por eduarod » Jue Jul 12, 2012 11:14 am
Estimado en Cristo raul4198:
Si, es pecado masturbarte.
Y si lo haces con intención para reducir tus poluciones nocturnas (las cuales podrán ser "embarazosas" y "sucias", pero esas sí NO son pecado) entonces lo es más, porque pudiendo evitarlo, lo haces intencionalmente.
Respecto a que "la adolescencia te empuja":
1. No te hagas ilusiones, de aquí a muchos años tu cuerpo, si no aprendes a controlarlo, te "empujará" a eso, y no hablo de 3 ó 4 años, hablo de décadas hasta que seas anciano, en las que, en vez de controlar tu cuerpo con tu inteligencia, tu cuerpo y sus hormonas, te controlarán a tí.
2. Tradicionalmente la moral cristiana reconoce tres fuentes de tentación: el demonio, el mundo y la carne. La que nos interesa ahora es esta última, porque el que tu cuerpo de algún modo "pida" o "te empuje" a algo, no quiere decir que tú lo tengas que aceptar y hacer. Si, hay veces que el vicio está tan arraigado que la responsabilidad moral se disminuye grandemente. Pero, para que eso suceda, NO tienes que "aceptar que tu cuerpo te emuja y ya ni modo", sino todo lo contrario: debes combatir esos instintos desordenados a los que tus pasiones te invitan, y si aún así eres "derrotado" y cometes la mala acción, entonces no habrá plenitud de consentimiento en tí, pues acabaste haciendo a causa de tus pasiones lo que NO QUERÍAS hacer al punto de que pusiste medios reales para NO HACERLO. Y, por consiguiente, la responsabilidad moral del acto se verá seriamente disminuida, constituyendo en el peor de los casos simplemente un pecado venial y no el pecado mortal que constituye si, por el contrario, en vez de combatir tus pasiones, te "resignas" a ellas y consciente y libremente te dejas llevar a dónde ellas quieran llevarte.
Así pues, una cosa es que aceptes que tu cuerpo cambia y que te invita a ciertas cosas induciendote ciertas pasiones, lo cual es cierto que no puedes evitar (por eso "la carne" es fuente de tentaciones).
Y otra cosa muy distinta es que a causa de ello ACEPTES "resignadamente" todo aquello a lo que las pasiones te lleven.
Para que tengas un comparativo, tomando otra de las fuentes de tentación, el mundo, aceptar que no puedes vivir exento de las pasiones de la carne es simplemente como aceptar que vives inmerso en un mundo de pecado, donde la gente roba, mata, y eres bombardeado constantemente por campañas publicitarias que te invitan a la vanidad, al egoismo y a desentenderte de los demás en favor de tu propia comodidad y confort. Si, ciertamente vives en ese mundo y no lo puedes evitar, no te puedes ir a otro lado, no existe un teletransportador que te lleve automáticamente a un mundo bello e ideal.
Pero una cosa es aceptar que vives en este mundo real con todos sus defectos, incitaciones e invitaciones al mal; y otra cosa es decir que, como vives en este mundo que te invita al mal, pues te resignas a ello y has decidido unirte a una banda de narcos para hacerte de cuanto dinero rápido puedas obtener y poder así comprar todo aquello que la publicidad te invita a tener a pesar de tener que matar o dañar a otras personas para poder obtenerlo.
Es evidente que NADA tiene que ver el aceptar que vives en un mundo pervertido que constantemente te invita al mal, con entonces "resignarte" y dedicarte a hacer toda perversión a la que ese mundo te invita. Por el contrario, tu deber es OPONERTE a esas invitaciones y dedicarte a contribuir en la construcción de un mundo más justo, más solidario y donde reine el amor y la gente pueda vivir mejor, con paz y tranquilidad.
De la misma manera NADA tiene que ver el que aceptes que pasas por cambios en tu cuerpo que determinan pasiones intensas difíciles de controlar; con entonces "resignarte" y entregarte a esas pasiones. Por el contrario, tu deber es OPONERTE a esas pasiones para que puedas ser tú el que determina qué es lo que haces, y no tus pasiones, y entonces puedas tú decidir dedicarte a amar y servir a los demás en Cristo; cosa que tus pasiones jamás te permitirán hacer, por mucho que lo intentes, si te dejas gobernar por ellas.
Y para comprobarlo, piensa tan solo en los tristemente famosos casos de sacerdotes pederastas, de sacerdotes que incurren en escándalos (como el tristemente famoso reciente caso del obispo Bargalló de Argentina) y muy particularmente el muy triste caso del padre Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo.
Yo no creo que esas personas realmente quisieran "timar" a la Iglesia. Por el contrario, creo que sinceramente trataron de hacer lo que ellos creían que era una obra importante en favor de los demás. Incluso no es poco probable que en parte lo hayan hecho para tratar de "redimirse" de "eso otro" que sabían que (bien pasada la adolescencia) no estaba bien en su interior y en sus acciones.
Pero el problema fué justamente el que estamos tratando: que no eran ellos los que mandaban en sí mismos, sino eran sus pasiones las que los tenían subyugados. Y por eso, por no haber nunca aprendido a gobernarse a sí mismos, fue que, pese a sus muy probablemente buenas y sinceras intenciones, al final acabaron ellos mismos dañando seriamente a muchas personas en vez de ayudarlas. Pues eso fué lo que sus pasiones, verdaderas gobernantes de su ser, determinaron.
Estás muy a tiempo, pues, de no dejarte gobernar así, sino de oponerte al mal al que las pasiones de la naturaleza herida por el pecado a todos nos inclinan. No busques, pues, vanas justificaciones, antes bien acepta realmente TODA tu realidad, y, con la ayuda de Cristo, la que puedes pedirle por medio de la oración y los Sacramentos, seguramente saldrás vencedor y auténtico gobernante de tu ser que entonces podrás poner al auténtico servicio de Cristo y de tus hermanos.
Que Dios te bendiga.