Hace cincuenta años se realizó el Concilio Ecuménico Vaticano II, donde se abrió una caja de pandora, que hizo ver a toda la Iglesia la situación real que está pasando, así como los nuevos cambios como por ejemplo en la liturgia y en la pastoral. Cincuenta años que la Iglesia Católica, peregrina entre luces y sombras y hasta obscuridad, que todos vemos.
Hoy el Papa Benedicto XVI, inauguró el año de la Fe, entonces, cabe preguntarse y reflexionar ¿Cuánto se ha avanzado todo lo manifestado en el Concilio Ecuménico Vaticano II ? Es curioso que a pesar de que la Iglesia se abrió y se acercó más a la gente, nuestra Iglesia pasa por el momento más difícil de toda su historia. ¿Qué ocurre?, ¿a quién hechar la culpa? ¿a los sacerdotes que se portaron mal? o ¿a la gente que no actúa acorde a las enseñanzas de Cristo y de la Santa Iglesia? o ¿es que no queremos ver la raíz del mal, que podría estar en nosotros mismos?
Creo que es hora de vernos tal cual somos, y depurar lo malo que tenemos, tanto en lo personal como en sociedad. No se trata de hechar la culpa a otros por la crisis que atravezamos, se trata de cuán testimonio de vida evangélica tenemos, Tenemos un rico tesoro, como la Biblia la Tradición, la Eucaristía y los demás Sacramentos, la enseñanza de los padres de la Iglesia, el Magisterio; pero de qué nos sirve si vamos muchas veces contrarios a todo ello? Es momento de reflexionar y cambiar en bien de la persona y de la sociedad.
Que este año de la Fe, se el año de madurar como personas queridas por Dios, de entregarnos más hacia el Corazón de Dios y poner manos a la obra para que el Pueblo de Dios, pueda llegar al paraíso.
Que Dios y la Virgen Nuestra Madre María, os colmen de bendiciones.
Saludos.