Estimados Ariel, Bystander84 y demás hermanos en Cristo:
No es tanto que necesariamente aumente la gravedad del pecado por su número de veces. Sino que CADA pecado es un ACTO ESPECÍFICO que causa un DAÑO CONCRETO y que, por lo mismo, debe ser perdonado
de manera igualmente específica y concreta.
Pongamos como una analogía sencilla para analizar el asunto a un niño que rompe ventanas jugando.
Si, es verdad, si rompe una sola ventana, bien puede suponerse que la pudo romper en un descuido y por mero accidente. Por el contrario, si ha roto 5 ventanas, bien puede sospecharse que ya no es tan accidental el asunto, sino hay una cierta malicia e intencionalidad expresa de molestar causando ese daño.
Pero, la realidad, es que también puede ocurrir exactamente lo contrario:
Por un lado el niño que rompe una sola ventana, bien pudo romperla no por un descuidado accidente, sino con toda malicia e intención de molestar. Y, por contraparte, también puede ocurrir que el que ha roto 5 ventanas, en realidad no lo ha hecho con intencionalidad y malicia, sino simplemente porque es muy descuidado.
De estos ejemplos resulta obvio que el número de pecados NO ES el criterio único que debe usarse para juzgar sobre la intencionalidad, malicia y, por consiguiente, sobre la gravedad moral de los actos de la persona. Luego entonces, resulta claro que tampoco es esa la única o principal razón (aunque si un motivo entre otros) por la que es necesario confesar el número de pecados.
No, lo que ocurre, siguiendo nuevamente nuestra analogía, es que no es lo mismo decir meramente "rompí ventanas" que "rompí 5 ventanas", porque cada ventana rota es en realidad un daño individual e independiente que debe igualmente ser reparado de manera específica: NO basta comprar 2 ventanas (y eso ya cabe en "rompí ventanas") para reparar el ventanal en el que se han roto 5, sino es necesario ennumerar las 5 para que sean otras tantas las que sean compradas e instaladas, de modo que quede reparado el daño completo.
Por eso es que la Iglesia enseña que:
3. Dado que «el fiel está obligado a confesar según su especie y número todos los pecados graves cometidos después del Bautismo y aún no perdonados por la potestad de las llaves de la Iglesia ni acusados en la confesión individual, de los cuales tenga conciencia después de un examen diligente»,(16) se reprueba cualquier uso que restrinja la confesión a una acusación genérica o limitada a sólo uno o más pecados considerados más significativos. Por otro lado, teniendo en cuenta la vocación de todos los fieles a la santidad, se les recomienda confesar también los pecados veniales.(17)
JUAN PABLO II
CARTA APOSTÓLICA EN FORMA DE «MOTU PROPRIO» MISERICORDIA DEI
SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE LA CELEBRACIÓN DEL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA
Nótese en la parte de "después de un
examen diligente". NO DICE que el fiel este obligado a confesar TODOS los pecados
aunque no los recuerde; NI DICE que el fiel deba auto-torturarse para auto-extraerse de la memoria hasta el último recuerdo de la integridad de su vida de modo que se pueda asegurar que nada le falta o se le olvida; NI DICE tampoco que el fiel este obligado a confesar los pecados YA confesados, pero que no está seguro de haber fallado o no en un leve detalle al confesarlos. Simplemente dice que es obligación confesar en especie y número
TODOS los pecados graves que no hayan sido YA perdonados y que tenga en la conciencia después de un
EXAMEN DILIGENTE. Por consiguiente, NO es necesario caer en el escrúpulo de pensar que, por fuerza debe uno poder contar el número exacto de pecados cuando, por su gran número, o por su lejanía en el tiempo, ese número resulta muy difícil si no es que imposible precisar con exactitud, y que, de no poder precisar el número exacto, pudiera uno no quedar perdonado.
En realidad si el niño rompió muchas ventanas y no logró contar cuantas, bien puede pedir perdón con palabras tales como "rompí muchas ventanas, tantas que no sé cuántas fueron", y con lo cual se le da el perdón de todas ellas (técnicamente eso SI es una confesión en número, aunque el número sea indeterminado, porque da una idea razonable del orden de mangitud del daño), y quien las va a reparar está prevenido de que, o lleva muchas para que seguro no falten, o va primero y las cuenta antes de ir a comprarlas.
Lo que estaría realmente mal es hacer un examen demasiado rápido y superficial (o sea, que no pueda ser descrito como un "examen diligente") en el que fácilmente se pudiesen olvidar o pasar por alto muchas cosas; o, peor aún, el NO CONFESAR o QUERER DISFRAZAR U OCULTAR pecados que en el examen ha quedado claro que son graves y
deberían ser confesados.
Saludos y bendiciones