por lindoro50 » Mié Jun 10, 2015 8:25 pm
Curso la oración. Tema 19.
1. ¿Cuáles son los tres momentos dentro de la oración?
La oración debe iniciar con un saludo de alabanza, reconociendo la grandeza y bondad infinita de Dios; luego le pediremos nos conceda las gracias y bienes que él sabe necesitamos, para finalmente agradecerle todo el bien que ha hecho en nosotros.
2. Generalmente, ¿Qué nos quiere decir Dios cuando no recibimos respuesta inmediata a lo que le estamos pidiendo en la oración? ¿Es que acaso no nos ha escuchado?
Que no sabemos pedirlo o que no nos conviene lo que estamos pidiendo. No, no es que no nos escuche, lo que pasa es que Dios tiene otros planes para nosotros que invariablemente tienen mejores resultados.
3. ¿Qué nos dice al respecto el apóstol Santiago?
‘Si alguno de ustedes ve que le falta sabiduría, que se la pida a Dios, pues da con agrado a todos sin hacerse rogar. El se la dará. Pero hay que pedir con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento’. (Santiago 1, 5-6)
4. ¿Qué actitud debemos de tomar al agradecer a Dios?
“En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús, quiere de vosotros” (1 Ts 5, 18). “Sed perseverantes en la oración, velando en ella con acción de gracias” (Col 4, 2).
Las cartas de san Pablo comienzan y terminan frecuentemente con una acción de gracias, y el Señor Jesús siempre está presente en ella. La oración al Padre se debe caracterizar por algunas notas fundamentales: es una oración llena de alabanza, llena de un abandono ilimitado a la voluntad del Padre, y, por lo que se refiere a nosotros, llena de súplica y petición de perdón. En este contexto se sitúa de modo especial la oración de acción de gracias.
5. ¿Qué nos dice Romanos 8, 28?
‘También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes él ha escogido y llamado’.
Pablo describe la acción de Dios en nosotros por medio del Espíritu. Su providencia, en realidad, abarca todos los acontecimientos de nuestra vida. Nada acontece en el mundo, en nuestra familia o en nuestra vida, simplemente por casualidad o porque así estaba escrito que iba a suceder. A los que de antemano conoció... Pablo destaca la atención permanente del Padre para con cada uno de nosotros. Dios nos conoce en Cristo desde el principio del mundo: somos hijos conocidos antes de que naciéramos, y destinados también para ocupar un lugar único en la creación. Los llamó. Cualquiera que sea la manera de cómo conocimos a Cristo, Dios fue el que nos llamó a la fe. Nos hizo justos y santos.
6. ¿Cuáles son los tres tiempos de la oración?
Hablar y pedir lo que necesitamos; enseguida escuchar a través del silencio lo que Él quiere decirnos y tercero, por Amor dejar que su Espíritu llegue a nosotros y abandonarnos totalmente en Él, con la seguridad de que lo venga de, aún sin saberlo, será lo que más nos convenga.
7. ¿De cuántas formas o maneras nos habla Dios?
-Por medio de acontecimientos diarios;
-Por medio de nuestros hermanos;
-Por medio de su Palabra (a través de la Biblia)
8. ¿Cuáles son los tres obstáculos que generalmente se presentan en la oración?
La pereza.
El sueño.
La distracción.
9. ¿Qué debemos hacer en cada caso?
Darnos cuenta que iniciar la aventura de la oración es un proceso difícil y ser constantes para lograr permanecer en él.
No poner excusas para orar porque siempre habrá una que podamos usar para no hacerlo.
Lo mejor para que la oración se dé es establecer un horario que siempre sea el mismo y respetarlo por convicción. (Ser organizados en la oración)
Cuando iniciamos el proceso de oración es conveniente iniciar con poco tiempo, 10 o 15 minutos e ir aumentando el tiempo para estar con el Señor.
El sueño es una tentación para hacer oración porque nos puede exigir o acostarnos tarde o levantarnos más temprano.
Junto al horario es importante la disposición, por la cual cualquier postura o posición será buena.
Tenemos demasiadas ocupaciones de tal modo que no somos capaces del silencio interior. (No distraerse)
Durante la oración es importante aprender a concentrarnos para lo que será de gran ayuda, orar delante de una imagen.
Si la distracción llega no hay que entretenerse en ella y hay que regresar a la oración.