se AGREGA
Eso hay que explicarlo bien, Raulalonso, no sea que entiendan el agregado como una amalgama, cosa que no es pues la asunción de la humanidad en Dios no se hace en el plano del tener, sino en el del ser y el único ser de Cristo es el de la persona del Verbo, que es el ser divino. Creo que es más práctico exponerlo con el Símbolo Atanasiano en los puntos en los que trata esto:
28. La fe verdadera consiste en que creamos y confesemos que Nuestro Señor Jesucristo; Hijo de Dios, es Dios y Hombre.
29. Es Dios, engendrado de la misma substancia que el Padre, antes del tiempo; y hombre, engendrado de la substancia de su Madre Santísima en el tiempo.
30. Perfecto Dios y perfecto hombre: que subsiste con alma racional y carne humana.
31. Es igual al Padre según la divinidad; menor que el Padre según la humanidad.
32. El cual, aunque es Dios y hombre, no son dos cristos, sino un solo Cristo.
33. Uno, no por conversión de la divinidad en cuerpo, sino por asunción de la humanidad en Dios.
34. Uno absolutamente, no por confusión de substancia, sino en la unidad de la persona.
35. Pues como el alma racional y el cuerpo forman un hombre; así, Cristo es uno, siendo Dios y hombre.
Luego así podemos entender que en el orden del obrar que sigue al ser la divinidad se escondiera a la humanidad de Cristo de modo que apareciera como abandonada a su suerte en sola naturaleza humana, que supongo que es lo que realmente se ha querido decir con esa frase. Cristo se hace tan humano que decide sentir y sufrir como un hombre su pasión por todo aquello que sabe como Dios (los pecados de los hombres). Y como la divinidad se ha escondido (es esto el misterio real de la pasión) siente esa persona, que es Dios, el dolor y sufre como cualquier mortal siendo impasible e inmortal como Dios que es. En realidad esto ha pasado durante toda su vida salvo en el momento de la transfiguración donde se deja ver cual es el verdadero ser de Cristo.
De este tema hay mucho escrito en los Santos Padres y en las reflexiones piadosas del Pueblo de Dios. El magisterio nos enseña que Cristo es siempre Dios verdadero y hombre verdadero y no puede dejar de serlo en ningún momento.
Sobre la numerología pues es cosa de gustos e inteligencia para desarrollarla que está más en las mentes que conocen que en la misma realidad. Aunque como dice la Escritura, Dios lo ha dispuesto todo con número, peso y medida y por eso tendemos a numerar.