Estimada en Cristo karinita:
Bueno, el asunto no tiene una respuesta simple.
Si la pregunta la dejamos a nivel de si tus malos deseos pueden producir, digamos, un accidente o una enfermedad en el sentido de ser la causa que la produzca directamente, casi como si fuera un maleficio mágico, pues por supuesto podemos responder de manera completamente segura que nuestros pensamientos NO pueden tener ese efecto.
Pero, por otra parte, podemos considerar lo que puede ocurrirle a una persona a la que le digamos abiertamente que nos desagrada, que no la queremos y que desearíamos que algo malo le pasara. Qué tanto le puede o no pasar a alguien que descaradamente le digamos eso es muy variable y depende de muchísimos factores: qué tanto le importemos nosotros mismos y nuestras opiniones a la persona, qué tanta madurez e inteligencia emocional tenga, etc. Si, en estas circunstancias podría haber algún efecto, NO directo, pero si podría lograrse que la persona cayera en un estado de tristeza o depresión y eso a su vez tuviese otro tipo de consecuencias. Pero, por otra parte, para que esas consecuencias fuesen importantes se trataría de situaciones muy extremas, por ejemplo, que un novio/esposo le dijera a su novia/esposa que ya no la ama; o que un niño pudiera percibir con claridad que sus papás no lo quieren y lo rechazan. Fuera de esos casos tan extremos, la verdad es que si alguien, incluso verbalmente y de manera directa nos dijera que no nos quiere o que nos desea un mal, pues a menos de que exista un inmadurez afectiva muy servera, lo más que alguien puede producir por ese medio es una molestia o un enojo momentáneo. Incluso en un caso también extremo en el que, por ejemplo, un jefe le dijera a su subordinado que le cae mal y que hará todo lo que pueda para lograr correrlo o destruir su carrera profesional, pues el subordinado, con un mínimo de madurez, puede entender que no se debe quedar atrapado en esa amenaza, sino tiene otras instancias a las que puede recurrir en la organización y que le pueden apoyar en contra de esa acción abusiva. Por tanto, insisto, salvo los casos de fuerte involucramiento o inmadurez emocional como los que hemos citado; aún ante una delcaración directa, la reacción de la persona a un mal deseo irá simplemente desde un enojo pasajero hasta la completa indiferencia.
Así pues, si bien las personas podemos percibir de la actitud y de los deseos de otros hacia nosotros más de lo que se nos dice de manera verbal y directa, la verdad es que es muy, muy dificil que por ese medio logremos afectar a alguien siquiera al nivel que lo lograríamos afectar mediante una declaración de enemistad verbal y directa. Y si tal declaración difícilmente podría tener un efecto significativo en la persona, pues mucho menos una actitud o pensamiento que no logre expresarle las malas intenciones con esa misma claridad.
Entendámonos: es común que, en una situación difícil, muchas personas tomen una actitud de apoyo que no siempre se manifiesta en acciones directas o palabras y, sin embargo, de algún modo logramos percibir que ciertas personas nos apoyan y eso nos da ánimos para soportar las situaciones difíciles y buscar soluciones a los problemas. Pero, por supuesto, NO ES que esa actitud de simpatía y apoyo que otros nos da EN SÍ MISMA "mágicamente" resuelva nuestros problemas. No, simplemente nos ANIMA a ver las cosas con más objetividad, buscar mejores soluciones y tener más fuerzas para resolverlos nosotros mismos. Pues entonces no mucho más que eso puede ocurrir si alguien, en vez de una actitud de apoyo y simpatía, tiene hacia nosotros una actitud de enojo, menosprecio o malos deseos. Lo más que esa persona podrá lograr es que no nos sintamos tan animados. Pero así como podemos resolver nuestros problemas sin necesidad de contar con el apoyo moral de todos los que nos rodean; asi también es muy difícil que no contar expresamente con el apoyo de alguien en particular pueda "derrumbarnos" y evitar que hagamos las cosas bien, produciéndonos males importantes (salvo, ya lo dijimos, los casos de fuerte involucramiento o de franca inmadurez emocional, pero eso es otra cosa).
En resumen, podemos estar tranquilos: desearle males a la gente normalmente no producirá de ninguna manera que a esas personas "les vaya mal", la verdad es que no somos tan importantes como para producir ese efecto en todos los que nos rodean. Claro, si uno es el goleador de la selección nacional, y con el solo fin de molestar a los demás, estando solo frente al marco contrario listo para anotar el gol del triunfo en la final del mundial, ahi decide uno entregarle el balón a un jugador enemigo en vez de meter el gol, pues si, es posible que asi si pueda uno producir enojo y frustración significativos en mucha gente, he, he.
Pero normalmente nuestros pensamientos y acciones de hijo-de-vecino-convencional no suelen tener ese efecto en los que nos rodean.
Asi pues, a la única persona que en condiciones normales afectaremos de manera significativa con nuestros malos deseos y pensamientos es a nosotros mismos, porque evidentemente tales deseos y pensamientos no son precisamente el ideal del tipo de acciones que Cristo nos pide y que nos ayudan a permanecer unidos a Él y conseguir de Él mismo nuestra Salvación.
De esta manera, salvo que de verdad seamos un padre desobligado que no quiere a sus hijos y se los demuestra continuamente con todos sus pensamientos y acciones, o cosa parecida; en general nos podemos olvidar completamente de cualquier obsesión que nos sugiera que estamos produciendo males a otros con nuestros pensamientos.
Si a veces nos parece que tales cosas "se demuestran" y "coinciden" con problemas en la realidad, pues debemos entender que a todos a veces nos va bien y a veces nos va mal, y en un mismo día nos pueden pasar cosas significativamente buenas y cosas significativamente malas, y que incluso lo que en un primer momento nos pareció malo, puede llevar a consecuencias que al final nos damos cuenta que son buenas, y a la vez lo que en un primer momento pareció un bien claro y evidente, cuando todas sus consecuencias se revelan nos podemos dar cuenta de que en realidad no era tan bueno.
Y asi, si lo que queremos ver son males o bienes en la gente, y nos dejamos obsesionar por ello, pues seguro tendremos material más que de sobra para lograr ver lo que queremos ver, pues, si no cuidamos a nuestra mente y buscamos de manera activa la objetividad y la verdad, nuestra mente es extraordinariamente buena para "filtrar" la información que le interesa, y eso, cuando existe una obsesión por querer ver una "demostración" de algo, suele significar que nuestra mente no verá y recordará sino la evidencia que parece reforzar la hipótesis que nos hemos planteado. Tendiendo a desechar como irrelevante la información que, de un modo u otro, desmiente esa hipótesis.
En fin, si el asunto se está saliendo de tu control, si piensas demasiado en estas cosas que no te deberían preocupar y no sabes cómo evitarlo, pues si es bueno que busques ayuda y apoyo. No necesariamente tienes que ir a un hospital psiquiatrico a declarar que requieres un internamiento de emergencia, muy probablemente buenos consejos de alguna persona que te ayude a ver las cosas -como podría ser un buen sacerdote- con objetividad te ayudarán mucho, y quizá sean suficientes para superar tu problema, y de lo contrario, ya irás escalando la ayuda de acuerdo a tus necesidades reales.
Pero quizá lo más importante en todo esto, es recordar que las obsesiones no tienen razón de ser y que la mejor forma de combatirlas es ignorando la atención que nos demandan. Y esto aplica tanto a los comportamientos obsesivos que nos generamos nosotros mismos, como a las verdaderas tentaciones obsesivas que nos vienen de fuera.
Que Dios te bendiga.