por gache » Lun Nov 22, 2010 1:55 pm
Siete pasos para discernir las vocaciones.
Los jóvenes sienten más que nunca el atractivo de la llamada "sociedad de consumo", que los hace dependientes y prisioneros de una interpretación individualista, materialista y hedonista de la existencia humana. De aquí el rechazo de todo aquello que sepa a sacrificio y renuncia al esfuerzo de buscar y vivir los valores espirituales y religiosos.
En este tema describiremos el proceso por medio del cual se puede llegar a discernir el llamado de Dios; enumeraremos siete pasos que ayudarán a descubrir el proyecto de Dios, para toda respuesta vocacional. Aunque nos referiremos directamente a las vocaciones consagradas, estos 7 pasos son aplicables a la elección de cualquier estado de vida.
1. ORACIÓN
"¿Qué debo hacer, Señor?" (Hch 22,10).
La Vocación no es sólo lo que tú quieres ser y hacer, es ante todo lo que Dios quiere que tú seas y hagas; no es algo que tú inventas, es algo que encuentras; no es el proyecto que tú tienes sobre ti mismo, es el proyecto que Dios tiene sobre ti y que tú debes realizar.
Por eso, para descubrir tu vocación, lo primero que debes hacer es dialogar con Dios: orar. Sólo mediante la oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afina tu oído para que puedas escuchar: "Habla, que tu siervo escucha" (I S 3,10).
Sólo en el diálogo con Jesús podrás oír su voz que te llama: "ven y sígueme"(Lc 18,22); o bien, escucharás que te dice: "vuelve a tu casa y refiere lo que Dios ha hecho por ti" (Lc. 8,38).
2. PERCEPCIÓN
"Pero había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por ahogarlo, no podía" (Jr 20,9).
Para poder descubrir lo que Dios quiere de ti, tienes que aprender a escuchar, estar atento, experimentar. Para esto, necesitas saber hacer silencio en torno a ti y en tu interior. El ruido te impedirá percibir.
Está atento a todo, a tus deseos, a tus miedos, a tus inquietudes, a tus proyectos. Escucha a todos: a los que aprueban tu inquietud, a los que la critican. Dios se vale de diversos intermediarios para hacerte oír su voz. Escúchate a ti mismo: ¿A qué se inclina tu corazón ? ¿Qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres que te rodean, ¿qué te está diciendo Dios a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de su esperanza, de su necesidad de Dios... ? Escucha al Padre que, a través de la historia concreta de los hombres, te revela manera como quiere que colabores en la instauración del Reino.
Ve tu historia. ¿Por cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles son los acontecimientos más importantes de tu vida? ¿De qué manera Dios ha estado presente o ausente en tu vida? ¿Qué personas concretas han sido significativas para ti? ¿Por qué?
Contempla el futuro. ¿Qué experimentas al pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios? Tienes solo una vida, ¿a qué quieres dedicarla por completo?
Ten cuidado en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada, o bien son manifestaciones de que Dios quiere que, como laico, intensifiques tu vida cristiana.
Solo si aprendes a escuchar, a mirar y a estar atento, podrás descubrir los signos de la llamada de Dios.
En este nivel podrás llegar a decir: "Tal vez Dios me esté llamando", "siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios".
3. INFORMACIÓN
"Observad cómo es el país y sus habitantes, si son fuertes o débiles, escasos o numerosos; cómo es la tierra, buena o mala; cómo son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; cómo es la tierra, fértil o estéril, con vegetación o sin ella" (Nm. 13, 18-20).
Los caminos para realizar la vocación consagrada son múltiples. No es suficiente querer entregar tu vida a Dios y desear dedicarte al servicio de tus hermanos. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas. Tal vez quiere que lo sirvas como sacerdote diocesano, o como miembro de una congregación religiosa, etc.
Para descubrir el lugar en que Dios quiere que estés, es necesario que conozcas las diversas vocaciones. Debes saber cuál es la espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones, y que veas por cuál de ellas te sientes atraído. También tienes que conocer cuál es su estilo as vida, es decir, la manera como viven en la práctica: No es lo mismo una congregación contemplativa, que una de vida apostólica. Asimismo, debes tener un conocimiento de su misión en la Iglesia, y por medio de cuales actividades apostólicas pretenden realizarla: misiones, enseñanza, hospitales, dirección espiritual, promoción vocacional, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc.
Debes saber también quienes son los principales destinatarios de su apostolado: jóvenes, sacerdotes, pobres, enfermos, niños, religiosos, etc.
