por Pak-o » Mié May 16, 2012 6:20 am
Participación en el foro
1. ¿Cómo se entiende la resurrección del cuerpo como la realidad del mundo futuro?
Debemos entender primeramente que, «la resurrección nos desvela una dimensión completamente nueva del misterio del cuerpo del hombre», esto es que el cuerpo físico se somete completamente al espíritu, será una nueva “entidad humana”, una unión integral del alma con el cuerpo en lo que podremos llamar una integridad perfecta.
La resurrección consistirá en la perfecta participación de todo lo que en el hombre es corporal a lo que en el es espiritual. Al mismo tiempo consistirá en la perfecta realización de lo que en el hombre es personal.
El Hombre y la Mujer resucitados, mantendrán su peculiaridad masculina y femenina, el sentido de ser varón o mujer, se entenderá de modo diverso del que fue desde “el principio”, y al fin será entendido plenamente el carácter del cuerpo humano.
Al grado tal que una vez de su encuentro “cara a cara” con Dios, nacerá en el hombre un amor de tal profundidad y fuerza de concentración en Dios, que absorberá completamente todo su existir resucitado.
2. ¿Qué significan las palabras de Cristo (Mt. 19, 11-12) sobre la continencia por el Reino de los Cielos?
Nos pone de manifiesto que no solo por el Matrimonio, se llega a entender la “continencia” por el reino de los cielos, sino que además el Matrimonio forma parte integral del misterio de la creación y de la redención.
La continencia en el matrimonio, no significa exclusivamente abstenerse de las obras de la carne, porque la continencia por el Reino de los Cielos significa también poner de relieve lo que es eterno y más profundamente personal en la misma vocación conyugal.
La continencia es una vocación “superior” a la del matrimonio, en el entendido que la llamada “superioridad” de dicha continencia no es una “sobrevaloración” del matrimonio, dicha superioridad es evangélica y auténticamente cristiana de la virginidad, ya que esta directamente ligada al Reino de los Cielos.
Y al ser elegida la Continencia por el Reino de los Cielos, el hombre debe guiarse precisamente por esa motivación. Según nos enseña Juan Pablo II. La elección de la continencia, la virginidad o el Celibato, por el Reino de los Cielos, es lo mismo que en el matrimonio…”para toda la vida”, pues se trata de una entrega de nosotros mismos.
3. ¿Por qué el texto de la carta a los Efesios (5, 21-33) es la coronación de las verdades de la Sagrada Escritura?
«Las mujeres deben someterse en todo a sus maridos, como al Señor»...Primeramente, no se trata de poner al hombre como “amo” de la mujer en la relación esponsal del hombre y la mujer. Sino que la mujer, en su relación con Cristo, que es para los cónyuges el único y verdadero Señor, puede y debe encontrar en esta relación con su marido, la sumisión unilateral.
En esta carta a los Efesios, se menciona precisamente este aspecto del cual adolece cada relación conyugal, por no comprender los conyugues que como marido y mujer están “sujetos los unos a los otros”, están mutuamente subordinados. La fuente de esta sumisión recíproca está en la piedad cristiana, y su expresión es el amor.
El amor excluye todo género de sumisión, en virtud de la cual la mujer se convertiría en sierva o esclava del marido, objeto dé sumisión unilateral. El amor ciertamente hace que simultáneamente también el marido esté sujeto a la mujer, y sometido en esto al Señor mismo, igual que la mujer al marido. La comunidad o unidad que deben formar por el matrimonio, se realiza a través de una recíproca donación, que es también una mutua sumisión».
4. ¿Cómo descubre el matrimonio el misterio oculto por las edades (Ef. 1, 3-4)?
Por edades debemos “entender”, lo ocurrido antes y después “del principio”.
Antes, por y para Cristo fuimos elegidos por amor y consagrados a su presencia.
Después, por Cristo, con el y en el, hemos recibido toda clase de bendiciones espirituales del Cielo
5. ¿Cómo se relaciona el “lenguaje del cuerpo” con la realidad del signo en la promesa marital?
Definitivamente como nos enseña Juan Pablo II, las relaciones de los esposos en el matrimonio, debe ser a imagen de las relaciones de Cristo con la Iglesia, es decir vivir la fidelidad de la gracia sacramental de la promesa esponsal. “Amar hasta la muerte”.
Debemos amarnos como a nuestros propios cuerpos, pues en la relación esponsal, los cónyuges nos volvemos “carne de nuestra carne”, en otras palabras, los cónyuges debemos de “crucificar nuestra carne con nuestras pasiones y concupiscencias”