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UNA PALABRA TUYA...

NotaPublicado: Sab Jul 26, 2014 10:22 pm
por cursillistamallorca
En muchas ocasiones nos sentimos oprimidos, asfixiados por el ritmo de vida que llevamos y que no nos deja ni un minuto para pararnos a reflexionar el por qué de tanta prisa y ajetreo, por qué acaparar tanto cuando es una y exclusiva cosa lo que está esperando el Señor de nosotros: Amor.

Sabemos que en el último día seremos juzgados en el amor así que deberíamos centrarnos en el prójimo, en nuestros hermanos, en tener con ellos una actitud de entrega, de ayuda, de apoyo, en desarrollar un espíritu de servicio, en amar generosamente sin esperar a ser correspondidos. Amando a todos en el Señor, empezaremos a amar como Él nos ama, incondicionalmente.

Hay que reconocer que no es fácil cuando intentamos amar a quien nos hiere, a quien nos ha traicionado, a quien tiene con nosotros comportamiento de enemigo. Pero el Señor nos dice que hasta a esos hay que amar, por mucho que nos cueste.

Señor, hay muchas imperfecciones en nuestro interior que nos impiden seguir tus enseñanzas: Nos cuesta olvidar los insultos, los agravios recibidos, el inmenso dolor de las heridas de nuestro corazón. Amar sin medida y sin reservas ni condición se nos hace una montaña demasiado alta para poder escalarla con nuestras propias fuerzas.

Refugiémonos en el Señor, en su fuerza, en su Amor. Confiemos en Él y digámosle: Una palabra Tuya, bastará para sanarme. Porque solo Él puede sanar las heridas de nuestra alma, hacer que cicatricen y que seamos capaces de olvidar las rencillas del pasado, de desterrar el rencor de nuestro corazón.

Solo un corazón sanado con la amistad de Jesús es capaz de abrirse al amor con sinceridad, valentía y de devolver bien por mal. Oremos al Señor, pidámosle fuerzas para sanear nuestro interior, para ser capaces de rezar por aquellas personas cuya actitud más nos duele y aquella relación tan difícil que prácticamente nos parece imposible, seamos capaces de dejarla confiadamente en Sus manos.

Dicen que no es necesario enseñar a las palomas a volar, que no lo tienen que aprender, ellas nacieron así. También nosotros, llevamos la huella del amor que Dios imprimió a nuestra alma el día de nuestro bautizo y que Nuestro Señor Jesús va renovando y fortaleciendo en cada oración, en cada Eucaristía, en cada visita al Sagrario donde nos espera con los brazos abiertos y nos entrega Su amor a raudales.

Llenemos nuestra alma con Su Amor que nos hace tanto bien, que resulta terapéutico para nuestras heridas e inundada nuestra alma de su dulce energía, lograremos amar de verdad a los demás, ser más tolerantes y comprensivos y nos ayudará a clarificar la oscuridad de nuestra alma con Su radiante Luz.