Aunque ordinariamente cuando se siente la inquietud vocacional se siente también el atractivo por una vocación específica, bien vale la pena dedicar algunas horas a informarte más a fondo sobre esa vocación y otras. Y aunque al final te decidieras por la que en el principio te inclinabas, el tiempo empleado en informarte no habrá sido desperdiciado. En este nivel podrás decir: "posiblemente Dios me está llamando a ingresar a esta congregación".
4. REFLEXIÓN
"¿Quién de ustedes, queriendo edificar una torre, no se sienta primero a calcularlos gastos y ver si tiene para acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a burlarse de él, diciendo:" Este comenzó a edificar y no pudo terminar " (Lc 14, 28-30).
La vocación es una empresa demasiado grande; ¡y es para toda la vida! Por eso, no te puedes lanzar a ella sin antes haber reflexionado seriamente, y con la debida calma, sobre ti y sobre la vocación que pretendes seguir.
Debes reflexionar sobre cuáles son tus capacidades y limitaciones; serás capaz de ser fiel a los compromisos que implica la vocación; en qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama; que es lo que más temes de la vocación; cuáles son las razones en favor y en contra que tienes para emprender ese camino; qué es lo que te atrae de ese estado de vida, y qué es lo que te gusta de él.
Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de su voluntad. El quiere que tú pongas en juego tu inteligencia y tu capacidad de reflexión y juicio para que puedas encontrar tu vocación. El te da la luz de su Espíritu Santo para que descubras qué es lo que quiere de ti.
No debes pretender, ilusoriamente, tener en mano un contrato firmado por Dios, en el que revela su plan sobre ti, y de esa manera poseer la evidencia de su llamado. No; nunca se te dará tal documento. Lo que encontrarás serán signos que te indiquen cuál podría ser la voluntad de Dios; signos que deberás descifrar para así tener la certeza (más no la "evidencia") de su llamado.
En este nivel llegarás a decir; "creo que Dios me llama "; "creo que, con la ayuda de Dios, podré responder".
5. DECISIÓN
"Te seguiré vayas donde vayas" (Lc 9, 57).
Una vez que vayas descubriendo qué es lo que Dios quiere de ti, no te queda sino dar el paso, decir "sí", decidirte a seguir a Jesús.
Tomar tal decisión es difícil. Ante la opción sentirás todos tus miedos, incertidumbres y limitaciones: "¡Ay, Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho" (Jr 1,7). Y sin embargo, a pesar de todas tus limitaciones, o mejor, con todas ellas, has de responder al Señor, como Isaías: "Aquí estoy, envíame" (Is 6,8); debes decidirte como María: "Aquí está la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho" (Lc 1,38).
Llegar a tomar una decisión con la cual comprometerás toda tu vida, no sólo es difícil; es una gracia. Debes pedirle al Espíritu Santo esa capacidad de respuesta.
No afrontar la decisión equivale a dejar correr tu vida, desperdiciarla. Para iniciar el camino de la vocación, no esperes tener la evidencia de que Dios te llama; te debe bastar tener la certeza moral en su llamado.
Es necesario querer seguir radicalmente a Jesucristo: "Sí, quiero seguirte ". Tal vez tengas dudas si llegarás al final, si podrás con las exigencias, etc.; pero de lo que no puedes dudar es de tu decisión; debes estar seguro de lo que tú quieres.
En este nivel podrás decir: "quiero consagrar mi vida a Dios en el servicio de mis hermanos".
6. ACCIÓN
"Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su Padre lo siguieron" (Mt 4, 21-22).
Una vez decidido, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate con miedo.
La decisión se debe concretizar en la acción. Debes poner todos los medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir el ingreso: "Te seguiré, Señor. Pero déjame primero... " (Lc 9, 59-61).
Con la decisión has comprometido todos los momentos posteriores; ahora se trata de buscar cómo ser fiel. La única manera de realizar el proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Tienes que vivir todo momento en coherencia con lo que has decidido; cada paso debe ir dirigido hacia la meta.
Y, ¿cuando venga la dificultad? Perseverar. El camino emprendido es difícil. Hay que estar dispuesto a todo, pasar por lo que sea, a enfrentar cualquier dificultad. Jesús no te ofrece otra cosa; "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame" (Lc 9,23). ¡Claro que el sendero es arduo y pesado!; pero tienes en ti la fuerza del Espíritu Santo, y María te acompaña e impulsa a recorrer el camino que Jesús ha trazado. Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día.
En este nivel deberás de decir, como Pedro: "nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido" (Mt 10,28).
7. DIRECCIÓN ESPIRITUAL
"Levántate y vete a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas" (Hch 22,10).
