Que la paz de nuestro Señor Jesucristo este en cada uno de ustedes y que nuestros corazones ardan en llamas por gracia del amadisímo Espíritu Santo nuestro defensor... Bendiciones.
Dice la palabra de Dios que estaban todos unánimes y el fuego cayó y desde el cielo bajo el Espiritu Santo...
Hoy es el día más hermoso de todo este ciclo litúrgico festivo de la Pascua...hoy es Pentecostés, hoy se corona la Pascua, hoy Cristo glorificado se perpetúa en su pueblo que Él ha comprado a precio de su sangre; Cristo vive más que nunca en Pentecostés.
En el evangelio de san Juan de hoy, Cristo irrumpe en medio de sus discípulos que por miedo a los judíos, por miedo a la persecución; están escondidos, y Cristo les dice con la serenidad de una vida que ya no tiene ocaso: "Paz a ustedes" aquel día Él hace una efusión del Espíritu Santo que anima el corazón de los discípulos y les da su poder. Esta gracia de Pascua, se hace pública a los 50 días, en la fiesta que los judíos llamaban Pentecostés.
Al oír el ruído, acudieron en masas y quedaron desconcertados, aquel día el ruido de un huracán y una lluvia de lenguas de fuego que cayó sobre los discípulos reunidos en aquella casa de Jerusalén atrajo a todos los peregrinos, venidos de todos los rincones del mundo conocido que estaban en la ciudad para la fiesta de Pentecostés; Ahora también la iglesia atrae a los hombres a escuchar las maravillas del Señor y a denunciar desde su posición evangélica seguidora fiel de Cristo, el pecado del mundo donde quiera que se encuentre.
Envía tu Espíritu Señor y repuebla la faz de la tierra el salmo de hoy bellísimo...La experiencia del Espíritu no es una presencia individual para unos cuantos privilegiados, La donación del Espíritu se da en orden a crecimiento personal para el enriquecimiento eclesial y de toda la creación. El don del Espíritu nos compromete con acción pronta, desinteresada, generosa en bien de la humanidad.
El Espíritu Santo es el que hace de la iglesia una nueva creación para la renovación del mundo actual. "El Espíritu Santo conduce a la iglesia a la plenitud de la verdad, la renueva en la santidad de sus miembros y la enriquece en sus dones y en sus carismas, en todas sus comunidades; suscita las vocaciones, los dones jerárquicos y carismáticos, da perseverancia, fortaleza, a esta misión de la iglesia a pesar de todas las tribulaciones que se presenten y que se van a presentar siempre".