hectorlugo escribió:Hechos 15. Galatas 2
de ninguna forma estamos anulando el hecho de que la palabra de Dios antes de escribirse no fue predicada o revelada a sus apostoles y profetas ..
Entonces aquí estamos de acuerdo. Más aún, cuando los apóstoles murieron, el testimonio de la palabra de Dios continuó siendo siendo predicada por sus sucesores. De manera tal que, cuando finalmente se conformó la Biblia, esta predicación de los sucesores de los apostoles continuó siendo testimonio de palabra de Dios, junto con la Biblia, al mismo nivel, sin contradicciones entre Ellas. Muestrame algún argumento bíblico que diga que luego de que se escribiera la Biblia, el testimonio de la palabra de Dios predicada de viva voz dejó de serlo! Además de que no existe argumento bíblico, es ilógico o irracional pensar que el testimonio de viva voz de la palabra de Dios deje de serlo porque haya surgido el testimonio escrito de la palabra de Dios (la Biblia).
hectorlugo escribió:todo el asunto jira en que lo escrito es lo mismo que lo a ellos revelado y lo mismo que predicaron ..
no algo diferente ejemplo...
jesus ordeno que cuando oraras lo hiucieras al padre celestial
ustedes al primer muerto que les haga un favor ..
ves ,???
no es lo mismo
La Iglesia Católica, desde su fundación por Jesús, siempre ha predicado lo revelado por Dios por ambas vías: Tradición y la Escritura. Ambas son el testimonio de Jesús, uno oral y otro escrito. El ejemplo que pones es cuestión de inadecuada interpretación de las Escrituras. Si nos ponemos literalistas, en base a lo que dices, tampoco debemos orarle a Jesús, porque sólo se debe orar al Padre Celestial. Te puedo mostrar muchas citas bíblicas que apoyan la intercesión de los santos:
Mat 22, 31-32 "...¿no habéis leído lo que Dios ha dicho: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos".
Pro 15, 29 "Lejos de los impíos está Yahvé, mas oye la oración del justo".
Stgo 5.16 Recen unos por otros para que sean sanados. La súplica del justo tiene mucho poder con tal de que sea perseverante.
Hebreos 12, 1 Innumerables son estos testigos que nos envuelven como una nube (refiriéndose a los santos mencionados en Hebreo capítulo 11).
Jer 15.1 Y me dijo Yavé: Aunque Moisés y Samuel vinieran en persona a rogar por este pueblo, mi corazón no se compadecería de él. ¡Echalos de mi presencia, que se vayan lejos!
Ap 6, 9-10 Cuando abrió el quinto sello, divisé debajo del altar las almas de los que fueron degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que les correspondía dar. Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: «Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?»
Ex 32, 11-14 Moisés suplicó a Yavé, su Dios, con estas palabras: «Oh Yavé, ¿cómo podrías enojarte con tu pueblo, después de todos los prodigios que hiciste para sacarlo de Egipto? 12 ¿O quieres que los egipcios digan: «Yavé los ha sacado con mala intención, para matarlos en los cerros y suprimirlos de la tierra»? Aplaca tu ira y renuncia a castigar a tu pueblo. Acuérdate de tus servidores Abrahán, Isaac y Jacob, y de las promesas que les hiciste. Pues juraste por tu propio Nombre: «Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu raza la tierra que te prometí, para que sea de ellos para siempre.» Así, pues, Yavé renunció a destruir a su pueblo, como lo había anunciado.
Lc 15, 3 De igual manera, yo se lo digo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte.»
Ef 1, 19-20 y la fuerza incomparable con que actúa a favor de los que creemos. Es la misma fuerza todopodedora que actuó en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos y lo hizo sentar a su derecha en la morada celestial, por encima de todo Poder, Autoridad, Dominio, Soberanía, por encima de todo poderío que se pueda nombrar en este mundo y en el otro.
Heb 12, 22-24 Ustedes, en cambio, se han acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles, a la asamblea en fiesta de los primeros ciudadanos del cielo; a Dios, juez universal, al que rodean los espíritus de los justos que ya alcanzaron su perfección; a Jesús, el mediador de la nueva alianza, llevando la sangre que purifica y que clama a Dios con más fuerza que la sangre de Abel.