En realidad, la dirección espiritual no es un paso más en el proceso de discernimiento de tu vocación; es un recurso que debe estar presente en cada uno de los pasos anteriores. El director espiritual te motivará a orar y estar abierto a percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará donde obtener la información y te ayudará a reflexionar. Te dejará sólo ante Dios para que libremente decidas tu vida. Te ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en la institución formativa. Su oración y sacrificio por ti te alcanzarán del Espíritu Santo la luz para que descubras tu vocación y la fuerza para seguirla. La Palabra de Dios dice: Para obtener un consejo "recurrí" siempre a un hombre piadoso, de quien sabes bien que guarda los mandamientos, cuya alma es como tu alma, y que si caes, sufrirá contigo" (1S 37,12).
Si bien es cierto que la vocación es una llamada que Dios te hace, y que nadie puede escucharla por ti ni responder a ella en tu lugar también es cierto que tienes necesidad de un director espiritual que te acompañe en tu camino de discernimiento vocacional y confirme la autenticidad de tu llamado.
Es fácil hacerse ilusiones y creer que es llamada de Dios lo que en realidad es solo un deseo subjetivo. Acudir al director espiritual es un acto de humildad; es aceptar que no tienes el monopolio de la voluntad de Dios sobre ti; es aceptar la mediación de un hombre de Dios, representante de la Iglesia, para descubrir el plan que Dios tiene para ti.
Jesucristo, después de habérsele aparecido a Pablo en el camino de Damasco, le dijo que fuera con Ananías, que este le indicaría cuál era la voluntad de Dios. Cristo mismo hubiera podido decirle directamente a Pablo qué quería de él, sin embargo, quiso valerse de la mediación de Ananías para hacerle descubrir su vocación (Hch 22, 10-15).
En el discernimiento de la voluntad de Dios sobre ti. No puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.
Discernir lo que Dios quiere de ti, no es fácil, pero tampoco es algo imposible. Si con sinceridad y humildad te pones a buscar la voluntad de Dios, y realizas los pasos que aquí te sugiero creo que podrás encontrarlo.
Dios quiera revelarte su proyecto sobre ti. Es El, el más interesado en que tú descubras y realices tu vocación.
CRITERIOS PARA EL DISCERNIMIENTO VOCACIONAL
• Criterios de discernimiento sobre la idoneidad de la candidata
• Criterios de discernimiento sobre la existencia de la llamada
• Criterios para la admisión a la congregación en razón del Derecho Canónico, del carisma propio y de la prudencia humana.
Los tres elementos necesarios para que fructifique una vocación son: el llamado de Dios, la idoneidad de la candidata y la respuesta generosa y libre.
1. Llamado de Dios. Criterios de discernimiento sobre la existencia de un llamado.
a. Dios llama a través de causas segundas. Cómo se manifiesta. Síntomas más comunes.
b. Preparar para la escucha: conocimiento y amor a Cristo, recta conciencia, oración y vida de gracia, apostolado y dirección espiritual.
c. Que la chica conozca lo que es la vocación: supone el yo ontológico y no sólo el psicológico o corporal, es un llamado que hace Otro, es un llamado a la totalidad del amor y de la entrega, es un don.
d. Verificar la recta intención. Errores más comunes ante la posibilidad de una llamada: escape, búsqueda de una formación económica, decisión hecha por la persona no como respuesta a un llamado de Dios.
e. Si el llamado es auténtico que concibe como un misterio: la chica está abierta a ulteriores cambios o manifestaciones del querer de Dios, se acerca a la vocación como una respuesta a una llamada interior que no se ha inventado ella, su confianza y nace de la certeza de que es Otro el que está tejiendo esta aventura, conoce y asume los aspectos menos positivos y los sacrificios que implica esta vocación, el llamado se recibe ordinariamente en la historia cotidiana, está tejido de muchos pequeños aspectos que con la fe la chica ha descubierto con un llamado de Dios. No hay que buscar eventos extraordinarios.
f. Convienen seguir adelante mientras permanezca una pequeña llama. Puede tardar en madurar una vocación. Y si luego resulta que no es, no se habrá perdido el tiempo buscando sinceramente la voluntad de Dios.
2. Cualidades para la vida religiosa en general:
Las candidatas deben poseer o tener la capacidad para adquirir las siguientes cualidades:
a) Humanas:
- Físicas: buena salud...
- Intelectuales: un mínimo para realizar su apostolado y entender y transmitir correctamente las verdades de la fe y de la moral.
- Volitivas: virtudes humanas, voluntad firme y constante, conciencia recta, sinceridad, generosidad, disciplina, sacrificio, sensibilidad ante el sufrimiento humano...trato amable, afabilidad, amplitud de espíritu, amor a la concordia, la caridad y la unidad, prudencia...
b) Morales:
- Reconciliación con el pasado.
