por we-are-one-body » Mar Jul 03, 2012 12:52 am
Hola Ropastor,
Si me he animado a escribirte, es porque ya antes he visto mensajes que publican otros homosexuales, más pendencieros, que suelen alegar la incomprensión hacia ellos de parte del resto; ello puede dar la impresión (ciertamente equivocada), de que todos los que padecemos esa tendencia desordenada, somos un grupo incapaz de asumir el mensaje de Cristo; lo que podría desanimar a otros homosexuales que están dudando (como de hecho, fue mi caso). A mí me hubiera gustado, en su momento, que alguien me dijera: "Soy homosexual, como tú, y tengo algo qué decirte"; por eso guardo la esperanza de que mis palabras puedan hacer algún eco en tu corazón. De cualquier forma, creo que nadie puede acusarme de no saber de qué hablo.
Al escribirte, trato de mirar hacia atrás y descubrir el camino que me trajo a donde estoy ahora, para ver si soy capaz de señalártelo; pero sé (lo tengo muy claro), que todo ha sido Gracia del único Dios por quien se vive; mal andaría si creyera que he llegado aquí por mis propios méritos o por mi propia lucha; sé que ningún ser humano es capaz de llegar al Evangelio, como si se tratará de un silogismo: con puro esfuerzo de la razón. Te hablo así, porque asumo que compartes lo básico de la doctrina, pues también sé que otro podría decirme que lo que realmente hago, es anular mi razón y dar un asentimiento ciego a la Fe. Si te das cuenta, intento anticipar lo que pudieras pensar, si no para aclararlo, al menos sí para que quede constancia de que es algo que HE PENSADO; pero ¿te daré también una respuesta sobre eso? Creo que no tendría ningún fruto, ya que estaría cayendo en el error de "argumentar" mi Fe, reduciendo todo esto a un simple debate intelectual. Si es lo que has venido a buscar, mucho me temo que la respuesta definitiva, la que calme tu corazón, ¡aún está tan lejos!. Pero ánimo, pues te aseguro que YO MISMO he pasado por eso; y SÍ, todo tiene una respuesta racional y plenamente satisfactoria; SÍ, la Fe en Cristo es creíble, con mucho; la Fe NO ES IRRACIONAL; pero, hermano, con toda caridad te digo que en estos momentos no estás pensando conforme a la razón (Lo sé, pues recuerdo estar en tu lugar).
En el mensaje anterior, te cité unas palabras de Cristo que me perturbaron mucho; te cito otras: "El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama"; "En verdad os digo, todo el que comete pecado es esclavo"; "El que quiera salvar su vida, la perderá, más el que por Mí la pierda, la encontrará"; "El que quiera seguirme, cargue su Cruz y sígame"; y muchos otros del mismo talante. Ahora te pregunto, ¿Tú crees que haces bien? ¿Que crees bien? ¿Que haces la voluntad de Dios o la tuya?; más aún, ¿Crees en el pecado? Si no, ¿Para qué quieres a Cristo? ¿Qué te ofrece Él que no te ofrezca, por ejemplo, el Budismo? Te lo voy a decir claro: Los católicos creemos, primero, en Cristo, Salvador del Mundo y del hombre; creemos en el hecho histórico de su muerte y de su resurrección, en el hecho salvífico. Es un error gravísimo suponer que el cristianismo es una mera serie de valores compartidos, como la solidaridad, la tolerancia y el amor, etcétera; ¿No ves que esos valores, que son simplemente relativos, cuando se oponen al anuncio del Evangelio, se oponen a la Verdad y se convierten en instigación a la idolatría? Antes he clasificado al "amor" como un valor relativo: me refiero al amor, como tú lo entiendes; no al Amor, que es Dios; ya antes has dicho que en la relación homosexual existe amor: ¡es cierto! En la tendencia homosexual existe amor, que es destello y sombra del Amor que ansiamos; ese amor, con minúsculas, sólo trae insatisfacción y soledad, es un espejismo, no es el Amor; sin embargo, (y aquí hablo por mí, sin referencia a la Doctrina de la Iglesia), creo que incluso en el pecado, hay un núcleo de valor y sentido, que al menos por oposición y negación, señalan hacia la Verdad. De ninguna manera digo que el pecado sea bueno o aceptable, sino más bien afirmo que es una búsqueda desesperada del hombre por su felicidad, en medio de la oscuridad: incapaz de ver y ciego como un topo; creo que el pecado es una trágica realidad en que se desvela la lucha del hombre por ser feliz lejos de Dios.
