por tito » Mar Ene 21, 2014 11:20 pm
Empezamos por decir qué significa ser un Patrono o una Patrona.
Es ésta una palabra que procede del derecho romano. El Patrono, en los procesos
judiciales de la ant i gua Roma, era el defensor de los clientes, de los colonos y de los
libertos.
El Patrono tenía que ser un hombre libre, influyente, ciudadano romano, que contaba
con medios para defender a los débiles. Era, por lo mismo, una persona muy importante
y bienhechora, a la cual acudían los necesitados para conseguir su favor en los
tribunales o ante la autoridad.
¿Y cómo pasó este concepto al lenguaje y a la tradición cristiana? Fue nada menos
que San Ambrosio, Obispo de Milán, abogado romano y gran orador, quien aplicó a los
Santos el nombre y la realidad jurídica del Patrono. Ambrosio preguntaba:
- ¿Qué hace un santo en el Cielo ante Dios?
Y se respondía, y enseñaba a los fieles:
- ¿Qué hace en el Cielo un santo? Lo mismo que el Patrono ante el juez o el
Emperador. Pide, suplica, ruega por nosotros, y nos obtiene de Dios los favores que le
pedimos.
Así de sencillo y claro nos explica el Doctor San Ambrosio lo que son para nosotros
esos Santos Patronos: unos intercesores ante Dios, como lo era ante el juez o la auto ridad el Patrono romano. El elegir Patronos nació del pueblo cristiano, costumbre
sancionada después por la autoridad de la Iglesia
¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal;
que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad;
que dan amargo por dulce, y dulce por amargo! Isaías 5,20