por Gbr-el » Jue Feb 06, 2014 11:47 pm
1.- ¿Qué elementos corresponderían a la felicidad según el autor Julián Marías?
La felicidad, cita el autor, se consigue en la medida en que las facultades más elevadas de la persona (inteligencia, voluntad y afectividad) se satisfacen al alcanzar su objetivo propio. Cada una de las anteriores, tiene que ser actualizada a aquello a lo que se encuentran naturalmente inclinadas, es decir: la verdad para la inteligencia, y el bien para la voluntad y la afectividad.
El autor afirma que el amor es parte esencial de la felicidad, y que al amor pertenece intrínsecamente el carácter de interminable. “Esta pretensión de eternidad, de vinculación entera de la persona, con todo su pasado y un futuro ilimitado, interminable, es el carácter interno del amor”…”Por supuesto, esto se extiende a Dios en cuanto personal, por una parte, y amado, por la otra; si se prescinde de esto, toda esperanza ultraterrena pierde su sentido”.
También dice: “Ni con la mayor concentración, ni con los buenos cálculos o una persecución insistente se puede atrapar la felicidad. La felicidad es como un producto derivado, que viene añadida a otros afanes; es una consecuencia. Pero sí hay una llave que abre la posibilidad de ser felices: el amor”.
El filósofo, refiriéndose al conocimiento y/o inteligencia menciona que la verdad que configura la vida, ya no es ninguna «cosa», sino una persona, el Dios creador, el Verbo hecho carne, Cristo.
También dice: “Descubrimos quiénes somos a medida que hacemos o nos pasan cosas a las que decimos sí desde el fondo de nuestras personas”; así como: “La felicidad es el fondo de la vida, podríamos decir que en ella "hace fondo". Así pues, podemos decir, que de las experiencias de vida, emanan conocimiento de verdad.
Gracias a esta verdad, el hombre se descubre a sí mismo y se ve como esencial apertura a lo otro, a los demás hombres, como anhelo de alcanzar su pretensión, como afán de plenitud y perfección.
La última de las facultades que nombra el autor, es la voluntad, respecto a la cual cita: “Como vemos, hay dilataciones o contracciones y estrechamientos de la vida. Creo que hay que tomar posesión íntegra de lo que nos da nuestra condición, (…). El hombre es una realidad utópica, que es y no es, que es lo todavía no es y tal vez no pueda ser. Consiste en ser una realidad proyectiva, futuriza, deseante, nunca lograda, nunca conclusa, en suma, utópica (…). Nuestra vida consiste en el esfuerzo por lograr parcelas, islas de felicidad, anticipaciones de la felicidad plena. Y ese intento de buscar la felicidad nutre de ilusión, la cual, es ya una forma de felicidad.
Finalmente, considero importante añadir el sentido de la vida, del cual dice: “El sentido de la vida no se identifica con la felicidad, pero es condición de ella”, con lo anterior robustece el valor de cada día y sus instantes, a fin de que éstos se vivan con intensidad. También nos impulsa a reconocer con certeza la prioridad de las personas como tales sobre todo elemento. Este mismo sentido de la vida, nos ayuda a preferir lo que vale la pena invariablemente, al tiempo que fomenta nuestra visión de esta vida, en conexión con la otra. Es menester que haya una relación interna entre la felicidad de esta vida, y la felicidad después de la muerte. Respecto a lo anterior, el autor señala que la otra vida hay que entenderla “desde ésta, como su cumplimiento o plenitud”.
2.- ¿El cristianismo presenta algún tipo de felicidad con características propias?
“El cristianismo ha transferido el concepto de felicidad primariamente a la salvación, y esta transferencia tiene un carácter muy interesante que problema problemas teológicos”. Por lo tanto, el destino del hombre depende del último momento de su vida; pudiéndose salvar mediante el arrepentimiento, o condenar si ejecuta al final de sus días un pecado mortal sin arrepentimiento.
3.- Hay ciertos autores que presentan el cristianismo como una religión que no busca la felicidad, ¿Según el autor, esto sería así?
No, el autor dice al respecto: “ha predominado la idea de que para conseguir la beatitud, la bienaventuranza, la salvación, hace falta cumplir ciertas condiciones, fundamentalmente morir en estado de gracia, no en pecado mortal. No es que esto no sea cierto, sino que elimina toda conexión entre nuestra vida aquí y esa vida sobrenatural prometida"…..”Puede ser que haya predominado; pero no es desde luego lo que nos enseñó nuestro Padre, que nos hizo ver siempre nuestra vida cristiana aquí en perfecta continuidad con lo que nos espera en el cielo; y nos enseñaba a entender que sólo serían felices en el cielo los que lo hubieran sido de verdad, con felicidad auténtica, aquí en la tierra”.
4.- ¿No es acaso el cristianismo una religión por la que se busca, trámite una relación personal con Cristo, una vivencia de la felicidad interior, personal, en la que toda la vida tiene ese tinte coloreado de la felicidad particular del vivir cerca de Dios?
Efectivamente, el cristianismo, nos instiga a alcanzar la plenitud de la felicidad eterna, sin renunciar a nuestra felicidad terrenal, la cual se logra con y sólo en la relación íntima con Cristo. En el ser hijos de Dios, mediante el hacer de nuestros actos.