Re: 3. La Basílica de San Juan de Letrán (Semana del 21 de mayo)
Publicado: Mar May 22, 2012 5:31 pm
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EL BAPTISTERIO DE SAN JUAN DE LETRÁN
Baptisterio de San Juan de Letrán
"AQUÍ NACE UN PUEBLO DE NOBLE ESTIRPE DESTINADO AL CIELO, QUE EL ESPÍRITU GENERA EN LAS AGUAS FECUNDADAS.
LA MADRE IGLESIA DA A LUZ EN EL AGUA, CON UN PARTO VIRGINAL, A LOS QUE HA CONCEBIDO POR OBRA DEL ESPÍRITU DIVINO."
Inscripción del alquitrabe del Baptisterio, atribuida al Papa San Sixto III
Sabemos que las exigencias de nuestra fe –las exigencias radicales del Bautismo- pueden resumirse en buscar decididamente la santidad y hacer apostolado, dos aspectos inseparables de la vida cristiana. En los primeros siglos, los neófitos eran bautizados con una triple inmersión –en honor de la Santísima Trinidad- en la piscina del baptisterio, y llevaban durante toda la semana siguiente una túnica blanca, como manifestación de que, una vez purificada su alma con las aguas de la regeneración, no querían volverla a manchar con el pecado.
Si tenían la desgracia de caer, acudían llenos de dolor al Sacramento de la Penitencia. ¡Pero qué grandes eran sus deseos de santidad, qué lejos estaba la suya de ser una lucha negativa…! Estaban tan felices de haber encontrado la Verdad y el Bien – el Amor de Dios-, que, como buenos hijos, ya sólo pensaban en reunirse cuanto antes con su Padre del Cielo.
Cúpula del Baptisterio.
Deseaban también, como es natural, ir hacia Dios acompañados de muchos otros: parientes, amigos, vecinos, compañeros de oficio… Anunciaron el Evangelio con gozo y el Señor les concedió mucho fruto, pero sabemos que en ocasiones difundir el mensaje de salvación significó para ellos jugarse la vida o sufrir grandes contradicciones.
Sin embargo, los primeros cristianos no se detuvieron antes los obstáculos: en su conducta volvieron a resonar muchas veces las palabras que pronunciaron Pedro y Juan cuando pretendían acallarles: Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hch 4, 20). Hoy, como ayer, atañe a todos los cristianos la tarea de trabajar para que la salvación llegue a todas partes y a todos los hombres.
EL BAPTISTERIO DE SAN JUAN DE LETRÁN
Baptisterio de San Juan de Letrán
"AQUÍ NACE UN PUEBLO DE NOBLE ESTIRPE DESTINADO AL CIELO, QUE EL ESPÍRITU GENERA EN LAS AGUAS FECUNDADAS.
LA MADRE IGLESIA DA A LUZ EN EL AGUA, CON UN PARTO VIRGINAL, A LOS QUE HA CONCEBIDO POR OBRA DEL ESPÍRITU DIVINO."
Inscripción del alquitrabe del Baptisterio, atribuida al Papa San Sixto III
Sabemos que las exigencias de nuestra fe –las exigencias radicales del Bautismo- pueden resumirse en buscar decididamente la santidad y hacer apostolado, dos aspectos inseparables de la vida cristiana. En los primeros siglos, los neófitos eran bautizados con una triple inmersión –en honor de la Santísima Trinidad- en la piscina del baptisterio, y llevaban durante toda la semana siguiente una túnica blanca, como manifestación de que, una vez purificada su alma con las aguas de la regeneración, no querían volverla a manchar con el pecado.
Si tenían la desgracia de caer, acudían llenos de dolor al Sacramento de la Penitencia. ¡Pero qué grandes eran sus deseos de santidad, qué lejos estaba la suya de ser una lucha negativa…! Estaban tan felices de haber encontrado la Verdad y el Bien – el Amor de Dios-, que, como buenos hijos, ya sólo pensaban en reunirse cuanto antes con su Padre del Cielo.
Cúpula del Baptisterio.
Deseaban también, como es natural, ir hacia Dios acompañados de muchos otros: parientes, amigos, vecinos, compañeros de oficio… Anunciaron el Evangelio con gozo y el Señor les concedió mucho fruto, pero sabemos que en ocasiones difundir el mensaje de salvación significó para ellos jugarse la vida o sufrir grandes contradicciones.
Sin embargo, los primeros cristianos no se detuvieron antes los obstáculos: en su conducta volvieron a resonar muchas veces las palabras que pronunciaron Pedro y Juan cuando pretendían acallarles: Nosotros no podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído (Hch 4, 20). Hoy, como ayer, atañe a todos los cristianos la tarea de trabajar para que la salvación llegue a todas partes y a todos los hombres.