Estimado sgssergio:
Yo también soy de Argentina. Me interesó mucho tu post por varias razones: en primer lugar, decirte que estoy de acuerdo cuando decís que "si están a favor de aborto no son católicos, aunque se denominen como tal".
En segundo lugar, creo que el hecho de que el Estado decida brindar asistencia económica a las mujeres embarazadas es muy loable. De hecho, es una de las garantías enunciadas en el art. 14 bis de la Constitución Nacional ("protección integral de la familia") y una de las obligaciones que ha asumido al suscribir diversos tratados de derechos humanos que forman parte del texto constitucional. A esta altura, creo que debe ser evidente que soy abogada
El siguiente punto que quisiera expresar, en cambio, es una discordancia con tu razonamiento. Es cierto que muchas de las mujeres que abortan a sus bebitos lo hacen por la desesperación de pensar que no podrán hacer frente a la manutención económica de sus hijos. Como también, lamentablemente, muchas otras lo hacen para "quitarse una molestia de encima". Lo he visto mucho en el ir y venir de casos y expedientes. Opino, en suma (y sin intención de emitir juicio sobre ellas), que en todos los casos se ponen consideraciones egoístas y/o mundanas por delante del sagrado derecho a la vida.
En el ámbito de las leyes (operadores judiciales, doctrinarios, jueces, abogados) son muchos los que piensan como este grupo de "católicas con opción a decidir". Lo triste es que intentan las explicaciones más rebuscadas para justificarse, para esconderse como Adán y Eva quisieron ocultarse de la vista del Padre. Que si hasta tal semana de gestación está bien, etc. Lo cierto es que, cualquier persona que se dedique al derecho y más aún, cualquiera que se precie de ser católico, no puede en ningún caso detenerse a considerar la "despenalización" del aborto. Jurídicamente, nuestra Constitución considera que
todos tenemos derecho a la vida (y los demás que vienen con ella, como la dignidad, honor, etc.)
desde el momento de la concepción. No hay argumento ni excusa para dar vuelta este hecho. Nuestro país asumió desde su conformación una serie de valores como los que nosotros, los católicos, profesamos en nuestra fe. No hay opción.
Lo que sí existe en nuestro código penal son los casos de no punibilidad del aborto cuando sea practicado por un profesional de la salud y el embarazo sea fruto de una violación contra una mujer "bobo o demente" (textual del art. 86) o bien cuando el embarazo ponga en riesgo la vida de la madre.
Ahora bien, lo que es necesario aclarar es el término "no punible". Ésta frase no es equivalente a "no es delito". El delito de aborto está igual, sólo que no se aplicará pena, en razón a que en estos casos extremos, el Estado como comúnmente se dice, no puede exigirnos ser héroes. Para clarificar, pongo otro ejemplo: si hay dos naúfragos en el mar y una tabla que sólo puede sostener el peso de uno de los dos, si uno de ellos toma la tabla y decide salvarse, es lógico que provoca la muerte del otro. La muerte está, pero el Estado (formado por seres humanos) dice: en estos casos extremos, determino que hay delito, pero yo no puedo castigarte con pena por querer salvar tu vida. Son casos en que el castigo queda librado a Dios y la acción, a la conciencia de cada persona.
Repito, ésto no es igual a que el Estado declare que el aborto o el homicidio están legitimados. Nada más lejos que eso.
Hasta acá, la explicación que intento dar desde lo jurídico o desde lo estatal. Desde lo personal, estoy en contra del aborto
SIEMPRE.Para terminar, sobre el caso del aborto que pone en peligro la vida de la madre, quisiera contarles también una historia real: una mujer fue diagnosticada con una enfermedad (trombosis recurrente debido a una producción anómala de plaquetas en la sangre) por la cual estaría impedida de tener más hijos.
Ella había tenido uno y luego, 14 abortos espontáneos o naturales al cabo de casi 20 años. O sea, estaría incapacitada biológicamente para tener otros hijos. Los médicos, sin embargo, le dijeron que si excepcionalmente llegara a darse el caso de que quedara embarazada, debía concurrir urgentemente a practicarse un aborto terapéutico.
Seis años después de ese episodio, la mujer observó que no tenía su período e inmediatamente acudió al médico. Se le aseguró que todo estaba normal y que, debido a que ya tenía 43 años, lo más probable es que se tratara de menopausia. Sin embargo, cada día esa mujer se sentía peor: hipertensión, pérdida de peso de hasta 30 kg, dolores terribles, etc. Ella siguió, sin embargo, acudiendo a muchos médicos pero nadie sabía qué tenía: le practicaron análisis de sangre, biopsias de útero hasta que un día, su hijo (su único hijo que ya contaba 23 años) la encontró en su casa desfalleciente. La llevó al hospital, donde la atendió un doctor que le soltó a boca de jarro que probablemente tuviera un cáncer incurable de estómago y llamó a un gastroenterólogo para que la viera enseguida. El gastroenterólogo llegó al rato, la atendió con cariño, la revisó y le mandó urgentemente una radiografía. Una hora después, la desazón y amargura se convirtió en alegría: su "problemita" era que estaba embarazada de ¡ocho meses!.
Ante tal milagro, la mujer se llenó de gozo y pasó los últimos 30 días internada, esperando a su bebé: recién ahí su pancita comenzó a crecer y su bebé a moverse. Los médicos estaban seguros que no sobreviviría al parto, pero ella puso su fe en Dios. Ella sabía que viviría para criar a su hijita (porque además, Dios le enviaba una mujercita que ella tanto había deseado).
Hoy, esa señora está por cumplir 75 hermosos años. Es mi mamá. Y no hay día en que no le agradezca a Dios por su salud, por mi vida y por Su Voluntad que dispuso todo de manera tan perfecta para que ella no se condenara.
Espero que sepan disculpar la extensión de mi post
Bendiciones,
Eugenia