por Carlos64 » Lun Sep 30, 2013 1:20 am
Pregunta: ¿Cuál es el verdadero significado de “me di cuenta que estaba desnudo y me escondí”? ¿Cuál es el sentido de ese temor?
Además de la vergüenza recíproca entre el varón y la mujer a causa del pecado, hallamos otro sentido, si se quiere más profundo desde un punto de vista teológico, de la vergüenza, y que consiste en el miedo del hombre ante Dios y ante sí mismo en relación a Dios. Cabe explicar esto en el sentido de que el miedo del hombre ante Dios descansa sobre la base de una toma de conciencia acerca del daño, una pérdida en gran medida, que su desobediencia (en primera instancia, su desconfianza) ha hecho a la imagen de Dios en su propia humanidad, desvirtuando ésta última de forma radical y situándola en una condición precaria caracterizada por la pérdida de la gracia (inocencia, libertad, sentido intrínseco de la trascendencia, comunión plena consigo mismo y con todo lo creado) y por la vivencia subsecuente del estar inerme, indefenso ante el determinismo de la naturaleza, agobiado por la culpa, en suma desnudo; pero desnudo ya no como condición natural y grata a Dios sino como despojado del sentido original de su propio ser en tanto signo corpóreo de la trascendencia de Dios en medio del mundo. Así, toda esta condición de miedo a sí mismo lo es en tanto se experimenta como vergüenza por sentirse manchado en contraste con el don de la gracia original proveniente de Dios y hecho palpable en su condición humana previa al pecado. Y siendo este un miedo ante lo perdido en sí mismo, y siendo esto que se ha perdido el don de Dios dado a la humanidad como esencia de su existencia, la consecuencia es el miedo al Dador mismo, ante el cual ya no es posible estar en condición de inocencia y pureza.
El pecado ha alienado al hombre del Amor en tanto don divino. Ahora bien, esta condición posterior a la desconfianza no sólo afecta la relación el hombre consigo mismo en tanto imagen dañada de Dios y con Dios en tanto Dador de esa imagen, sino que también altera la forma de situarse su humanidad en medio de la naturaleza. El miedo viene a ser en esta perspectiva reacción inevitable a la hostilidad con que el mundo material rechaza ahora a aquel que decidió renunciar al don y, al hacerlo, rompió con el sentido original de su estar en el mundo en tanto signo visible (corpóreo) de la trascendencia. Ya no será el hombre quien someta a la tierra sino que la tierra, su determinismo material, hostil, someterá al hombre, y esto hallará su máxima expresión en la muerte. En cierto sentido, el miedo del hombre desnudo, que le lleva a ocultarse de Dios, viene a ser corolario de la toma de conciencia de esta precariedad esencial y dramática de su vida, situación que en el estado original de la gracia no existía. El cuerpo como signo de la imagen de Dios pasa a ser experimentado como condición física de indefensión ante el cansancio, la enfermedad, el esfuerzo, la decrepitud y la muerte. Lejos de ser signo de la persona (imagen de Dios) en el mundo, el cuerpo será signo de la infinita debilidad (opacidad, vulnerabilidad, soledad) del hombre despojado de la gracia por haber desconfiado de ella.
En resumen, el miedo que lleva al hombre al ocultarse de Dios tiene su sentido en la culpa: culpa ante sí mismo, pues ya no se es la imagen pura y libre del Amor que así lo quiso desde su infinita sabiduría y su incomprensible gratuidad; culpa ante ese Amor, al que se percibe ahora como inconciliable con la condición que la desconfianza ha puesto en medio, ese abismo que ahora existe entre criatura y Hacedor; y culpa ante la creación, que ya no puede estar en armonía con quien ha roto con la gracia que da vida a todo lo existente.
El Señor la bendiga, Dra. Calva.
Discípulo de Cristo por amor del Padre y unción del Espíritu. Miembro de la Iglesia por gracia divina. Amar a Jesús es mi mayor alegría.
Dios te salve, María, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra.