Hana escribió:Hola a todos,
soy una antigua miembro de este foro que lleva mucho tiempo sin pasar por aquí.
Hay algo que desde hace mucho no me deja tranquila,que puede parecer una pregunta muy tonta con una respuesta muy obvia pero que no me lo parece.
Todos sabemos porqué somos católicos,sin embargo,cuantos de vosotros a mirado a una cruz o a escuchado en la iglesia y leído en la Biblia que Dios murió por nosotros y se ha estremecido o emocionado hasta las lágrimas por ello? Supongo que a algunos les habrá pasado,pero creo que no me equivoco al decir que no es lo que suele ocurrir,a mí no,confieso.Y eso es lo que no entiendo.¿Por qué nos emocionamos con tantas cosas que les pasan a los seres humanos,que hacen,y esto nos deja tan fríos? Por la debilidad en que nos dejó el pecado me diréis quizá,pero no me parece suficiente,el pecado no nos impide emocionarnos por tantas otras cosas. ¿Por qué justo por esta sí? Si me he emocionado alguna vez al pensar en la Pasión,pero nada más,el resto del tiempo no me cuesta olvidarme de ello,ni me emociona ni me impresiona.
Perdonad que me haya extendido tanto,tal vez no exista una respuesta concreta,tal vez podamos usar este tema para reflexionar,muchos santos lo han hecho en realidad,en torno al poco amor que tenemos por Dios.
Muchas gracias.
Estimada en Cristo Hana:
En efecto, no existe una respuesta única y concreta, pero se puede decir que:
1. Lo más importante NO ES emocionarse, mucha gente se emociona y no pasa de ser eso: una emoción pasajera que no toca mas que la sensiblería de la persona. Lo importante NO ES "que se sienta 'chinita' la piel" o "que hasta nos salgan lágrimas"; sino lo importante es que la conciencia del Don que Dios nos ha dado en la Redención de Cristo sea tal que, sintiéndonos tan profundamente Amados, nos hagamos capaces de reflejar esa sobreabundancia de Amor sobre los que nos rodean. Por consiguiente si no te hubieses nunca "emocionado hasta las lágrimas", pero VIVIERAS el Amor de Cristo hacia los demás al punto de "emocionarlos hasta las lágrimas", no tendrías de que preocuparte.
2. Ahora bien, la verdad es que quien se siente auténticamente TAN Amado, es dificil que no se emocione de verdad. Por consiguiente, si bien no es un método infalible por lo que señalábamos en el punto anterior, la verdad es que nunca haberse emocionado mucho por el Amor con el que Cristo se nos ha dado, es signo indirecto bastante fidedigno de que no has logrado percibir con profundidad la intensidad de ese Amor y, sobre todo, de que no has logrado percibir lo MUCHO que lo necesitas. Entendámonos: NO se trata de "conocerlo teóricamente" sino de percibirlo de verdad. Asi pues, NO se trata de armar un teatro en el que te salgan las lágrimas en cada Consagración para asi "sentir que si te importa". Sino se trata de algo que debería ocurrir muy naturalmente al percibir el Amor que Cristo te tiene. Por ejemplo, si un niño va a la escuela y su padre paga todas las colegiaturas, el niño difícilmente está agradecido con su padre por eso. Y si llega a faltar el pago de alguna colegiatura, el niño NO piensa "estoy en problemas ¿de dónde sacaré el dinero?", sino sabe que de algún modo su padre obtendrá el dinero necesario para que a él lo sigan "torturando" con tareas todos los días. El niño no ha logrado aún comprender lo mucho que necesita de esa educación, ni, por consiguiente, percibe el amor que hay en los esfuerzos y sacrificios que hace su padre para tener los recursos para pagarla.
Ahora bien, si un muchacho quiere estudiar una carrera universitaria en una institución de mucho prestigio pero que cuesta muy cara, y sabe lo mucho que esos estudios le ayudarán para desarrollar una carrera profesional con la que podrá sostener la familia que quiere formar con su novia; y sabe que él no puede pagar esa carrera, y ni siquiera se acerca, por mucho que ha juntado 2 trabajos; si entonces llega alguien y le ofrece gratuitamente: "yo sé que esto es importante para ti, pon tú lo que puedas y yo pago la diferencia, me agradecerás sirviendo a los demás con los conocimientos que vas a adquirir". Pues entonces este muchacho SI que agradecerá lo que esta persona está haciendo por él y se emocionará al darse cuenta de que esa noticia es una realidad y no un sueño fantástico de su imaginación. Y ciertamente no dejará de cumplir con la forma de agradecimiento que se le ha solicitado: servir a los demás con sus nuevos conocimientos.
Asi pues, si no agradecemos, es porque somos como el niño que aún damos por sentadas las cosas que tenemos, que tal vez sabemos "teóricamente" que necesitamos estudiar para poder subsistir cuando seamos mayores y que eso es bueno e importante para nosotros. Pero la subsistencia de hoy, la cama, el juego y la comida de ESTA tarde, no parecen depender realmente de esos estudios. Si acaso el juego puede verse compormetido por un castigo si no se hace la tarea. Pero lo que impide jugar entonces es el castigo y no la tarea incompleta en sí misma. No son los espacios en blanco del cuaderno los que guardarán los carritos o los muñecos bajo llave. Y la comida y la cama parecen estar completamente aseguradas de cualquier manera. No hay, pues, en la mente del niño, una conexión esencial entre el estudio y su subsistencia. Por eso, aunque el "sabe" que esa conexión existe de algún modo, la ve como algo teórico y un tanto irreal.
Solo cuando somos como el muchacho, cuando, no ya en la teoría, sino en LOS HECHOS logramos EXPERIMENTAR la insuficiencia radical que tienen nuestros propios esfuerzos para conseguir aquello que REALMENTE necesitamos y que nadie más nos garantiza o nos puede regalar. Pues solo entonces es cuando DE VERDAD nos damos cuenta del valor que tiene el que alguien más se preocupe por darnos todo eso.
Es bueno reflexionar sobre todo esto, pero difícilmente lograrás percibirlo completamente de manera puramente "teórica". Sin embargo, no te preocupes, eso es algo que se suele "curar" con la edad. Porque las personas solemos tener menos apoyo externo y más conciencia de nuestra propia insuficiencia conforme nos tenemos que responsabilizar de cosas más importantes, y adquirimos mayor conciencia de lo limitados que pueden ser los frutos de nuestros esfuerzos. Por eso es tan común que muchas personas vuelvan a Dios cuando ya son mayores. Y por eso es que es igualmente común que haya tantos jovencitos que se sienten tan auto-suficientes e "interesantes" jugando al ateito-intelectualón.
3. Y, sin embargo, no a todos Dios nos concede la Gracia de tener una larga vida que más o menos nos pueda garantizar que tendremos una experiencia directa que nos haga ver la gran necesidad que tenemos y lo gratuitamente que nos es satisfecha. Pero para eso puede ayudar muchísimo el abrirse a la realidad de los demás. Esto puede lograrse, por ejemplo, incorporándose a grupos de ayuda y asistencia. Pero NO de esas experiencias relativamente fugaces y superficiales como pueden ser unas misiones en una Semana Santa, sino algo mucho más estable y duradero. Algo que nos permita incluso establecer relaciones personales con personas en fuerte necesidad. Que nos permita percibir lo mucho que esas personas tienen que trabajar para lograr obtener tan solo una pequeña fracción de lo que otros damos por garantizado. En general no basta, insisto, con solo reflexionar sobre esto, o con solo experimentarlo fugazmente, porque eso acaba siendo casi como verlo en una película: algo que nos puede conmover por un momento, pero que pronto se acaba y nos permite volver a nuestra cómoda realidad completamente ajena a esas necesidades.
4. Sobre lo que dices de haberte emocionado con la Pasión, no se, pero en el contexto total, sobre todo en la forma en que hablas de ello como algo relativamente menor, me da la impresión de que habrá sido viendo la película de Mel Gibson (lo que entraría dentro de esas experiencias fugaces descritas en el punto anterior) o algo así. De que habrá sido algo más bien en el sentido de "pobrecito Jesús, como sufrió y se sacrificó para salvarme". No pasa, pues, de ser como el niño que dice "pobrecito papá, se tuvo que desvelar en su trabajo para ganar el dinero del gasto mensual", pero, de algún modo, sientes que esa era su obligación (la del papá y la de Jesús) mientras que "tu lugar" es seguir en tu camita o en tu vida normalita.
No te has acabado de dar cuenta, pues, de que eso que sufrió Jesús NO era SU castigo, sino EL TUYO. No te has acabado de dar cuenta de que lo que en el fondo dijo Jesús fue "no azoten ni crucifiquen a Hana, azotenme y crucifiquenme a Mí". Y, peor aún: "Padre, no le hagas sentir a Hana que la abandonaste y que no podrá ya encontrar jamás el camino de vuelta a Ti; que lo sienta Yo, porque Yo si sabré volver a Ti, ella nunca podría hacerlo".
En otras palabras "murió por nosotros" NO significa "murió porque eso le tocaba a Él y a mi me tocaba aplaudirle y admirarlo", sino significa "quien tenía la condena de muerte ERA YO, y Él me la quitó y la tomó Él mismo".
¿Nos ha pasado alguna vez por la mente que hubiera sido mejor que la multitud gritara que liberaran a Jesús y condenaran a Barrabás, quien era el auténtico culpable reo de muerte? Seguramente que si ¿verdad? Y entonces pensamos "pero no, no podía ser, porque entonces ¿cómo se iban a cumplir las Profecías y las Escrituras y cómo Cristo se iba a sacrificar por todos nosotros?". Pero no, esa no deberia ser la razón principal por la que no deberíamos ser tan prontos en condenar al pobre Barrabás... pues nosotros mismos, en el fondo, somos Barrabás... votar en contra de Barrabás es, pues, votar en contra de nosotros mismos; es decir: "que no muera el inocente" (o sea, Jesús) y "que muera el verdadero culpable" (o sea, ¡YO!). Pero eso NO ES lo que Jesús y su Padre querían. Pues Jesús, entregándose en lugar de Barrabás, me enseñó que
en realidad se entregó en lugar
de MI.
Que Dios te bendiga en la alegría de la Resurrección del Señor (y te ayude a percibir y comprender porqué esa alegía es tan grande y poderosa
)