Déjame narrarte un cuento árabe que leí hace algunos años; lo cito de memoria, así que disculpa mi pésima prosa: Erase una vez cierta avecilla que se alimentaba de gusanos del desierto; para conseguir su alimento tenía que rascar las arenas hirvientes con su pico, por muchas horas, hasta que encontraba un mísero gusano que le servía de alimento. Esta ave siempre se quejaba de su realidad: pasaba hambre, tenía que esforzarse mucho para conseguir algo de comida, y lo peor de todo, ¡odiaba tanto el sol ardiente de Arabia!
En cierta ocasión en que sobrevolaba por las dunas, vio que se había instalado un mercado en medio de la nada, cosa increíble, porque se trataba de un desierto; así que atraído por la curiosidad descendió y se acercó: vio mercaderes que ofrecían toda clase de chucherías; y entonces escuchó que alguien pregonaba a lo lejos, en otra parte el mercado, "¡gusanos por plumas, gusanos por plumas!". Fue hacía el origen de ese anuncio tan raro y lo que vio le dejó maravillado: una tienda con un escaparate de cristal, en que se exhibían gusanos de todos los colores, rechonchos y jugosos. El mercader, viendo que el ave estaba interesada, le acercó una bandeja llena de tan rico manjar y le dijo "este es mi negocio: gusanos por plumas, dame una de tus plumas y yo te daré gusanos". El pajarito lo pensó: "¿Tiene algo de malo? ¿Acaso no es una oportunidad de obtener una comida tan suculenta y distinta de los gusanos insípidos del desierto, que consigo con tanto trabajo? ¡Y además tengo muchas plumas!"
Los argumentos eran contundentes, así que sin pensarlo más se desprendió una pluma y la extendió al mercader, quien la tomó y le bajó la bandeja: ¡el ave se sació completamente y se fue tan contenta! A los pocos días regresó (ese tipo de aves no comen a diario) creyendo que era tanta su mala suerte, que seguramente el mercado del desierto ya se había ido. De todas formas regreso y sobrevoló el rumbo, y grande fue su alegría al divisar el mismo curiosísimo mercado, con tanta gente comprando y vendiendo. Buscó otra vez la voz "¡gusanos por plumas!" y ya sin pensarlo, compró los gusanos que le servirían de alimento para ese día. Así pasaron muchas semanas y el ave se sentía tan afortunada: ya casi había olvidado lo que era buscar por horas debajo de los ardientes rayos del sol. Pasaron dos y tres meses y... de pronto, le cruzó por la cabeza la idea de que, tal vez, le estaba costando un poco más de trabajo volar; era algo insignificante, incluso creyó que muy probablemente era su imaginación y ni lo pensó mucho. Pasaron ya seis meses de que el ave se alimentaba sólo de los gusanos del mercader, y a esas alturas difícilmente podía negar que se le estaba complicando volar; pensó que necesitaba ejercicio y, por cada vez que regresaba con el mercader, se decía que sería la última vez, pues se dio cuenta de que buscar su alimento le ayudaba a mantenerse en forma; pero ya no era tan fácil: había engordado y le costaba volar, así que la sola idea de un empezar a buscar su alimento de nuevo, le hacía imaginar una empresa titánica y muy por encima de sus fuerzas.
Así que casi se vio sin opción: seguir alimentándose de los gusanos del mercader; después de todo aún tenía muchas plumas; decidió muy firmemente que volvería a buscar su alimento y se dijo para sí mismo que haría el propósito de ponerse un tiempo límite, como para disfrutar a conciencia sus últimos días de "buena vida". Después de todo, había reconocido su problema y estaba por empezar un régimen muy estricto de dieta y ejercicio.
Pasaron así algunas semanas más y ya cercano el término en el que se había propuesto regresar a buscar su alimento, sintió hambre y regresó con el mercader; se dijo para sus adentros, con tristeza, que era una de las últimas veces y estaba pensando en aplazarlo un poco más, después de todo, ¿qué eran una o dos semanas más? ¿qué eran tres o cuatro plumas más? Eso pensaba cuando se quitaba la pluma para hacer la transacción; el mercader (quien, por cierto, al ave le parecía una persona muy simpática y casi disfrutaba de su compañía); digo, que el mercader le extendió su bandeja y el ave de nuevo comió y se sació. Se limpió el pico como suelen hacerlo los pájaros, frotando su pico en una madera, y se preparó para volar. Pero algo terrible ocurrió: ¡no pudo elevarse!, ponía todo su esfuerzo, tomaba impulso y saltaba, pero no alcanzaba a volar, sino que caía al suelo; lo intentó dos, tres y diez veces; ya estaba muy cansada y la última vez que cayó, se quedó revoloteando en el suelo como si estuviera herida, ante la mirada complacida del mercader. El corazón del ave latía con mucha velocidad y todo lo que pasaba por su cabeza era lo tonta que había sido y cómo haría para irse, qué sería de ella ahora, que estaba expuesta a ¡tantos peligros!. Eso pensaba casi al punto del llanto cuando el mercader se acercó, la tomo delicadamente del suelo y encerró al ave en una jaula oxidada y sucia, mientras le decía: "querida, este es mi negocio: plumas por gusanos". El mercader con la jaula en sus manos, hizo un movimiento con su brazo y se cubrió con su capa, convirtiéndose en un demonio; entonces se esfumó junto con todo el mercado. Y ahí, donde había estado por varios meses, sólo quedó el desierto, como antes.
La historia es muy profunda y tiene varios elementos. Entre ellos, el dilema sobre la libertad; algo creo que es innegable: todos los que existen quieren el bien, entendido éste como lo que nos hace felices. Nadie quiere el mal, nadie puede quererlo. Incluso cuando alguien elige el mal a sabiendas, no lo hace por lo que tiene de malo, sino por el bien inmediato que le significa. Quien elige lo malo (lo peor que te puedas imaginar), aún sabiendo que es malo, no lo elige por la deformidad o fealdad del acto, sino por el bien inmediato que le representa satisfacer una pasión.
Pero el bien también tiene una jerarquía; hay bienes mayores que otros; hay bienes (realidades) que, en relación con nosotros, no pueden ofrecernos nada más que males. Pero para verlo hay que oír la verdad. La verdad es aquello que nos muestra los entes tal y como son, de tal forma que no tomemos lo bueno por lo malo, ni lo malo por lo bueno; ahí se hace claro que el hombre libre es sólo aquél que elige el bien, y es tanto más libre mientras elige mayores bienes (recuerda que nadie quiere el mal, y no sería libre aquél que, por mala inteligencia, eligiera un mal bajo la apariencia del bien). Ahí resuenan las palabras de Cristo: "La verdad os hará libres"; "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida". Como dijo Juan Pablo II, "al contacto con Cristo despunta la Vida, lejos de Él, sólo hay oscuridad y muerte."
Cristo existe, es Dios, ha venido y nos ha traído una buena nueva. Nos ha dejado una Iglesia, que es columna y fundamento de la Verdad. Todo lo que Él ha dicho y lo que nos ha dejado, es Real y Efectivo. Creemos en un Dios que está presente y actuante en su Iglesia. Nos lo ha prometido: "Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". Si sólo quieres del Evangelio lo que a ti te parece, ¿Por qué no eres consecuente? ¿Qué te impide darle la espalda al resto del anuncio? ¿Por qué mejor no haces lo que te venga en gana? ¿Que quieres de Cristo? ¿Los valores? ¿Los principios? ¡Tómalos del budismo, del platonismo, de la filosofía ética, que también ahí están y ante el mundo tienen mayor prestigio intelectual! ¿Por qué insistes en cargar sólo los pedazos de un anuncio respecto del cual Cristo fue claro: o conmigo, o contra mí? y si dices que no confías en la Iglesia y crees que ha deformado el mensaje, ¿Por qué entonces sí confías en lo poco? ¿Quién te ha presentado a Cristo? ¿Quién te ha bautizado? ¿Quién te lo ha predicado? ... ¿No es acaso una locura?
Te he dicho que soy homosexual, como tú. No sé que piensas de mí. ¿Me reprimo? ¿Tengo una máscara que ni yo sufro? ¿Es sólo cuestión de tiempo para que mi naturaleza se imponga? ¿Soy homofóbico? ¿Soy profundamente infeliz? ¿Soy ciego? ¿Enajeno mi libertad por una fantasía? ¿Soy persona ue dice mentiras?... Incluso, ¿será posible que no sea realmente homosexual, sino que simplemente atravesé por una confusión que ahora, en mi edad adulta, se está disipando? Quien no quiere ver se planteará mil excusas que van a explicar por qué tomo la postura que tomo. Pero te lo digo yo: soy homosexual; no he sido feliz ni lo soy viviendo con esta tendencia, y eso va mucho más allá del presunto rechazo social o de una "asimilación del superego", en términos freudianos. Amo a Cristo y le busco, pues Él sí me hace feliz.
Por lo que se refiere al lado clínico de la homosexualidad, te aseguró que no es normal; es un desorden de relativamente fácil explicación; ahí está la contradicción con el mundo: ¿Creerle a la Iglesia? ¿A esos supuestos psicólogos tan evidentemente consumidos por los "prejuicios de la religión"? ¿No es más creíble el mensaje tranquilizante y sobrio de la O.M.S.? ¿De la A.P.A.? Después de todo ellos no apelan a una autoridad divina... ¡Es una locura!
No tengo mucho más que decirte. Solo que TODO tiene una explicación lógica y convincente, que la Fe en Cristo no significa confiar ciegamente y decir sí porque sí; que con sinceridad y la ayuda de Dios, puedes entenderte y descubrir en el camino que la Iglesia nos propone, un itinerario hacia el Bien, la Verdad y la Libertad; puedes comprender y ver, con la ayuda de Dios, como "el mundo" ofrece un mensaje plagado de mentiras. También, sobre tu aspiración de ver a una Iglesia que acepte la homosexualidad en sus fieles y que los anime a vivirla plenamente; eso, hermano, NUNCA va a pasar. Hace muchos años, cuando era reciente el debate público en España sobre los matrimonios y la adopción por parte de parejas homosexuales, un diario laicista publicó una crónica imaginaria parodiando el perdón que Juan Pablo II había pedido por los pecados de la Iglesia; ese periódico publicó algo así: en el 2050, el Papa sale con su marido al balcón de San Pedro, imparte la bendición Urbi et Orbi, se besa en la boca con su "esposo", y pide perdón por el rechazó de la Iglesia a los homosexuales en los años anteriores.
Bien, la Iglesia es la guardiana de la Fe que Cristo le ha entregado; por eso, sí algún día ocurre lo que ese diario conjeturó, puedes estar seguro de que, o bien Cristo no es, o que esa iglesia es falsa. Eso es algo MUY obvio para cualquier católico decentemente formado. También pienso que, probablemente, nuestra generación llegué a ver una apostasía así, que pudiera tranquilizar a los que se aman a sí mismos más que a la Verdad que viene de Dios. En todo caso, recuerda que eso está profetizado por el mismo Cristo. Lo que puedes tener por cierto es esto: la Iglesia Católica, la única y verdadera Iglesia de Cristo, seguirá proclamando la misma Verdad que el Divino Maestro le entregó, con la ayuda del Espíritu Santo y bajo la guía del Vicario de Cristo. Podrán imponer un Papa, podrán desalojar los Palacios Apostólicos y predicar desde ellos la mentira, podrán engañar a muchos. Pero siempre habrá una Iglesia Visible, que celebre los Sacramentos, sobre la cual las puertas del Infierno no prevalecerán, y esa Iglesia seguirá llamando a los pecadores a la conversión, hasta el día del Juicio, sin condescender ni quitar una coma al depósito de la Fe.
Que Dios te bendiga.
PD. Disculpa los errores del mensaje, es tarde y lo voy a enviar sin revisar; también, a veces la computadora no reconoce ciertas palabras y las modifica. En cualquier caso, confío en que se mantendrá inteligible.