parejas en sus catequesis
Y que, convencidos de verdad de que tienen la razón, pues lo aprendieron en la parroquia de boca y textos dados por el sacerdote; y de que entonces lo que les pudiera uno mostrar en contrario en el Magisterio, no es sino una simple expresión de la "norma general" que es la que conocen los "fieles básicos" (los del primer nivel del catecismo, vamos) como contraposición de ese "conocimiento especial" de los "fieles avanzados". Pues no es sino lógico que hagan esto:
5. he tratado de hacerles ver su error con argumentos del Magisterio y bíblicos, pero ellos (con mucha soberbia, si) me dicen que no cambiarán porque eso no es lo que les han enseñado en la parroquia
La soberbia, claro, va en eso de los "fieles avanzados" como ellos vs. los "fieles básicos" como tú, que "todavía se creen" que lo único que existe es la "norma general".
Por tanto:
¡¡¡que puedo hacer!!!!
Desafortunadamente, de manera directa, no mucho, pues vas contra argumentos de autoridad sin tenerla tú mismo.
Si fueras el señor Obispo, pues sería mucho más fácil que te creyeran que el párroco se equivocó y que lo que les dices tú es lo correcto... pero si eres un "simple y mortal" "fiel básico", pues no hay demasiado que puedas hacer mediante el diálogo.
Si acaso, si los tienes, revisar cuáles son o qué dicen esos "documentos oficiales de la Iglesia" y pues ver si algo se puede hacer a partir de ahí. Por ejemplo, si casualmente ocurriera justo el caso que te mencioné de una cita parcial de la Gaudium et Spes u otro documento similar, pues tal vez citando el pedazo que falta o algo así se pudiera lograr introducir una duda real sobre la supuesta autoridad que sustenta su posición. Pero fuera de eso, no veo muchas posibilidades. Porque la discusión, en realidad, nunca ha sido muy racional, sino siempre ha sido una oposición entre esa pretendida autoridad del sacerdote que "sabe aún más que los 'fieles avanzados' como ellos" vs. la "ignorancia y conocimiento imperfecto y mediocre" de los "'fieles básicos' como tú".
Por tanto creo que, lo mejor en este caso es, de manera similar a como lo dijimos en el tema principal, recurrir a la oración y al ejemplo, dos medios muy poderosos que son frecuentemente subestimados hoy en día precisamente porque no se les usa con la intensidad y convicción que se debería.
Contra la visión catastrofista y egocéntrica que suele justificar los anticonceptivos el mejor ejemplo es el de quien se abre con generosidad a la vida, no casualmente la Gaudium et Spes continúa el texto ya citado con esto:
Dicha ley divina muestra el pleno sentido del amor conyugal, lo protege e impulsa a la perfección genuinamente humana del mismo. Así, los esposos cristianos, confiados en la divina Providencia cultivando el espíritu de sacrificio, glorifican al Creador y tienden a la perfección en Cristo cuando con generosa, humana y cristiana responsabilidad cumplen su misión procreadora. Entre los cónyuges que cumplen de este modo la misión que Dios les ha confiado, son dignos de mención muy especial los que de común acuerdo, bien ponderado, aceptan con magnanimidad una prole más numerosa para educarla dignamente.
Desafortunadamente no todos están en posición de dar este testimonio particular, pero cualquier testimonio de auténtica fidelidad a la Verdadera Voluntad de Dios expresada por el Magisterio de su Iglesia puede llegar a resultar valiosa también.
Que Dios te bendiga.