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1 Juan Pablo II definió infaliblemente que las mujeres no pueden ser sacerdotes.

2 Cristo y su Iglesia tienen una relación análoga a la de marido y mujer, actuando los sacerdotes in persona Christi, no pueden ser sino hombres.

3 El sacerdocio femenino surge y se defiende en ambientes donde se permiten las uniones homosexuales, es decir, en el estercolero de la corrupción doctrinal.

4 El demonio se partiría de risa si fuera a exorcizarlo una sacerdotisa.

5 Porque imposibilitaría la futura unión con las iglesias ortodoxas orientales.

Lo unico cierto al 100 por ciento es el punto 1, Roma locuta....

Lo que esta definido es que la Iglesia Católica por obediencia a Jesús no puede ordenar a mujeres como sacerdotes.
No es que no quiera, no puede, ya que desautorizaría la clara voluntad de Jesús al respecto.
Mirando a su inteligencia, a su entendimiento, a su voluntad, a sus afectos, nada hay limitante para que una mujer pudiera ser una excelente sacerdote, obispo o Papa. Por ello hay Doctoras de la Iglesia, y ya serán reconocidas más.
Y se puede constatar -así lo pienso- que Jesús destinó para el sacerdocio la parte más débil de la humanidad.
Compárese la desigual presencia de mujeres y hombres, en misas, apostolados, órdenes religiosas.
Y si María llegó a una inigualable cumbre de santidad, es porque partía de la base de una disponibilidad a la fé y a la acción de la gracia, que se da en las mujeres en una abundancia, que sobrepasa a la que se nos da a los hombres.
Enrique