por mbenedithc1999 » Dom Sep 29, 2013 1:07 am
1) Enumera dos o tres posibles causas de la crisis espiritual que afecta a muchos cristianos, especialmente en los países de la vieja Europa y en USA.
Respuesta 1.- como posibles causas, por ser centroamericana, muy cerquita de USA, me atrevo a enumerar lo siguiente:
a.- DIOS NO EXISTE. Una de las causas fue el Sistema Comunista que prevaleció en la URSS, es decir, la mayoría de países Europeos, por más de 50 años, donde Dios no existe, y se explico la vida desde la ciencia, es decir, que el hombre proviene del mono, y desde las escuelas, a través de los libros se orienta una cultura materialista y consumista, apartando a Dios de la vida del ser humano, negando el valor de la familia, como madre que educa y forma en la Fe en Jesucristo, valores, virtudes y ética. Lo que llevo a perseguir a la Iglesia católica, a los sacerdotes y religiosos y considerar la religión como el opio de los pueblos.
b.- UNA VIDA SIN DIOS: Libertinaje. Estos sistemas comunistas crearon en su seno organizaciones que trabajan incansablemente y destinan millones de millones de recursos en exportar a otros países estas culturas de la muerte, como ha sucedido en Europa que ahora se considera una sociedad de viejos,, porque dijeron: “es mío mi cuerpo y que”, y se dieron a la tarea de planificar o de abortar a los bebes, y solo tener un hijo, a lo que hoy en día, según las estadísticas, esa raza en los próximos 40 años tiende a desaparecer , es esto lo que a pasos agigantados, promueven, una vida sin Dios, y donde Dios no existe, no existe el hombre, por eso sabemos que por cada minuto que pasa son miles de miles de inocentes abortados, porque la vida humana no vale nada, lo único que vale es lo material, el dinero, el poder, el sexo con libertinaje, etc.
c.- EGOISMO Y LA AVARICIA. Una tercera causa de la crisis espiritual, es el egoísmo y la falta de compromiso con que vivimos en general, y hemos puesto la razón por encima de la Sabiduría, nos creemos autosuficientes y que no necesitamos de Dios, la pérdida de identidad, de nuestras raíces, que somos hijos e hijas de Dios, ciudadanos de la Patria Celestial, hace que el mundo este girando como un porfiado, que solo lo que ve es lo que existe, ya ni en el amor se cree, todo está en orden del poder, las drogas, el alcohol, el dinero, etc., por eso un cristiano que no se forma, que no se educa, no se informa, no lee los documentos de la doctrina social de la Iglesia, y no se alimenta de la Palabra de Dios y del Pan vivo bajado del cielo, se encontrara desarmado y lo arrastrara la corriente.
2) Explica la diferencia entre estar convencido de algo y querer compartirlo con otros, y ser fanático.
Ser fanático se aplica a la persona que defiende una creencia o una opinión con gran vehemencia o pasión y se muestra intolerante y violento con los que no opinan lo mismo que el, solo él tiene la razón, en cambio se diferencia de la frase “estar convencido de algo y querer compartirlo con otros”, porque esto se aplica a personas que son congruentes con lo que piensan, sienten, hacen y dicen, son tolerantes con las diferencias, aceptan y respetan la opinión de los otros, actúan como verdaderos líderes, como verdaderos creyentes, es decir, el que ha tenido una experiencia personal con Jesucristo, lleva la paz y la alegría en el corazón.
3) ¿Cómo definirías la unidad de vida del cristiano (San Josemaría Escrivá; Juan Pablo II)? ¿Cuál puede ser el elemento que dé unidad a todo lo que hacemos cada día?
Desde San Josemaría Escrivá, esta unidad descansa en la filiación divina. Dios es un Padre —¡tu Padre!— lleno de ternura, de infinito amor. —Llámale Padre muchas veces, y dile —a solas— que le quieres, ¡que le quieres muchísimo!: que sientes el orgullo y la fuerza de ser hijo suyo. Niño amigo, dile: Jesús, sabiendo que te quiero y que me quieres, lo demás nada me importa: todo va bien. Según este Santo, se resume como el amor a la Iglesia y al Papa. Que debe ser una gran alegría poder decir con todas las venas de mi alma: amo a mi Madre la Iglesia Santa (Camino, n. 518). “Gracias Dios mío, por el amor al Papa que has puesto en mi corazón (Camino, N. 573), y que ayudados por la Gracia Divina, suscite en nosotros deseos de una verdadera conversión, de amor y de mejora espiritual, a la vida cotidiana del cristiana, a la traducción existencial de las exigencias de la fe.
Desde el Papa Juan Pablo II: “No tengáis miedo”, “cada cristiano tiene el deber de recomponer la plena comunión”. Grande don es la unidad, don que sin embargo llevamos en vasijas frágiles, que pueden romperse. El realismo de esta afirmación lo demuestran las vicisitudes de la comunidad cristiana a través de los siglos. En virtud de la fe que nos acomuna, nosotros los cristianos, todos, tenemos la obligación, cada uno según su propia vocación, de recomponer la plena comunión, «tesoro» precioso que nos dejó Cristo. Con corazón puro y sincero tenemos que comprometernos sin descanso en esta tarea evangélica
¿Cuál puede ser el elemento que dé unidad a todo lo que hacemos cada día?
Es el mismo Jesucristo, el elemento que da unidad a todo lo que hacemos cada día. Y el culmen de nuestra fe, está en la Eucaristía, el pan vivo bajado del cielo, que nos lleva a Amar a Dios por encima de todas las cosas, y amar a los demás como Él los ama: éste es el mandamiento esencial, el resumen y el alma de todo lo que hay que hacer, sin lo cual no se puede llevar a cabo lo demás como es debido.
Atentamente,
Martha M. Benedithc Bucardo