Efesios 3, 14-15: “Pensando en todo esto, doblo las rodillas en presencia del Padre, al que se refiere toda “patria” o FAMILIA en el cielo o en la tierra.”
1 Cor 12, 26-27 Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro recibe honores, todos se alegran con él. Ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno en su lugar es parte de él. En primer lugar están los que Dios hizo apóstoles en la Iglesia; en segundo lugar los profetas; en tercer lugar los maestros; después vienen los milagros, luego el don de curaciones, la asistencia material, la administración en la Iglesia y los diversos dones de lenguas.
1 Pedro 3, 18-20: “Pues Cristo murió una vez por el pecado y para llevarnos a Dios, siendo ésta la muerte del justo por los injustos. Murió en su carne, y luego resucitó por el Espíritu. Entonces fue a predicar a los espíritus encarcelados; me refiero a esas personas que se negaron a creer en tiempo de Noé, cuando estaba por acabarse la paciencia de Dios y Noé ya estaba construyendo el arca. Pero algunas personas, ocho en total, entraron al arca y se salvaron a través del agua.”
1 Pedro 4, 6: “Pues no sin razón el Evangelio ha sido anunciado a muchos que han muerto; si bien en cuanto seres humanos han recibido la sentencia de muerte, a través del Espíritu viven para Dios.”
1 Pedro 1, 3-4: “Su poder divino nos ha dado todo lo que necesitamos para la vida y la piedad, en primer lugar el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su propia gloria y fuerza. Por ellas nos ha concedido lo más grande y precioso que se pueda ofrecer: ustedes llegan a ser partícipes de la naturaleza divina, escapando de los deseos corruptores de este mundo.”
Ap 6, 9-10 “Cuando abrió el quinto sello, divisé debajo del altar las almas de los que fueron degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que les correspondía dar. Se pusieron a gritar con voz muy fuerte: «Santo y justo Señor, ¿hasta cuándo vas a esperar a hacer justicia y tomar venganza por nuestra sangre a los habitantes de la tierra?»
Ap 8.4 Y la nube de perfumes, con las oraciones de los santos, se elevó de las manos del ángel hasta la presencia de Dios.
Ap 5.8 Lo mismo hicieron los veinticuatro ancianos que tenían … copas llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.
Hebreos 12, 1 Innumerables son estos testigos que nos envuelven como una nube (refiriéndose a los santos ya muertos mencionados en Hebreo capítulo 11).
Tob 12.12 Cuando tú y Sara rezaban, yo presentaba tus oraciones al Señor. (Así le hablabe al Angel Rafael a Tobías y Sara).
Ap 5.8 Lo mismo hicieron los veinticuatro ancianos que tenían … copas llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.
Ap 8.3 Se le dieron muchos perfumes: las oraciones de todos los santos que iba a ofrecer en el altar
de oro colocado delante del trono.
1 Samuel, 28, 12-14: Cuando la mujer VIO A SAMUEL lanzó un grito. Dijo a Saúl: «¿Por qué me engañaste? ¡Tú eres Saúl!» El rey le dijo: «No temas. ¿Qué viste?» La mujer dijo: «VEO A UN SER SUPERIOR que sube desde lo profundo de la tierra». Saúl preguntó: «¿Cómo es?» Ella respondió: «El que sube es un anciano, envuelto en su manto». SAUL COMPRENDIO QUE SE TRATABA DE SAMUEL, se arrodilló, la cara contra el suelo y se inclinó.
Lucas 9, 28-33:
“Unos ocho días después de es tos discursos, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan y subió a un cerro a orar. Y mientras estaba orando, su cara cambió de as pecto y su ropa se volvió de una blancura fulgurante. Dos hombres, que eran MOISES Y ELIAS, CONVERSABAN CON EL. Se veían en un estado de gloria y hablaban de su partida, que debía cumplirse en Jerusalén. Un sueño pesado se había apoderado de Pedro y sus compañeros, pero se despertaron de repente y VIERON la gloria de Jesús y a LOS DOS HOMBRES QUE ESTABAN CON EL. Como éstos estaban para irse, Pedro dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno que estemos aquí! Levantemos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» Pero no sabía lo que decía.”
2 Re 13.21 Tiraron el cadáver al sepulcro de Eliseo …, pero el hombre, al tocar los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso de pie.