Paz y bien.
Un pequeño cuento que espero sirva para aliviar corazones de padres que han perdido a sus hijos.
Un ángel en la tierraUna hermosa mañana un ángel bajó a la tierra.
Tomó la forma de niña. De una bebé que era esperada con mucho amor.
Su madre le cantaba cuando estaba en su vientre. Platicaba con ella y el pequeño angelito deseaba ver a la dueña de ésa voz.
Su padre tocaba el vientre de su madre y ella sentía el calor de su mano através de la piel. Era una mano fuerte que seguramente le daría sostén.
Unos días antes su mamá había ido de fiesta y estuvo bailando. Eso la hizo sentir un poco mal al día siguiente. Estaba adolorida del cuerpo por el ejercicio .
Su mamá era nerviosa y al sentir dolor pensó que era el momento en que nacería. Su papá tenía ése día un exámen en la escuela. Debo decir que el papá del angelito estudiaba y ése era su último exámen.
No pudo hacerlo porque le avisaron que había llegado el momento del nacimiento.
Sus papás fueron al hospital y después a otro y a otro más. Finalmente, después de 4 días vino a éste mundo.
Su llegada trajo alegría a su hogar. Un hogar pequeño pero hermoso y acogedor. Le gustó su casa. Un arreglo de flores esperaba por ella, con una cigueña anunciando su arribo.
Sus padres se querían y vivían en armonía. Su abuelita, una viejita que ella conocía desde el vientre de su madre, porque diariamente iba a su casa mientras su embarazo, los visitaba de vez en cuando.
Sus padres decidieron que era el momento de que su mamá regresara al trabajo. Su papá no ganaba lo suficiente para sostener los gastos y se necesitaban entradas.
Dios envió entonces el trabajo ideal para su mamá. Le consiguió uno camino del cual estaba la casa de otra de sus abuelitas.
Este angelito tenía 3 abuelitas: la mamá de su mamá, la mamá de su papá y la abuelita de su papá en cuya casa su mamá la encargó.
Era una casa pequeñita. Al angelito le gustaba porque al entrar tenía una Virgen de Guadalupe que le sonreía cada mañana. La acostaban en una cama muy cómoda y sus dos abuelas la cuidaban muy bien.
Además le gustaba porque llegaban niños a visitar a la abuelita. Había una nena muy bonita que era su prima. La quería mucho y de vez en cuando su abuelita dejaba que la cargara.
Era una niñita muy tierna que la cargaba con mucho cariño y la besaba.
Había dos niños más que también eran muy cariñosos con ella. Sus tíos.
Llegaban más niños y muchas personas a visitar la casa de la abuelita, pues era muy querida y sus hijos acostumbraban ir todos los días a verla.
Algunos llevaban a sus hijos. Era una familia armoniosa donde todos se ayudaban entre sí. Al angelito le gustaba mucho estar ahí. Entraba el sol todos los días por la ventana, el cuarto era calientito. Todos la querían y se reían de lo graciosa que era.
Desde su cama escuchaba cómo platicaban entre ellos, cuando comían siempre en paz. Llegaba el rumor de muchas voces de niños porque al lado estaba un colegio.
Era agradable.
Pero la estancia del angelito en éste mundo fué muy breve. No en todas las casas vivían tan armoniosamente como se vivía en la casa de su abuelita y de sus padres.
Eso entristecía mucho al angelito. No entendía porqué en casa de su otra abuelita había tantos gritos y pleitos.
¿Pelearían por su causa? No lograba entender el porqué su papi que siempre era tan bueno, gritaba de pronto y porqué su mami que siempre cantaba, lloraba o se enojaba.
Había muchas personas que gritaban y bailaban, que tomaban y parecían felices. ¿Porqué sus papis no?
Su papá acostumbraba todas las noches cargarla y acunarla en ésas manos tan fuertes y que la hacían sentir tan protegida.
Una noche en que hubo fiesta, su papi no la cargó como todas las noches.
El angelito lloraba y lloraba y su papi no la cargaba. ¿Estaría enojado con ella?
Mamá la cargó como siempre, le dió su alimento y la tapó, pero su papá no aparecía. Ella seguía llorando. Finalmente se quedó dormida profundamente, tan profundamente que no volvió a despertar.
Se cansó de llorar y no pudo despertar del sueño tan profundo.
Sin embargo, al llegar al cielo, Dios le dijo que había cumplido la misión para la que había sido enviada.
La mamá de su madre apareció para consolar su corazón adolorido.
Su padre no volvió a perder la cabeza cuando tomaba como lo hacía.
Sus abuelitos cambiaron la manera de vivir que llevaban
Una pareja de tíos que dudaron durante mucho tiempo en tener o no tener hijos, decidieron al verla tan hermosa adoptar un bebé que les brindara alegría en su hogar.
¿Saben? Los angelitos nunca vienen sólos. Este tampoco lo hizo. Dos angelitos más vinieron con ella a alegrar los corazones de hogares tan tristes como el hogar que ella alumbró.
Su paso por éste mundo fué muy breve, pero dejó en muchos una huella profunda de arrepentimiento, de conversión, de unión, de perdón. Y de alegría en los hogares.
Dios nunca olvida a sus hijos, son sus hijos los que a veces se olvidan de El.
Y a veces permite que angelitos como éste visiten el mundo para recordarnos lo bella que es la vida y lo mucho que Dios nos ama.