por pattypj » Mar Nov 23, 2010 11:38 pm
¿Por qué el Papa se mete a indicar cuestiones de moral conyugal en lugar de limitarse a enseñarnos las verdades tocantes a nuestra fe y esperanza sobrenaturales?
El papa se mete a indicar cuestiones de moral conyugal en lugar de limitarse a enseñarnos las verdades tocantes a nuestra fe y esperanza sobrenaturales, como lo dijo el papa juan pablo ii que “el magisterio de la iglesia ha sido instituido por cristo el señor para iluminar la conciencia”, y que por eso “apelar a esta conciencia precisamente para contestar la verdad de cuanto enseña el magisterio, comporta el rechazo de la concepción católica de magisterio y de la conciencia moral. El magisterio de la iglesia ha sido dispuesto por el amor redentor de cristo para que la conciencia sea preservada del error y alcance siempre más profunda y certeramente la verdad que la dignifica. Al equiparar las enseñanzas del magisterio con cualquier otra fuente de conocimiento (por ejemplo, la propia conciencia o la opinión de los teólogos) se banaliza el magisterio, y hace inútil el sacrificio redentor de cristo. En cuanto a la autoridad decía el pontífice:
“Ningún fiel querrá negar que corresponda al magisterio de la iglesia el interpretar también la ley moral natural. Es, en efecto, incontrovertible... Que jesucristo, al comunicar a pedro y a los apóstoles su autoridad divina y al enviarlos a enseñar a todas las gentes sus mandamientos, los constituía en custodios y en interpretes auténticos de toda ley moral, es decir, no sólo de la ley evangélica, sino también de la natural, expresión de la voluntad de dios, cuyo cumplimiento fiel es igualmente necesario para salvarse. En conformidad con ésta, su misión, la iglesia dio siempre, y con más amplitud en los tiempos recientes, una doctrina coherente, tanto sobre la naturaleza del matrimonio como sobre el recto uso de los derechos conyugales y sobre las obligaciones de los esposos” .
El magisterio eclesiástico no puede cambiar la doctrina sobre este tema fundamental, aunque los hombres no comprendan su actitud o la rechacen (como de hecho ha sucedido incluso en el ámbito de los teólogos que deberían estar al servicio del magisterio). La iglesia debe estar dispuesta a convertirse en “signo de contradicción”. Escribía pablo vi: “se puede prever que estas enseñanzas no serán quizá fácilmente aceptadas por todos (...) A decir verdad, [la iglesia] no se maravilla de ser, a semejanza de su divino fundador, signo de contradicción, pero no deja por esto de proclamar con humilde firmeza toda la ley moral, natural y evangélica. La iglesia no ha sido la autora de éstas ni puede, por tanto, ser su árbitro, sino solamente su depositaria e intérprete, sin poder jamás declarar lícito lo que no lo es por su íntima e inmutable oposición al verdadero bien del hombre” . “la iglesia, efectivamente, no puede tener otra actitud para con los hombres que la del redentor: conoce su debilidad, tiene compasión de las muchedumbres, acoge a los pecadores, pero no puede renunciar a enseñar la ley que en realidad es la propia de una vida humana llevada a su verdad originaria y conducida por el espíritu de dios” .