- Enfoque recto y sereno de experiencias pasadas
- Atención especial a los que han sufrido más para no cargar pesos insufribles. Droga.
- Atención especial al campo afectivo-sexual. Que hayan sido amados y sepan cómo amar. Si en este campo hay alguna deficiencia verificar:
a) que la persona entiende la raíz de su deficiencia,
b) que la considera externa a él y lucha por erradicarla con verdadera convicción,
c) y que ha dado pasos reales que nos muestran que adquiere verdadera libertad, control y serenidad con respecto a esa deficiencia.
En todo caso, en lo moral (no sólo en estos casos sino en otros que se puedan presentar) hay que ver que no hay heridas o traumas graves por una parte, y hábitos de pecado con posibilidad de recaída por la otra.
c) Psicológicas:
- capacidad de docilidad y ser guiado y aconsejado por otro,
- capacidad para adoptar una actitud permanentemente joven, armonía del temperamento,
- fortaleza psíquica ante adversidades, equilibrio ante experiencias fuertes, ante la toma de decisiones, etc.
Conviene detectar inicios de casos enfermizos incluso con la colaboración de expertos.
d) Espirituales: que tenga o tenga la capacidad de adquirir todas las virtudes cristianas: obediencia, celo por las almas, caridad, humildad, castidad, etc.
Necesidad de seguir con especial atención aquellos casos que han sido admitidos con la consigna de terminar de resolver alguna deficiencia de cualquier tipo. No tener reparo en orientar a esa alma al apostolado seglar si se verifica que no puede superar del todo algún aspecto que pueda ser perjudicial para su vocación.
Criterios de admisión según el derecho canónico y según el derecho de la propia congregación: edad, deudas, etc.
3. Preparar y acompañar para una respuesta generosa y libre
Preparar para la respuesta:
• Con las virtudes humanas fundamentales desde que se es pequeño: disciplina, respeto, sacrificio, rectitud de conciencia, fuerza de voluntad, alegría.
• Enseñándole a asumir responsabilidades para que aprenda a tomar decisiones importantes y venza la inseguridad e indecisión.
• Con las virtudes espirituales: oración, santo temor de Dios, principio y fundamento, fe, amor y sensibilidad por las almas, etc.
• Enfoque espiritual de la llamada: Es un llamado de Dios, desde toda la eternidad. Más que un “salir de casa” es un “volver a casa” pues es en la vocación donde se encontrará la identidad propia para la que hemos sido creados. Es encontrar la propia misión, la propia vocación, el camino pensado por Dios para santificarnos y santificar a la Iglesia.
• Importancia de centrar el discernimiento vocacional y las experiencias vocacionales en crear la capacidad de respuesta más que en el “descubrir” si hay o no hay un llamado de Dios.
• “Venid y lo veréis” y no Ver para luego ir. Si Dios llama y la persona está preparada, escuchará y seguirá el llamado. Si todo se centra en verificar la vocación para luego considerar fría, intelectual y en cierta forma egoístamente, si se seguirá o no, el proceso de discernimiento se vicia y se bloquea.
• Acompañamiento en la dirección espiritual.
DINÁMICA EN EQUIPOS
Textos bíblicos: El lector proclama la lectura del texto paulino muy despacio, haciendo pausas después de cada trozo, que son interrumpidos por cantos vocacionales:
• I Cor 1, 26-27
• I Cor 1, 28-29
• I Cor 1, 30-31
"Palabra, palabra de Dios
¿a quién buscas, a quién llamas? Dínoslo" .
Oración:
Padre, de Ti hemos recibido la gracia de la vocación.
Fuimos llamados por Ti a esta Congregación
y somos llamados cada día
a ser oyentes y servidores de la Palabra entre nuestros hermanos.
Queremos vivir desde las raíces tu don y tu llamada,
porque sabemos que este es el camino de la felicidad.
Por eso te pedimos que nos ayudes en este día de Retiro
a descubrir juntos lo que Tú nos ofreces y nos pides.
Concédenos la capacidad de superar los obstáculos
que impiden que Tú seas conocido, amado, servido y alabado por todos.
Visítanos con tu alegría y con tu fortaleza
para que no desfallezcamos en el anuncio del evangelio
y contagiemos también a otros muchos
para que te sigan en la vida misionera.
Caldéanos en la fragua de tu amor hasta que lleguemos
a configurarnos con tu Hijo Jesucristo,
cuyo amor nos urge a anunciar el Evangelio. Amén.
Participación en el Foro
1. Explica brevemente los 7 pasos para discernir las vocaciones
2. ¿Cuáles son los 3 elementos necesarios para que fructifique una vocación?
3. Busca en la Biblia algunos textos que fundamenten estos criterios para discernir la vocaciones.